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Saltar mientras duermes: ¿a qué se debe?

A todos nos ha pasado en alguna ocasión: soñamos que caemos y nos despertamos sobresaltados, pero sanos y salvos sobre la cama. Es algo anecdótico, irrelevante si se tiene en cuenta que le pasa a todo el mundo. Pero si llega a convertirse en algo regular, puede llegar a ser muy molesto.

¿Por qué se producen estos saltos o espasmos mientras dormimos? ¿Se pueden evitar de algún modo? ¿Cómo afecta a los deportistas? Después del éxito de nuestro artículo sobre qué significan los sueños relacionados con correr y no avanzar, hoy tratamos de dar respuesta a continuación.

Los espasmos antes de dormir

El psicólogo Tom Stafford, asiduo colaborador de la BBC, explica que la puerta entre el mundo en el que estamos dormidos y el exterior no está complemente cerrada. Existen, de hecho, dos tipos de movimientos “que se escapan del cerebro dormido”, dice: por un lado, los movimientos oculares, pues los ojos se mueven de manera acorde a lo que estamos soñando; por el otro, están los espasmos mioclónicos.

El especialista explica que estos últimos parecen ser “una señal de que el sistema motriz aún puede ejercer control el cuerpo”, aun cuando la parálisis de los músculos propia del sueño se apropia del cuerpo. No tenemos un interruptor para despertar o dormir, explica, sino dos sistemas opuestos que tienen entre sí un pulso para ejercer el control.

Uno de estos sistemas se localiza debajo de la corteza del cerebro, y es una red de células nerviosas que recibe el nombre de sistema de activación reticular. Se localiza en las áreas del cerebro que controlan procesos fisiológicos básicos, tales como la respiración. En los momentos en que funciona a pleno rendimiento nos sentimos alerta, luego estamos despierto.

El otro sistema del que habla el psicólogo es el núcleo ventrolateral preóptico, detrás del cruce de nervios oculares. Se le llama VLPO por sus siglas en inglés y controla la somnolencia. De hecho, se cree que se encuentra en tal ubicación para recibir información sobre los ciclos de luz que, a su vez, influyen en los ciclos del sueño.

Pues bien, en el proceso de incorporación al sueño, la “lucha” de ambos sistemas es lo que puede derivar en estos saltos en la cama. Es más, aunque el psicólogo reconoce que no está claro lo que sucede después, explica que mientras nos vamos incorporando al sueño y se produce la parálisis, “lo que queda de energía diurna estalla en movimientos que parecen ser aleatorios”. De ahí que algunas personas sueñen que tropiezan o que caen.

Sin duda, el mundo de los sueños es enigmático.

Relación de los trastornos del sueño y las enfermedades neurodegenerativas

Investigadores en el Unidad de Trastornos del Sueño del Hospital Clínic de Barcelona publicaron en la revista The Lancet Neurology, la de mayor impacto internacional en el campo de las neurociencias, y es un estudio descriptivo que comenzó a principios de los 90 y que incluyó a 44 pacientes de la Unidad.

Los pacientes presentaban trastornos de la conducta del sueño REM (una de las fases más importantes del sueño) y, por lo tanto, sufrían esas estresantes pesadillas en las que pueden sentirse atacados, perseguidos o, en definitiva, que corren peligro. De hecho, es habitual que griten, lloren, den patadas y puñetazos o se caigan de la cama, sin ser conscientes de ello.

El seguimiento hecho a los pacientes indica que 20 de esos 44 pacientes han desarrollado una enfermedad neurodegenerativa, una incidencia mayor que en personas sanas de la misma edad o sexo.

El estudio arroja como conclusión que los trastornos del sueño REM pueden ser un marcador temprano de ciertas demencias, entre las que no se incluye al Alzheimer pero sí al Parkinson o atrofias. Dio paso al estudio de la bioquímica y los fármacos neuroprotectores, con el objetivo de administrarlos a pacientes que aún no hubieran desarrollado la enfermedad.


