Inicio Entrenamientos Momentos críticos de carrera: La salida (1ªParte)

Momentos críticos de carrera: La salida (1ªParte)

Pellízcate la cara, no es un sueño, después de superar infinidad de obstáculos y contratiempos llegamos al momento clave, el de empaparnos de la cultura del mundo del running, ese en el que todos los eslóganes de las marcas deportivas adquieren su verdadero sentido (que se lo digan a Woods, Armstrong y Pistorius, fervorosos seguidores del just do it; ¿quién será el próximo fichaje? ¿Poli Diaz?).

Un ecosistema con sus propias reglas y un particular lenguaje, donde un empujón seguido de un “perdón” significa “apártate imbécil”, y donde un “hoy no sé cómo me responderán las piernas” se traduce en “a la más mínima te pego un hachazo”. Un momento realmente crítico que si sabemos salvarlo nos dejará en bandeja lo más fácil de la jornada… correr (quien lo diría.)

Principio básico de la salida

Lo importante es llegar con antelación, no hay nada peor que un runner desorientado, atacado y errático que va con el tiempo pegado al culo. Nervios mínimos y controlados, eso juega siempre a tu favor. No dejes que sea culpa tuya que el estrés y la congoja te carcoman, eso es trabajo de los malos organizadores y de algún maleducado con ganas de estrellismo y que desgraciadamente suelen ser bastante más rápidos que tú (así que la venganza no se puede servir en carrera). ¿Cómo calcular el tiempo que necesitamos para ir tranquilos? Pues haciendo una lista mental de las tareas previas que debes completar antes de situarte en tu barqueta de salida. Y estas pueden ser varias y muy distintas:

–  Medio de transporte con el que llegas. Coche (dos de cada diez veces con un regalito pos carrera del guardia urbano); tren o metro (nueve de cada diez veces martirizado por el reaggeton del cazurro que empalma fiesta con after); moto (seis de cada diez veces rendido ante el imposible tetris de que mochila y casco quepan en la maleta); o bus (dos de cada diez veces lesionado por algún pisotón inoportuno del que es incapaz de mantener el equilibrio).

– Uso de los servicios de la prueba. Guardarropas (nueve de cada diez veces pillarás cola); incidencias (cuatro de cada diez veces pillarás cola, dos de cada diez no te solucionarán tu problema); recoger el dorsal (y mira que te dije que no dejaras nada para el último día… nueve de cada diez veces haciendo cola); lavabos (diez de cada diez veces haciendo cola, ocho de cada diez encontrándolos como si hubiera pasado un tornado en su interior, cinco de cada diez veces orinando en cualquier esquina, árbol o descampado emulando al garrulo del reaggetton).

–  Calentamiento. (siete de cada diez veces de cháchara con los compis, seis de cada diez haciendo el ridículo con los estiramientos, cuatro de cada diez deleitándote con los cuerpos danone, una de cada diez completando un calentamiento correcto)

–  Foto artística colectiva en riguroso instagram con los colegas. (ocho de cada diez veces retrasando la foto porque no encuentras el botón de disparo, siete de cada diez repitiéndola porque el encuadre corta las cabezas, nueve de cada diez volviendo al punto de inicio porque faltaba gente para apuntarse a la instantánea).

–  Acceso a barquetas/cajones. cinco de cada diez veces equivocándote premeditadamente, o no, de cajón; curiosamente la confusión se produce siempre en el que está delante del que te tocaría posicionarte….

Consejo 1

Ten mucho cuidado con aparcar el coche si el circuito es cerrado, ya que puede ocurrir que no puedas partir hasta que desmonten el chiringuito tras el paso del último atleta (y depende de qué carrera puede llegar hasta las seis horas desde que se ha dado el pistoletazo de salida); una ventaja para aquello que llegamos por detrás, si eres tú el que va en el furgón de cola, felicidades, no vas a tener ningún problema para salir sin dificultad.

Consejo 2

Ten en cuenta que en épocas de frío se suele apurar un poco más la llegada a la línea de salida, pero como pensamos tú y yo también lo hace en esencia todo el mundo (en la pereza nos parecemos más de lo queremos dar a entender), así que el colapso es inevitable.

Consejo 3

Los amigos de lo ajeno también están a la última en cuanto a deportes fácilmente esquilmables. Y en lo que tardas en recorrer un circuito presuntamente homologado puede que te encuentres con un disgusto de aúpa si se te ocurre dejar tus pertenencias dentro del coche. Así que aunque es un rollo de proporciones bíblicas, el guardarropas es un seguro para evitar hurtos y en los días de malas piernas poder esquivar un cabreo elevado al cuadrado.

