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Sifan Hassan, la nueva “holandesa voladora”

|AFP

Sifan Hassan ha roto todos los moldes del atletismo contemporáneo, en lo que a acaparar medallas en un solo evento, y en medio fondo y fondo se refiere.

Estamos acostumbrados a ver multimedallistas en ambos sexos en pruebas de velocidad, más aún con la posibilidad de sumar en los relevos y excepcionalmente lo hemos visto en fondo… Pero verlo por partida triple en la media y larga distancia, es algo, que, con la competencia de hoy en día, la creciente subespecialización de los deportistas y lo saturado del calendario, era difícil de imaginar antes de lo vivido en Tokio. Y la holandesa Sifan Hassan, lo ha conseguido.

Hassan tiene 28 años y nació en Etiopía de donde huyó hace más de una década para establecerse como refugiada política en los Países Bajos. En 2013 consiguió la nacionalidad del país de los tulipanes y no ha parado de sumar y sumar medallas y logros para ella y para su nuevo país.

Actualmente acumula en su haber 10 récords de Europa en una variedad de distancias nunca vista para una recordwoman vigente: 1.500 metros, Milla, 3.000, 5.000, 10.000, 1 hora en pista, 5k en ruta (en carrera mixta y sólo con mujeres) y Media Maratón (en carrera mixta y sólo con féminas). De ellos, tres son récords del mundo (Milla, 1h en pista y 5k) y también ha tenido el de 10.000 metros este mismo año (29:06.82), una plusmarca que le duró “un telediario” porque dos días después de batirlo, se lo mejoró la etíope Gidey (29:01.03).

El caso es que Hassan ya anunció las semanas previas a los Juegos que iba a por dos medallas al menos y que podrían ser tres. Hubo dudas entre los especialistas si se decantaría por los 1.500 y los 10.000 metros, distancias en las que logró el doblete en el pasado Mundial de Doha… o si lo haría en los 1.500 y el 5.000, o el 5.000 y el 10.000 debido a su velocidad terminal y capacidad de soportar ritmos altos desde la salida. Hassan echó un órdago a todas sus rivales en las inscripciones previas y aparecía inscrita en los 1.500, los 5.000 y los 10.000 metros.

“Seis actuaciones en el Estadio Nacional, para completar un total de 61 vueltas y un cuarto al sintético olímpico, ¡una auténtica barbaridad!”

Cronológicamente la primera cita en Tokio eran los 5.000 metros y en series, como no podía ser de otra manera, vimos a una atleta descomunal, sobradísima frente a sus rivales, como jugando con la carrera. Fue el 30 de julio a las 19 horas. Ganó la primera de las dos series con 14:47.89, la misma en la que nuestra Lucía Rodríguez hizo marca personal en su debut olímpico con 15:26.19. Aquella carrera del primer día del atletismo en Tokio, en la que Hassan se marcó 1:00 en la última vuelta como si fuera rodando, iba a marcar la primera de sus seis actuaciones en el Estadio Nacional, para completar un total de 61 vueltas y un cuarto al sintético olímpico, ¡una auténtica barbaridad!.

La final de los 5.000 metros iba a ser su primer gran reto el 2 de agosto, a las 21:40 horas. Pero ese día Hassan no pudo estar descansando o realizando una activación suave por la mañana como todas sus rivales. A la nerlandesa le tocó la primera ronda de los 1.500 metros. Tuvo que madrugar y participar en la segunda serie eliminatoria, en la que pasaban las seis primeras atletas además de los seis mejores tiempos de las tres series. A priori un trámite, pero hasta ahora no habíamos visto hacer eso a nadie en la historia del olimpismo, en carreras de media y larga distancia. Hassan planteó la carrera ubicada atrás, para evitar problemas y posibles caídas y la prueba salió a un ritmo medio. Al toque de campana Hassan iniciaba su remontada desde los últimos puestos, pero poco después, cuando el crono marcaba 3:07 de carrera, hubo una caída justo delante de ella y se la llevó por delante. Sifan se levantó y empezó una alucinante remontada.

Hassan rodó por los suelos en su serie de 1.500 / EFE

El primer 200 de la última vuelta, caída incluida, se lo marcó en 28 segundos y el segundo hasta meta en 29 largos. Primera de la serie con 4:05.17 y un desgaste exagerado para correr una final horas más tarde.

Por la tarde en los 5.000 metros la carrera salió lenta (ideal para que Hassan recuperase piernas). 3:00 el 1.000, 6:00 el 2.000, y 8:59 el 3.000. Parecía que sus rivales la tenían tanto miedo o respeto que nadie se atrevía a tirar de verdad. Apareció por allí Helen Obiri, la keniana doble campeona del Mundo y subcampeona olímpica, y aunque se puso seria el último kilómetro, nada inquietó a Hassan, que pasó quinta al toque de campana y ganó con 14:36.79, un último 400 en 57 segundos raspados y un último 200 en 27.6.

