La popularización del running -antes llamado atletismo popular- surgió en paralelo a la explosión de la burbuja inmobiliaria, el gran símbolo de nuestro sistema económico capitalista con el que venimos cargando desde que nacimos.
Debido a ello, la evolución del deporte del running (diferenciándolo del atletismo, con el que apenas ya tiene puntos de contacto) ha venido mamando de la teta y heredando los vicios innatos que vienen asociados a este sistema capitalista despiadado. Mientras parece que estamos viviendo un momento histórico donde este sistema empieza a estar en fase de revisión, el running tal como lo conocemos sigue por el mismo camino dirigiéndose a pasos agigantados hacía un futuro cada vez más despersonalizado, donde el poder del corredor -entendido como persona- y los valores del deporte, pierden completamente el protagonismo en favor del poder del dinero.
Por una vez, dejemos al corredor y a la corredora de lado, y centrémonos como decía Cruyff, en el entorno.
Las marcas comerciales, las organizaciones (tanto las empresas -antes clubs de atletismo- como los organismos oficiales), federaciones de atletismo y los medios de comunicación, cada vez más demuestran que, si alguna vez importaron los valores que transmite intrínsicamente este deporte, actualmente ya no hay ni rastro de ellos.
Marcas comerciales que se esconden bajo la máscara del marketing sacado directamente de un capítulo de Mad Men, volviéndose aún más sexistas y reiterándose en los tópicos que el atletismo había borrado. Se calcula que los benefactores de la burbuja del running, a la que últimamente se han sumado los grandes de la distribución como Inditex, H&M, Mango o Desigual, mueven más de 300 millones de euros al año solo en España. En los últimos años hemos visto como las principales firmas especialistas tomaban posiciones en el sector, creando filiales o reforzando las distribuidoras.
En la actualidad asistimos a una verdadera cacería del público joven y femenino, los nichos más suculentos llamados a perpetuar los crecimientos exponenciales del último lustro. Y, si creíamos que el mercado del calzado estaba asentado (con los legados de la moda minimalista), en breve seremos testigos de un nuevo cambio de paradigma donde las grandes novedades vendrán marcadas por un incremento en las estructuras de las zapatillas, con más amortiguación.
A la sombra de este panorama emergen marcas pequeñas, ágiles, innovadoras y creativas, que gracias a su filosofía de máxima calidad de producto y menor margen de beneficio, se van haciendo con un % mayor de cuota de mercado especialista.
Las organizaciones de carreras empiezan a ver las orejas al lobo, ya han recibido directamente algún mordisco, estamos justo en un momento donde el crecimiento tanto de participación como de nuevas carreras ha tocado techo, algunas carreras importantes empiezan a descender sus estadísticas y otras carreras paracaidistas ya ni consiguen llegar a celebrarse.
¿Cuál es su reacción delante de esta tesitura? la peor imposible vista desde el punto (volvamos otra vez) de las personas. El debate del precio ni se plantea, simplemente se afronta con tácticas de guerrilla de inscripción por etapas y disfrazando las carreras de “experiencias”, como si correr 10km como se te persiguiera el diablo no fuera ya suficiente. Un calendario de carreras saturado, una mayor contención a la hora de competir y el propio criterio selectivo de los corredores está poniendo el resto.
Los organismos oficiales. Teóricamente los adalides de cuidar y fomentar este deporte han dejado paso a la barra libre, saturando las ciudades de carreras sin apenas control, sin exigir unos mínimos estándares de calidad o de mensaje, por ejemplo fomentando una carrera de la mujer donde se producen paradojas como que se luche contra el cáncer y el patrocinador principal no de cobertura a mujeres con esa enfermedad.
