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¿Por qué optó Gómez Noya por volver a pelear por los Juegos Olímpicos?

Dicen que las decisiones, por muy racionales que seamos, al final se acaban tomando siempre con el estómago. LBDC intenta descifrar los factores que inclinaron la balanza para el pentacampeón del mundo de triatlón, Javier Gómez Noya, hacia el reto de los Juegos Olímpicos, y sus posibilidades de éxito.

“Creo que es más gratificante lograr el bronce en los Juegos Olímpicos corriendo a tres pelado, que hacer 7º u 8º en Kona [Ironman de Hawaii] corriendo al ritmo que normalmente lleva para ir a comprar el pan”, bromeaba conmigo Ramón Arias en una conversación informal por whatsapp. Chateaba con uno de los viejos lobos del triatlón en España, triatleta y entrenador, de esos que conocen las costuras más profundas del triatlón en España. Desde Lugo, Ramón ha visto evolucionar de cerca al deporte del triple esfuerzo y a sus protagonistas, como Javier Gómez Noya, desde que era un deporte desconocido hasta su auge en los últimos años.

Aquel día comentábamos, como cualquier otro aficionado, la decisión de Gómez Noya de tomar, como dice el poema de Robert Frost, el camino menos transitado, y quizá el más imprevisible: dar marcha atrás en la evolución natural de un triatleta y aparcar su carrera de larga distancia para intentar lograr el oro olímpico con 37 años.

“Para mí, tiene un doble desafío muy difícil porque tiene 35 años y dos espinas clavadas (Río 2016 y Kona 2018). Y tratando de quitarse la primera, es posible que entierre sus posibilidades en la segunda, porque volvería a Hawaii siendo prácticamente un novato en 2021 con 38 años”, me explicó Ramón hace unos días, cuando volví a hablar con él para preguntarle si seguía pensando lo mismo.

Para Carlos David Prieto, su entrenador, si Javier le hubiese pedido que decidiese por él, le habría dicho que intentase “ir a unos Juegos Olímpicos por última vez”. “Siempre le ha quedado la espina de llegar en buenas condiciones por diversos problemas”, afirma el entrenador de Javier Gómez Noya desde 2013.

No obstante haber elegido esa ruta inhóspita, y más difícil a priori si aceptamos que todo lo que no sea el oro olímpico (le) sabrá a poco, esta puede que sea para el campeón su proyecto más motivante para seguir en la élite del triatlón. ¿Por qué? Más allá de lo obvio, la motivación de no haber sido campeón olímpico en su carrera, ¿cuáles han sido los factores que le han hecho optar por el regreso a la distancia olímpica?

¿Decepción en Kona?

“Yo, elucubrando, creo que si Javi hubiera ganado Kona, también habría intentado Tokio. En cambio, si hubiera hecho 2º o 3º en Hawaii, creo que habría regresado este año a Kona y descartaría los Juegos Olímpicos”, dice Ramón Arias. Según este psicólogo de profesión, de haber terminado a entre tres y seis minutos del vencedor, se sentiría seguro de que con mayor experiencia y ligeros ajustes en la preparación y alimentación en carrera, podría disputar el triunfo. “Si acabas 11º [ese fue su resultado] con los 10 últimos kilómetros finales a ritmo de 5 largo – no creo que Javi hubiera corrido a ese ritmo nunca en su vida – las dudas son mayores”, dice Ramón Arias.

No obstante esta reflexión, tras analizar detalladamente los datos de su debut en Hawaii, la realidad es que las conclusiones, dicen en su entorno, fueron alentadoras en cuanto al margen de mejora y progresión que podría tener Gómez Noya en la meca del triatlón. “Siempre puede volver a la larga distancia con la experiencia que ha tenido este año”, cree su entrenador. Por tanto, no parece que su resultado en Hawaii en 2018 y su decepción visible justo al terminar la prueba hayan sido el factor decisivo en su elección.