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Problemas para dormir de los jóvenes atletas

Cabe señalar también la alta incidencia que pueden llegar a tener los problemas al dormir en atletas jóvenes, como la parálisis del sueño y las alucinaciones hipnagógicas. Así se recogió en un estudio publicado en la Academia Americana de Medicina del Sueño.

Participaron 189 estudiantes, atletas de la División I de la National Collegiate Athletic Association, la que engloba a la mayoría de instituciones deportivas universitarios en Estados Unidos. Un 18% de los entrevistados aseguraron sufrir frecuentemente parálisis del sueño, un 7% la sufría una vez por semana. Por otro lado, un 24% experimentaba a menudo alucinaciones hipnagógicas, un 11% una vez a la semana. Sin ser porcentajes altos, sí sirvieron para llamar la atención de los especialistas.

La parálisis del sueño es esa sensación de estar atrapado dentro de tu propio cuerpo, de despertar y encontrarte con el cuerpo paralizado, estando consciente, pero sin siquiera poder abrir los ojos. Tiene que ver, precisamente, con la vuelta a un estado consciente cuando el cerebro ya ha iniciado el proceso de incorporación al sueño, y nuestros músculos permanecen relajados, inhibidos.

Las alucinaciones hipnagógicas, por su parte, engloban alucinaciones visuales o auditivas, y suelen ocurrir en la transición entre la vigilia y el sueño. El hecho de caerse durante un sueño, lo que se asemeja a un salto y la sensación de caída, se denomina tirón hipnagógico y un espasmo muscular involuntario, que puede ser inducido por un estímulo externo, como el sonido o la luz.

El estrés como enemigo del sueño

Es cierto que los tirones hipnagógicos son bastante habituales, pero se ha llegado a poner en relación como factores como el estrés, la ansiedad, la fatiga o la privación del sueño. Y es que estos últimos aumentan su frecuencia. Tiene sentido, por lo tanto, que los sufran jóvenes atletas que deben compaginar sus estudios con el entrenamiento, para los que las actividades extraescolares se han convertido en algo más que ocio.

El estrés y el insomnio siempre se han considerado inseparables. Se hace necesario emprender unas normas de higiene el sueño que ayuden a la conciliación, considerando los problemas que puede acarrear no dormir bien.

Estas normas incluyen el espacio del lugar de descanso: dormir en un lugar seguro y relajado, elegir bien el colchón y la ropa de cama, aislarse de estímulos como la luz y el ruido, airear y humidificar el dormitorio y mantener una temperatura agradable, entre 16Cº y 18Cº. Durante el día, conviene no hacer ejercicio intenso antes de dormir, evitar el consumo de estimulantes (tabaco, alcohol), evitar siestas largas y manejar el estrés, en la medida de lo posible.

Es necesario también tener un horario regular para acostarse y levantarse, evitando las comidas pesadas antes de irse a la cama, y recurriendo a los ejercicios de relajación si es necesario. Asimismo, la cama es para dormir, por lo que se debe evitar leer, escuchar la radio, ver la televisión o manejar dispositivos móviles.

En todo caso, si tras poner en marcha estas normas el sueño no mejora, se debe acudir a un especialista. Y es que puede haber detrás problemas respiratorios o de otra índole.


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1 COMENTARIO

  1. Yo diria que tener pesadillas no es simplemente estres… mejor pongase con Dios, puede ser que le esten haciendo un trabajo de brujeria o que un ser de bajo astral lo esta atacandolo En especial si es martes o viernes, cerca de las 3 am. Pongase una Medalla de San Benito en la mano izquierda, ponga un vaso con agua debajo de la cama, limpie y orden bien su cuarto, y rece el salmo 91, o un rosario todas las noches antes de dormir. Si funciona.
    Pero claro, no es cientificamente medible, entonces no existe como el amor o el odio no existen porque no se pueden medir con precision.

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