¿Alguna vez te has visto reflejado a ti mismo/a en situaciones del tipo?
O en el caso del fútbol u otros deportes de oposición:
Si alguna vez te ha ocurrido, lo más probable es que hayas perdido la concentración en la tarea que estabas realizando y como consecuencia hayas sufrido este tipo de despistes. Pero…, ¿por qué nos ocurre esto?
Williams, Tonyman y Andersen (1991), pusieron de manifiesto en una publicación que muchas veces el “estrés” interrumpe la atención del deportista porque reduce la atención periférica (de lo que ocurre a nuestro alrededor) y en consecuencia, cometemos “fallos tontos”. Esto se puede dar tanto en exámenes, como en competición, así como en otros eventos importantes.
De hecho, muchas veces son tan elevados los nervios que tenemos ante situaciones estresantes, que éstos terminan por jugarnos una mala pasada y nos llevan a tomar malas decisiones o incluso a no poder ni tomarlas, por estar en un estado de “bloqueo”.
La teoría de la Curva de U invertida que relaciona la ansiedad-rendimiento de Yerkes-Dodson explica este fenómeno, revelándonos que tanto niveles muy elevados de estrés -por querer hacerlo bien, por “demostrar”, por miedo a fallar, a no estar a la altura etc., como niveles muy disminuidos -por “confiarnos”, creer que va a ser un partido fácil o que partimos con mucha ventaja en una competición-, son tanto o igual de perjudiciales. Mientras que unos niveles medios de estrés o activación, nos permitirían prepararnos para el evento que tenemos ante nosotros y conseguir un buen rendimiento en el mismo.
Así pues, para conseguir mantener la concentración en la tarea que estamos realizando lo primero que tenemos que hacer es reducir los niveles de ansiedad. Existen una serie de técnicas que nos pueden ayudar, como son:
Asimismo, la falta de concentración muchas veces puede llevarnos a pensamientos negativos o a una “mente rumiativa”. Para evitarlo, el deportista debe tratar de:
Como hemos podido observar, conseguir una activación adecuada antes de competir es clave para conseguir mantener nuestro foco de atención en lo que estamos haciendo, ya que si nos activamos demasiado podemos llegar a sufrir sobretensión y fatiga y nuestra ejecución y toma de decisiones dejarán de ser fluidas.
La combinación de un nivel óptimo de activación fisiológica y psicológica, junto con una motivación y un nivel de expectativas adecuados, nos permitirán perseguir nuestros objetivos y estar concentrados en lo que estamos haciendo.