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Over the hills and far away

Es probable que la expresión “Over the hills and far away” no te diga nada. Significa algo que está aún lejos, más allá de las montañas. Es una preciosa canción del folklore tradicional inglés que viene desde el siglo XVII y que habla de las campañas en Europa ( To Flanders, Portugal and Spain – The Queen commands and we´ll obbey – Over the hills and far away). Pero quizás sepas también que es una canción de Gary Moore que han versioneado Nightwish, o que es un tema de la banda más grande que haya habido jamás sobre el planeta tierra, Led Zeppelin.

Sea cual sea el camino elegido para llegar a la maratón, lo que es un hecho es que el objetivo está aún muy lejos, tanto como el estado de forma deseado. Mucho más allá de las montañas. Aplicando el principio de progresividad maratoniana iremos cargando kilómetros e intensidades para llegar al día D en el mejor estado de forma. Recordemos que lo que queremos es llegar en buena forma a un día en particular, y para ello debemos cargar de forma progresiva. Si quisiéramos estar siempre en un estado aceptable para apuntarnos a cualquier carrera que se menea, entonces haríamos algo muy diferente, no habría progresividad.

Hay una gran diferencia entre “hacer correctas las cosas” y “hacer las cosas correctas”. Me explico, hacer correctas las cosas sería machacarme ahora más de lo debido, irme a casa contento por los buenos entrenos hechos, aunque cansado. En cambio, hacer las cosas correctas significa hacer lo que debes hacer, ir metiendo carga progresiva, en bloques, al tiempo que doy descanso para que el cuerpo se recupere de la maratón de hace menos de tres semanas. Eso es lo que estoy haciendo, hacer las cosas correctas, aunque me conozco y a la mínima que la máquina me responda me vendré arriba fácilmente.

El martes salí e hice 13 kilómetros con diez rectas de 100 metros a tope progresivas. En estas rectas el descanso entre series es lo de menos, lo que importa es hacerlas bien, con buena postura. Tienen el objetivo de ir despertando al sistema nervioso, dar chispa. Iba con algo de prudencia porque tenía algunas molestias recientes, pero no tuve problemas.

El miércoles rodaje general aeróbico. La diferencia respecto a lo que manda el plan es que lo hice en terreno irregular, con muchas cuestas en su primera parte, subiendo a la parte alta de la ciudad, y mucha bajada en la segunda parte del rodaje. Me obsesiona “reproducir en laboratorio” las condiciones que me encontraré en Madrid y para un corredor de la pradera como yo, eso pasa necesariamente por rodar en cuestas y perfiles irregulares.

El viernes hice series en cuesta después de 10 kilómetros aeróbicos iniciales. Las hago en un lateral del colegio donde estuve 11 años de pequeño. Quién me iba a decir que iba a acudir al cole los viernes por la noche a hacer cuestas años después. Seis cuestas de 250 metros, aún sin ir a tope, pero concentrado en mantener la postura, mirada alta y centro de gravedad perpendicular al perfil.

Y ayer domingo primera toma de contacto con la tirada larga, el entrenamiento clave del maratoniano. 21 kilómetros a 4:52 min/km, lo cual no está demasiado mal para estas alturas y teniendo en cuenta que en varios momentos del rodaje preferí tirar por la parte más dura en lugar de continuar por el circuito llano habitual. Sabes si eres runner cuando en un rodaje se te presentan dos opciones y eliges la más dura.  

En resumen, semana de “hacer las cosas correctas”, con perfiles irregulares y la búsqueda de fuerza en las piernas. Sólo cuatro días aún, 61 kilómetros que saben a poco. A partir de esta semana meteré un día adicional para ir escalando kilómetros de forma progresiva. Mañana más.


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