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“Salgo a entrenar yo solo a la hora de la siesta con unas Nike Pegasus”

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Hijo de profesores, Sergio Paniagua, la gran revelación del cross esta temporada, tiene 27 años, trabaja de administrativo mañana y tarde y vive en Oropesa (Toledo).

“He ganado algo de dinero”, explica Sergio Paniagua, la inesperadísima revelación del cross esta temporada que, evidentemente, irá al Europeo de Turín. Un tipo de 27 años que no dobla nunca (“trabajo mañana y tarde”), que no pasa de los 110 km semanales y que entrena solo por caminos de tierra con unas Nike Pegasus antes de que anochezca en Oropesa (Toledo). “Las lesiones me hicieron la vida imposible durante dos años y medio”, dice.

Todos somos Sergio Paniagua
Sí. Esta última semana he tenido mucho apoyo de los que siempre están ahí y de los que han aparecido nuevos.

Y el culpable es usted.
Yo empecé para coger base para la pista cubierta y, aunque la gente no se lo crea, me he encontrado esto de sorpresa. El primer cross en Lasarte me torcí el tobillo y pensé, ‘voy a acabar tranquilo’. Pero luego en Atapuerca vi que estaba al cien por cien.

¿Y es usted tan bueno, en realidad?
Hace dos meses le hubiera dicho que está loco haciéndome esa pregunta, pero en Atapuerca me di cuenta de que hay posibilidades de ir al Europeo de cross y las he utilizado.

Tiene 27 años. ¿Qué ha pasado hasta ahora?
Si la gente investiga lo entenderá rápido. Las lesiones me han hecho la vida imposible. En 2018 me lesioné y estuve dos años seguidos sin poder correr por una osteopatía de pubis que no daba su brazo a torcer. Cuando volví, en mi primera carrera, en el mitin de Castellón, hice marca personal en 1.500 (3’38”) tras dos años y medios luchando. Le di mucho valor.

¿ Y por qué no lo dejó?
A cualquier atleta que le preguntes te contestará que amamos el atletismo.

Es un chantaje.
Sí. Al final, siempre terminamos volviendo a correr. Al día siguiente, sabes que siempre lo vas a volver a intentar.

¿Y cómo se lo ha podido permitir?
Buena pregunta. Sólo he tenido beca un año y no he tenido ningún patrocinio. He vivido de lo que trabajaba de administrativo a media jornada por la mañana. Las tardes las dedicaba a la rehabilitación o a entrenar lo que podía. Y, sí, podía haber tirado la toalla. Pero, ya se lo he dicho antes, amo el atletismo.

¿Qué aprendió de la austeridad?
Muchísimo. Durante el tiempo que estuve lesionado iba cada semana un día al fisio a Madrid desde Oropesa (Toledo), 170 kilómetros. Y mis padres siempre se empeñaban en venir conmigo. No querían que fuese solo ni un día. Me acompañaban después de salir del trabajo a Madrid. Salíamos nada nada más comer y volvíamos a casa para cenar. No lo olvidaré nunca.

Eso da más mérito a todo esto.
Sí. Si lo quiere ver así, sí. Pero a cualquiera que le preguntes lo haría con tal de curarse y volver a dar una zancada y volver a ser feliz.

Ahora es feliz.
Ahora no le puedo decir que haya nada malo en mi vida.

 ¿Y el triunfo es tan bonito?
Cuando quedé campeón de España sub-23 sentí lo mismo e incluso más. Pero igual mañana soy campeón de Castilla La Mancha o de Extremadura y me siento el hombre más feliz del mundo. Sí puedo decirle que en Italica y Alcobendas disfruté sufriendo como un niño pequeño y viéndome con gente a la que ni soñaba hacerle frente.

Viendo su estado de forma, le voy a pedir que sea medallista en el Europeo de cross.
¿Individual?

Individual, claro.
Hay mucho nivel, pero eso no quiere decir que no vaya a pelear. No sé si voy a pelear por una medalla o por quedar el 20. Sea como sea, pelearé hasta el final. Sé que es difícil, pero cada carrera es un mundo.

¿De qué más se acuerda?
En mi pueblo siempre jugaba al fútbol. Jugaba de extremo por la banda. Pero en el pueblo hay un club de atletismo y mi padre estaba apuntado y aquel verano empecé a ir con él a las carreras y a ganarlas. Entonces me llamaron del club de Talavera y me apunté para probar. El primer año fui subcampeón de España con 15 años de 1.000 metros (2’37”).

¿Bajará de 3’30” en 1.500?
Apuesta difícil pero no voy a dejar de soñar. No voy a dejar de intentarlo hasta el final. Estoy en una buena edad. Tengo que aprovechar. Quiero aprovecharlo.

Todos somos Sergio Paniagua
No sé si la gente se lo creerá o no. Pero yo no doblo ni un solo día, no puedo. Trabajo por las mañanas en una academia y por las tardes doy clases particulares de contabilidad. Así que trato de comer pronto y salgo sobre las cuatro a entrenar yo sólo.

 ¿Y cómo se convenció de que puede ser el mejor?
Un día hice un fartlek de 9 kilómetros antes de Italica y luego un 3.000 en 8’19” entrenando solo por caminos de tierra y con zapatillas normales, con unas Nike Pegasus. Y ese día me dije a mí mismo: ‘¿y por qué no tú?’

 


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