Renovarse o morir

En lo que se refiere a lo comercial es posible que mi perfil como corredor sea el más nefasto que pueda existir. Entreno con ropa vieja, jamás probé un gel y no llevo ni un miserable casio water resistant para contorlar en forma alguna mis sesiones. Sin embargo hoy quiero romper una lanza en favor de la tecnología, esa maravillosa amiga que nos hace la vida mucho más sencilla.

¿Por qué no hacer uso de las mieles que nos brinda el presente para poder jugar mejor a aquello que nos gusta, en este caso correr? El verbo jugar me obliga a hacer un inciso al secuestrar mi concentración hacia mi infancia; cuando tenía 12 años competía en campeonatos escolares y para ello era obligatorio hacerse la correspondiente ficha escolar. El atletismo era incluso más impopular que ahora, y así quedaba reflejado en los cartoncillos donde iban nuestros datos:

• Nombre y apellidos:
• Fecha de nacimiento:
• Dirección:
• Colegio:
• Jugador de:

Yo fui jugador de atletismo durante años, hasta que comencé con la ficha federativa; ahí ya sabían de la existencia de un deporte que consistía en correr, saltar o lanzar.

Vuelvo al tema para no convertir esto en uno de aquellos libros de “El barco de vapor, elige tu propia aventura”. Si te bastas con los mínimos tecnológicos para tu día a día deportivo está bien, porque hay muchas formas de entender el deporte y además todas son correctas siempre y cuando a cada individuo le vaya bien con su verdad. A mí lo que viene a irritarme es la obcecación de algunos en la defensa de una verdad propia y subjetiva; lo que es bueno para ti puede no serlo para mí, o sí, así que (citando a un comentarista de Facebook) no jodan, respeten. Es lícito recomendar (aunque osado si no te piden consejo) u opinar sobre qué le puede ir mejor o peor a alguien de buena fe, pero descalificar gratuitamente o tratar de imponer tu verdad por delante de otras, es mezquino.

Me hace gracia encontrarme a alguien que lleva chándal con zapatos por ejemplo, ¡pero no le voy a decir que está equivocado! Vaya usted a saber las circunstancias por las que haya podido pasar esa persona, su historia, el origen de tan peculiar estilismo. Propablemente si tú te vieses ubicado en su contexto, serías considerado una especie de bicho raro. También me hacen gracia las personas fluorescentes que parecen ir de comando por la cantidad de aparejos (gadgets) que llevan adosados al cuerpo, y tampoco me atrevería a decirles que están equivocados por no seguir yo su ritmo tecnológico.

Pasaremos por diferentes estadios y, si sabemos evolucionar con nuestro entorno, al renovarnos podremos extraer más de nuestras vidas. Cada loco con su tema, pero sí cabe mencionar el término aristotélico del punto medio, que es a donde desde mi punto de vista deberíamos llegar todos tras pasar por nuestras aventuras extremas.