Tendencias & Coaching

Tecnología vs. Atletismo

Publicado por
Angel Fernandez
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Vivimos tiempos de gloria para el más viejo y antiguo de todos los deportes, tiempos mágicos en donde las pruebas de asfalto nos están reportando resultados jamás pensados por los amantes de este deporte. Cada fin de semana se celebra un maratón, una media maratón, o un 10 kilómetros en ruta y cada fin de semana, casi sin excepción, los resultados de los vencedores, en ocasiones atletas casi de segunda fila entre los grandes fondistas mundiales, hacen correr ríos de tinta.

Sin ir más lejos, este pasado fin de semana Brigid Kosgei, la joven Keniana que debutó en la prueba de Filipides en el año 2014 en Oporto con una marca  de 2:47.59 y que hasta el año pasado nunca había bajado de 2:20 en la distancia, destrozó el récord del mundo de maratón en la categoría femenina con una estratosférica marca de 2:14:04. Las declaraciones de la Keniana de 24 años de edad aun dejaron más asombrados a las asistentes tras la prueba:

“El 2:10 es posible si se dan las condiciones ideales”

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Kosgei se tuvo que ver muy sobrada de fuerzas tras cruzar la meta para llegara a ser tan rotunda, entre ese subidón y la hazaña de su compatriota Eliud Kipchoge del día anterior en Viena donde convirtió en el primer hombre capaz de correr la distancia de los 42 kilómetros y 195 metros por debajo de las dos horas, hacen de este fin de semana pasado  una fecha muy difícil de olvidar, por las marcas, por sus protagonistas y por su zapatillas…

VaporFly y AlphaFly, las “otras” protagonistas

Es de pensar que cuando un atleta logra un gesta a nivel mundial el protagonista es él. Al fin y al cabo el atletismo, salvo en las pruebas de relevos, es un deporte individual, cada uno da lo mejor de sí mismo y busca su mejor versión, el éxito, el mérito, suele ser del individuo; sin embargo este fin de semana el nombre de Eliud o de Brigid compitió en popularidad con los apellidos VaporFly y AlphaFly, miembros de la firma deportiva con sede en Oregón, NIKE.

A estas alturas no hay una persona del mundillo del atletismo que no conozca estos dos nuevos prototipos, ambos grandes protagonistas de las últimas gestas deportivas en ruta y que tanto están dando que hablar.

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Pero, por si a algún despistado aún le suenan a chino los nombres de los nuevos modelos para competir de la firma estadounidense, vamos a remontarnos al año 2016.

Por aquel entonces la firma deportiva anunció a bombo y platillo un intento, no oficial, para lograr que el ser humano fuera capaz de correr la maratón por debajo de las dos horas: ¿Cómo? Se preguntó mucha gente, los responsables del evento no tardaron en contestar.

Monza, el origen de las zapatillas “mágicas”

Seleccionaron a tres sujetos, Kipchoge, Desisa y Tadesse, tres atletas de talla mundial a los que sometieron a distintas pruebas para comprobar por dónde podrían mejorar sus capacidades fisiológicas. Eligieron un circuito cuyas características fueran las más propicias para que no restara ni un ápice de rendimiento: Monza.

Estudiaron la aerodinámica hasta al punto de llegar a la conclusión de que los atletas deberían ir siempre resguardados para protegerlos del viento y que se desgastaran lo mínimo posible, liebres que entrarían y saldrían siempre para ayudar a los atletas en formación de flecha y un coche con una pantalla que además de protegerlos del viento les marcaría el ritmo con un láser que se proyectaría en el suelo.

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Avituallamientos móviles, cada 2,5 kilómetros con una cantidad calculada de hidratos para cada uno de los protagonistas para evitar la depleción de glucógeno y lograr un óptimo rendimiento a altas intensidades.

Y por último, lo mejor en tecnología deportiva, unas prendas de compresión y unas zapatillas que según los promotores del evento lograrían un ahorro de un 4% de la economía de carrera, algo insólito, a mayor ahorro mayor rendimiento, sobre todo cuanto más larga es la prueba.

Para muchos escépticos, aquel intento de romper la barrera de las 2 horas no era más que una gran acción de marketing destinada a captar futuros compradores unas zapatillas que prometían ser mágicas y lograr lo insuperable.

Aquella carrera llevada a cabo el 6 de Mayo del 2017 en Monza terminó con Eliud Kipchoge cruzando la meta en una marca de 2:00:25, quedándose a 25” de lograr una hazaña hasta la fecha impensable. A partir de ese momento, todo especulaciones: Dopaje, el coche, las liebres, pocos pensaban que esas VaporFly 4% eran las verdaderas causantes de tal gesta.

VaporFly 4% “Elite”

Llegaron las zapatillas mágicas al mercado y al resto de atletas y llegaron las pruebas en ruta del otoño tras la marca estratosférica de Kipchoge en Monza, el Keniano corría el maratón de la Capital Alemana con presagios de récord mundial. Su victoria, aunque incontestable, lo dejó lejos del objetivo y terminó la prueba con un crono de 2:03:32”.