Consejo 4

Si has venido con lo puesto en transporte público te recomiendo que las monedas y llaves las recubras con celo para que no suene cuando corras (al final se convierte en un martirio para ti y los que te rodean), y envuelvas en plástico el ticket, porque con lo que sudamos hay altas probabilidades que se nos quede impracticable. Y ya te advierto que hacer la vuelta trotando hasta casa puede ser muy sano pero cuando los has dado todo en carrera se convierte en un suplicio semejante al de intentar quedarse despierto viendo la gala de los premios Max.

Consejo 5

¿Te acuerdas que te comenté que te llevases kleenex de casa? ¿Has visto el estado apocalíptico de muchos de los lavabos? ¿Entiendes ahora el porqué de este capricho?

ESTIRAR LA PEREZA: EL CALENTAMIENTO

El calentamiento es el primer acto social runner antes de ponerse manos a la obra. Ahí comenzarás a darte cuenta que hay tantas formas de correr como tipos se calzan las bambas: desde quien que se toma este entreno previo casi como una competición (y luego llega seco a la línea de salida), al que te ofrece una estupenda y gratuita clase de capoeira con una serie de acrobáticos, inútiles y kamasutreros estiramientos, pasando por el que esconde todos sus secretos y se va a un callejón para que nadie vea su pócima mágica, el que se estira en el suelo a la espera que le llegue la inspiración divina (ese deidad se llama entrenamiento, macho) o el que tiene la virtud de hacerse fotos hasta con el cono que divide la carretera.

Pero varios de esos métodos estrambóticos, intransferibles y únicos tienen en lo básico una función común: intentar ponerse en contacto con el cuerpo. El calentamiento viene a ser la charla con nuestro mister para discutir el sistema de juego, el abrir el monedero para saber hasta dónde nos podemos permitir viajar, el certificado médico que nos indica si estamos para grandes gestas o si en cambio ese día nos va a tocar sufrir de lo lindo sino sabemos recalibrar nuestras expectativas.

Consejo 6

Por mucho entrenamiento que te hayas currado los últimos meses si el día sale torcido y el cuerpo se ha levantado remolón poco podemos hacer. No te ofusques, es ley de vida. El sacrificio seguro que ha hecho efecto, sólo que habrá que aguardar a otro día mejor para demostrar todo nuestro potencial. Será por oportunidades…

Consejo 7

Aprovecha el troteo para recorrer el circuito (sobre todo la parte final, para que no nos llevemos ningún sobresalto en forma de subida inesperada o sepamos situar la distancia a meta). Ya sé que tener estudios hoy en día sólo sirve para engrosar la cola del paro pero como digo siempre un corredor prevenido, letrado e informado tiene media carrera en el bolsillo.

Consejo 8

¿Cuándo hay que finalizar el calentamiento? Yo abogo por ese concepto tan en desuso entre la generación nini desde la explosión de la píldora del día después que es la marcha atrás: parar antes de que aparezca la primera gota de sudor recorriendo nuestra frente.

Consejo 9

El doble nudo es indispensable. Ahora es el momento de atarse bien las bambas y acomodarse el chip (si lo haces cuando entres en la barqueta puedes acabar soterrado por media docena de maromos que están más atentos a sus gps que a lo que tienen delante de las narices). Aunque a muchos ya nos viene bien que se descorden las zapatillas en los momentos de máximo sufrimiento (ese respiro justificado que nos hemos regalado), es un palo estar corriendo como nunca y que la zapa le dé por tener vida propia.

Consejo 10

Tómate el trayecto hacía el guardarropa como tu primer calentamiento ¿Y por qué ponerse a sufrir tan pronto? A ver… Primero, si en el calentamiento te pones a sufrir en la carrera directamente te entierran. Segundo, es porque se supone que llevarás ropa dentro de la mochila que cargas y al ponerte a trotar sabrás a ciencia cierta cuanta tela necesitas para correr.  Es aconsejable  comenzar con un poco de frío (que se esfumará de golpe a la hora de acceder a las atestadas barquetas y en las primeras dos zancadas medio serias que intentemos dar).

Consejo 11

Si te da por beber agua es recomendable no hacerlo a falta de dos minutos de comenzar la prueba. Correr con la vejiga a punto de estallar nos hará ir incómodos y mucho más lentos. Teniendo, por supuesto, en cuenta que hay días que deberemos hidratarnos con más fruición que otros (sobre todo cuando el sol saca los colmillos) dar el último trago a falta de media hora es más que suficiente.

@dabitjg


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