Pasión por competir

En su camino de vuelta al circuito olímpico, Gómez Noya tendrá una vez más que, de algún modo, rejuvenecer a medida que envejece. No será nada nuevo para quien ha demostrado a lo largo de su carrera que no ha dejado de innovar, de adaptarse a la evolución del deporte, y de aprender para seguir batiendo a distintas generaciones de triatletas en distintas distancias y formatos. Su sello distintivo ha sido el de temporadas cargadas de competiciones y viajes alrededor del mundo en las que mantenía un estado de forma como ningún otro triatleta, con las que ha forjado una trayectoria longeva y prolífica. Sin embargo, en 2018, la dinámica inherente de la larga distancia limitó su voracidad competitiva.


Pese a haber disfrutado de su año enfocado a Kona, su entrenador vio que “aunque la larga distancia le gustaba, la dinámica de competición, que solo te permite correr un par de carreras importantes al año, también te limita un poco tu naturaleza de atleta de corta distancia que le gusta competir muchas veces al año. Echaba de menos tener una carrera al alto nivel cada dos o tres semanas, siendo competitivo como es”, explica su entrenador. Y este sí que parece que supuso un factor clave en su decisión. Quizás no fue suficiente por sí mismo, aunque cuando se complementa con el siguiente que analizamos, pudo ser determinante.

Tokio 2020 y el factor Alistair

“Él sabe o cree que en Tokio va a ser competitivo, no sé si tanto como para correr a pie de tú a tú con Mario Mola o Vincent Luis pero sí para disputar la carrera”, dice Ramón Arias. “Yo lo veo competitivo al nivel que estaba antes”, dice su entrenador. “Tiene mucha experiencia; si no se ve para ganarle a Mola en la carrera a pie, intentará algo en la bici”, explica Ramón Arias.

Gómez Noya ya sabe lo que es batir en tierras niponas tanto a Alistair Brownlee como a Mario Mola, ambos al sprint, en un circuito de características muy similares al de los Juegos de Tokio. La prueba se disputará en el Parque Odaiba con un segmento de ciclismo muy técnico, repleto de curvas y giros, y que, a pesar de ser absolutamente plano, puede castigar las piernas de los triatletas y condicionar la carrera a pie.

La gran incógnita de cara a Tokio sería la participación del doble campeón olímpico en Londres y Río, Alistair Brownlee. El británico lleva dos años difíciles, con lesiones y contratiempos, en los que no obstante también ha logrado brillar como ningún otro puede hacerlo en ocasiones puntuales. Si estuviese en la cita nipona en buenas condiciones, podría ser un gran aliado para los intereses de Gómez Noya (y un gran rival al mismo tiempo).

Sin prisas en 2019

Para demostrarse a sí mismo que efectivamente puede ser competitivo, Gómez Noya se da esta primera mitad de la temporada, con tres pruebas de las Series Mundiales en distancia olímpica (1500m de natación, 40km de ciclismo, 10km de carrera a pie), la que se disputará en Tokio 2020.

“La estructura de planificación para la temporada ITU es lo que más le está costando, así como recuperar las sensaciones de correr a ritmos altos”, explica su entrenador. El pentacampeón del mundo realiza su preparación en Nueva Zelanda. “Le apetecía hacer vida allí, de donde es su mujer. Quería una vuelta a la distancia ITU de forma progresiva. No se trataba de aprovechar como en otros años para ganar la primera carrera”, cuenta Carlos David. Por eso, Gómez Noya ha descartado la primera carrera de las Series mundiales (8 de marzo, Abu Dabi) por ser demasiado pronto y en distancia sprint (750m de natación, 20km de ciclismo, 5km de carrera a pie).

Su objetivo principal este año es clasificarse para los Juegos Olímpicos y volver a competir al más alto nivel en esta distancia, pero sin tanta prisa. “Sin el agobio de querer ganar el campeonato [las Series Mundiales]”, explica su entrenador. “Aunque si haces buenos resultados, al final puedes verte peleando por el título”, dijo Gómez Noya cuando anunció su decisión. La prueba simulacro de los Juegos Olímpicos que se realizará en Tokio este agosto otorgará plaza directa para los Juegos para los tres primeros.

Y pase lo que pase, siempre nos quedará Kona.


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