Sin embargo, pronto la gran mayoría de pruebas en ruta empiezan a ser ganadas por atletas que calzan las mágicas zapatillas.

Eclosión de las zapatillas “mágicas”

Mosinet Geremew un atleta que había corrido en Berlín con Kipchoge, gana meses después en Enero del 2018 la Maratón de Dubái con 2:04:00, mejorando su marca por más de 2´.

En una prueba donde de entre los 10 primeros, 8 calzaban la misma zapatilla.

Pero llegó el otoño y con él una nueva edición de la maratón de Berlín. La VaporFly 4% evoluciona y saca un nuevo prototipo, las VaporFly Next. Kipchoge es el elegido para su estreno mundial y hace saltar la banca, cruza la meta en la puerta de Brandeburgo en 2:01:39. rebajando la plusmarca mundial en más de 1 minuto.

Vaporfly Next

La zapatilla vuelve a llegar al público y a los atletas, y todos se lanzan a probar a ver si es tan mágica como cuentan.

En Londres, al principio de este año 2019 Kipchoge vuelve a imponerse, en la que es su cuarta Victoria en el trazado Londinense, lo hace calzando las Next al igual que el segundo y el tercer clasificado, todos ellos por debajo de las 2:03:20, la superioridad de los atletas que llevan esta zapatilla es tal que se empiezan a dar casos de deportistas de otras firmas que empiezan a usarlas de forma camuflada, o que renuncian a sus patrocinadores para poder comprarlas y usarlas a título individual.

La revolución comienza y no se queda solo en el asfalto, en el pasado Mundial de Doha se pudieron ver prototipos de clavos que incorporan la tecnología de la placa de la fibra de carbono y la espuma reactiva que usan estas zapatillas.

Los afectados empiezan a clamar al cielo y piden que la IAAF tome cartas en el asunto e investigue si las zapatillas se ajustan a la normativa, tal es la presión que el organismo anuncia que analizará el uso de estas zapatillas para ver si tienen que tomar medidas y es que cabe recordar que la normativa indica en su artículo 132,2 del reglamento de competición que “los atletas podrán usar zapatillas y que su uso será para darles protección, estabilidad y adherencia pero no pueden estar construidas de tal forma que otorguen a los deportistas una ayuda o ventaja injusta para el resto de competidores “

Si las VaporFly 4% o las VaporFly Next aportan al atleta que las usa una mejora de su economía de carrera, como los estudios sobre las mismas parecen indicar, las zapatillas no están ajustadas al reglamento.

Y en medio de todo este revuelo llega Eliud y anuncia, tras vencer en Londres que volverá a intentar bajar de las 2 horas en Maratón. Al amparo de un proyecto llamado INEOS 1:59 sufragado por el magnate Jim Ratcliffe, el hombre más rico de Reino Unido y al que se le estima una fortuna de 30.000 millones de Euros y que busca con esta estrategia comercial asociar el nombre de su empresa a las grandes gestas deportivas, Kipchoge tiene una segunda oportunidad para hacer historia en el deporte y nuevamente de la mano de su firma deportiva y de una mejora en sus zapatillas, la última evolución que acaba de llegar: las Alphafly.

Una nueva zapatilla lejos de los modelos más comunes usados por los atletas de fondo en ruta, que sigue con la estética de sus antecesoras y que a la diferencia de ellas incorpora, además de la espuma y la placa de carbono unas cámaras en la media suela enfrentadas entre sí para lograr un efecto rebote inmediato, lo más parecido a un muelle, para que todos nos entendamos.

El resultado del reto está en oídos y ojos de todo el mundo, Eliud corrió en 1:59:40 y con una sensación de poder dar más, de ir frenándose, su rictus, su zancada y la posterior celebración en la que no se le vio ni un ápice de cansancio tras correr 42 kilómetros a una velocidad de 21km/h (2:50” el mil) eran el reflejo de que el hombre estaba más fresco que una lechuga, en esas imágenes posteriores de la celebración también se podía apreciar en la pisada de Kipchoge corriendo solo ese efecto rebote de la zapatilla, casi como si lo estuviera catapultando.

¿Son tan mágicas como parecen?

¿Cualquiera que se las ponga correrá a ritmos endiablados sin cansarse? Por supuesto que no, y sino que se lo pregunten a Mo Farah que en Chicago solo pudo correr en 2:09:45 con la misma zapatilla que llevaba el ganador.

Está claro que la tecnología está desbancando al atletismo a un segundo plano y el más noble de los deportes se parece más a la Fórmula 1 donde parece que la tecnología y mejoras de los coches valen más que las manos y pericia de los pilotos y para muestra un botón:

Kipchoge y Kosgei han hecho historia en el maratón, sin embargo se habla más de sus zapatillas que de ellos mismos.

Los organismos competentes tienen trabajo, la multinacional Nike un filón y las firmas deportivas de la competencia una dura tarea para evitar la “fuga” de sus principales activos: los atletas.

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