Con el primer oro de su cuello, Sifan tuvo las semifinales de los 1.500 metros el 4 de agosto a las 19:12 horas. En la primera semi, sus rivales corrieron mucho, con victoria de su gran rival y campeona olímpica Faith Kipyegon en 3:56.80 y cinco mujeres bajando de los 4:00. En su carrera Hassan, de nuevo atrás, con pasos de 1:05 (400 metros), 2:11 (800) y 3:00 el 1.200. Y de nuevo, y en este caso sin sobresaltos, la máquina pasó a la acción con remontada fácil y victoria en 4:00.23, con 59 segundos para su parcial particular esa última vuelta.

El 6 de agosto a las 21:50 se disputó la final, y ahí cambió la estrategia de Hassan, que salió marcando el ritmo con un primer paso de 1:02.9 y le grupo estirado a su estela. El 800 siguió con Hassan al frente, pero ya más lento (2:07.0) y Kipyegon como si fuera su sombra justo detrás. El toque de campana lo marcó Hassan junto a la keniana en 2:54.0. Al paso por el último 200 Kipyegon dio un nuevo cambio y se distanció tres décimas de Hassan (3:23.6) que ahora sí parecía en apuros con la británica Muir además pegada también tras ella. Los últimos 200 metros de la campeona olímpica de nuevo por debajo de los 30 segundos fueron inalcanzables para nadie y ganó sobrada con 3:53.11 y nuevo récord olímpico, mientras que Laura Muir batía el récord británico con 3:54.50. Sifan Hassan, en tierra de nadie mantuvo el bronce con 3:55.86, el reconocimiento de la mayoría de gente del atletismo por el reto tan grande que pretendía y la crítica de los que la creyeron una “sobrada” por hacer dos pruebas que iban a coincidir algún día en el calendario, como ocurrió el día de su caída.

Aunque la mujer de origen etíope estaba inscrita en los 10.000 metros, muchos, y me incluyo, sospechábamos que no iba a comparecer en la final del día siguiente tras la derrota. Pero allí estuvo el día 7 junto a las otras 28 participantes de la final.

Su gran rival, ni que decir tiene, que era la plusmarquista mundial, Letesenbet Gidey y salió en plan protagonista junto, entre otras con Obiri, para no dejar respirar al, supuestamente cansado cuerpo de Hassan. El primer 1.000 ya se vio que aquello iba en serio y el parcial de 3:03 no dejaba dudas. 9:10 fue el paso por los 3.000 y 15:08 el de los 5.000 cuando ya solo siete mujeres tenían opciones de medalla. El siguiente parcial y ya siempre con Gidey como “jefa” se corrió a 2:56, el siguiente a 2:57 y el posterior a 2:55 ya sólo con Gidey, la bahrení Gezahegne y Hassan. Otro mil más a 2:55 fue el último intento a la desesperada de Gidey que no veía ceder a ninguna de sus adversarias y así hasta los 400 metros finales incluso a los últimos 200, porque a partir de ahí salió “sin cadena” Hassan para hacer ese parcial final por debajo de los 30 segundos y un último 100 en 13.5. una victoria inapelable con casi un segundo de ventaja sobre Gezahegne y la recordwoman a más de seis segundos.

Hassan tenía en su bagaje olímpico la quinta plaza en los 1.500 de Río de Janeiro. Con su gesta de Tokio, ha roto todos los esquemas conocidos. En principio igualaba el logro de su compatriota de origen Tirunesh Dibaba, que hizo el doblete 5.000-10.000 en Beijing 2008. En el atletismo mundial los finlandeses de los años 20, Paavo Nurmi y Ville Ritola (ambos con cuatro oros en los mismo Juegos) en lo que a medio fondo y fondo se refiere, han acaparado más medallas que la propia Hassan en unos Juegos. Los demás que encontramos en esta línea son velocistas como Carls Lewis, Jesse Owens… y entre las mujeres por encima de todas, la holandesa voladora, Fanny Blankers Koen, que ganó cuatro oros en 1948, con el mérito añadido de haber sido madre, estar por encima de la treintena y ser considera por la crítica y rivales como una mujer vieja ya para correr velocidad y vallas.

Ahora, otra holandesa, nerlandesa según las nuevas acepciones, escribe su nombre en la historia del olimpismo con estas dos medallas de oro y un bronce, en 5.000, 10.000 y 1.500 metros, respectivamente.


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