Desde la aparición de las zapatillas con placa de carbono -con un estelar Eliud Kipchoge realizando gestas hasta el momento impensables- han corrido ríos de tinta explicando las bondades de este tipo de zapatilla, y su uso, se ha ido democratizando a un ritmo que ya se podría calificar hasta de alarmante.
Hemos pasado de verlas monopolizando los primeros cajones de las salidas de maratones y carreras populares a verlas durante los entrenamientos de los y las corredoras populares, hasta tal punto de incluso contemplarlas en cintas de gimnasio.
¿Por qué lo califico de alarmante? porque como podólogo deportivo, soy de la opinión que un uso indebido puede llegar a provocarnos alguna lesión, incluso a llegar a fracturas por estrés en el pie.
Entremos en detalles de tal afirmación.
Según un estudio recientemente publicado (Adam Tenforde y colaboradores, 2023), existe una relación entre el uso en corredores de élite de las zapatillas con placa de carbono y las fracturas en la región del medio pie por colapso de sus articulaciones.
Como aclaración de intenciones, la idea de este artículo no es demonizar este tipo de zapatilla, si no todo lo contrario, ya que acepto el uso de este tipo de calzado para mejorar el rendimiento. El objetivo de estas líneas es poner de manifiesto que la zapatilla de placa de carbono puede ser no apta para todo tipo de pie ni todo tipo de corredor o corredora.
Si bien es cierto que los beneficios sobre el uso de las zapatillas con placa de carbono se han documentado científicamente y son bien aceptadas por la comunidad del atletismo y las carreras en asfalto, existen informes previos de lesiones que no se habían documentado hasta el momento y provocaban cierta preocupación desde el punto de vista del podólogo y el médico del deporte.
Ya lo veníamos observando en corredores que vienen a nuestras consultas, lesiones tendinosas, sobrecargas articulares y grandes rangos de pronación posiblemente provocadas por el uso de esta tipologia de zapatillas.
El estudio mencionado, parece indicar que los pies con tendencia a la pérdida de altura en el arco plantar podrían sufrir un colapso articular con este tipo de calzado, provocando la fractura del hueso Navicular.
Antes de continuar, dos aclaraciones sobre la afirmación anterior:
Para entendernos, es la pérdida del puente del pie, existen pies más o menos flexibles que en la carrera van a perder más o menos el arco plantar en las fases de apoyo completo, esta característica en sí, no es una patología, pero puede inducir un estrés extra a tendones, ligamentos y los huesos.
Las articulaciones son la unión de dos huesos que permiten un movimiento sincronizado, si esta articulación se comprime en exceso, puede generar un exceso de fricción o de presión entre los dos huesos que pueden provocar un edema óseo y por consiguiente una posible fractura por compresión.
Sigamos desgranando los detalles del estudio.
Según los investigadores, (y nuestra propia experiencia en nuestro centro podológico), este tipo de calzado modifica la biomecánica el pie en la carrera, cambiando los patrones de movimiento articular del tobillo y la articulación metatarso-falángica, alterando más aún la caída del puente.
Se ha demostrado que su utilización modifica el patrón biomecánico del pie y las extremidades inferiores en comparación con las zapatillas de running estándar. La idea principal de este tipo de zapatilla es almacenar energía en la deformidad de su media suela para retornarla a través de su puntera en forma de balancín, disminuyendo así el trabajo y la fatiga muscular.
En este proceso, se observa una disminución en la cadencia (pasos por minuto) y, en consecuencia, zancadas más largas con mayor tiempo de vuelo, lo soñado por todo corredor y corredora…
Pero para ello, se incrementa la fuerza de reacción máxima vertical y la fuerza en el impulso. Esta modificación de los patrones, no afecta a la rodilla ni al movimiento circular de la cadera, pero si lo hace reduciendo el movimiento del tobillo y de las articulaciones metatarsofalángicas en el despegue.
En resumen, cambia el punto de palanca en la fase de apoyo y despegue.
Es en este punto donde los investigadores creen que el retorno de la energía en forma de desplazamiento vertical propuesta por las ZPC podría depender en gran medida al patrón de pisada de cada pie.
En un pie con rangos de pronación altos y grandes amplitudes de movimiento sumado a la reducción del movimiento del tobillo, podría generar un aumento de la tensión ósea, provocando, como decíamos, una pérdida de altura arco plantar, generando un aumento de la carga entre los huesos pudiendo llegar a provocar fractura por estrés.
Como se ha mencionado al principio de este artículo, la utilización de la zapatilla con placa de carbono se ha extendido a un uso más “cotidiano”. No obstante, debemos poner de manifiesto que el uso inapropiado de este tipo de zapatilla, tanto en la acumulación de entrenos como en la competición puede provocar lesiones indeseadas.
Estos serian mis consejos para su uso (o no) de este tipo de zapatilla:
Para terminar, una frase:
Zapatillas con placa de carbono sí, pero no todos ni para todo.
Seguiremos investigando…
¡Saludos Corredores y corredoras!
Alejandro Bayo
www.alejandrobayo.com
@podologoalejandrobayo