Por simple afán recaudatorio de dinero se deja de contar con los clubs de atletismo -los que realmente han luchado por este deporte sin afán de lucro- para las organizaciones propias de ayuntamientos y como si fuera sacado de una película de Coppola o de Scorsese, se cuenta con organizadores sacados de oscuros callejones, no para convertir la carrera en mejor, si no para llenar bien las arcas públicas -espero que no las cajas B-
Las Federaciones de Atletismo no se han sabido adaptar a la transformación del atletismo popular en running, reaccionando tarde y mal, sacándose de la chistera el Carnet del Corredor (o licencia de día), un impuesto revolucionario a organizadores y corredores a base de tácticas chantajistas, mercadeando con los atletas que disponen de becas oficiales, y compitiendo por el pastel creando su propio circuito de carreras (veáse Rexona Street Run).
Cuando lo importante es hacer caja lo más rápidamente posible el perjudicado siempre es el mismo, el propio deporte. El atletismo ha perdido una oportunidad de oro de resurgir de sus cenizas yendo de la mano del atletismo popular y guiándolo, reforzando sus puntos de unión de manera natural, promocionando la participación de los populares en los crosses o acercándolos a la pista con eventos como las 24h de los corredors.cat. La federación ha actuado como una lente divergente separando el camino del atletismo popular y el atletismo en vez de conectarlos.
Una federación tendría que ser un organismo vivo que se adaptara a la evolución de su deporte, cosa imposible si su máximo representante (presidente) se mantiene en el cargo desde el año… ¡1989!, amparado por una ley del deporte del año 90 que deja a la práctica sin capacidad de decisión a la hora de escoger presidente/a en las elecciones (autonómicas también) a los verdaderos protagonistas, los y las atletas. Un atleta un voto, cualquier cosa que no sea esta hará siempre que las elecciones se decidan en los pasillos.
Y en medios generalistas, deportivos, webs y blogs de running pocas excepciones. En general, información que deja mucho que desear, poca crítica y miedo a represalias del conglomerado. Aquellos que intentan hacer contenido de calidad van desapareciendo o se van quemando mes a mes a la espera no ya de ganarse un sueldo, si no de ganar algo de dinero como mínimo para cubrir gastos o compensar la ingente cantidad de horas dedicadas. Nadie se moja, el doping prácticamente pasa de puntillas. No hay debate, los foros parecen sacados del día de la marmota y los blogs y webs se retroalimentan de temáticas y pensamiento único. Es el Neorunning.
Has olvidado mencionar el caso de los diarios deportivos que buscan hacerse publicidad mediante equipos que se articulan a través de una web, pero que en sus ediciones en papel demuestran muy poco interés por este deporte…
Precisamente fué una de las razones por las que nació esta web, para llenar el hueco que deja la versión en papel, y no para hacer publicidad de nadie. También como detalle hay algún diario deportivo que sacó una revista-guía sobre carreras, creo que aún habrá algún ejemplar acumulando polvo en algún kiosko.
Cada vez todo se parece más a la fiebre del oro del antiguo oeste. Gentes de diversas procedencias intentando sacar tajada.
También reconocerás, siendo muy lícito, que páginas generalistas como la vuestra necesitan subirse al mainstream y acabar haciendo reviews de productos de marcas determinadas, outlet de productos y otras iniciativas que buscan rentabilizar las horas de trabajo que hay detrás. De nuevo, todo muy lícito, pero si el nicho del Running está en las cuqui-carreras, la Bolsa deberá hacerse eco de las mismas o ir diluyéndose.
Si es lícito no se que misteriosa razón te lleva a comentarlo.
¿Donde has leído este artículo? ¿en la BC o en otra web “generalista”? contestado estás.
Felicidades Aouita!! Me ha encantado, especialmente la parte en la que comentas la carrera de la mujer y su súper patrocinador DKV(uupps se me ha escapado el nombre).
jajaja! 🙂 🙂 🙂
Muy buen artículo (qué “bueno” lo del promotor de la Carrera de la Mujer) pero en el primer paso de esta trampa fue inventar un nombre nuevo para la misma coas, llamar “running” a lo que antes era simplemente correr y “runner” a lo no era más que un corredor aficionado.
Gracias! me acuerdo que antes se llamaba también “jogging” o “footing” 😉
Para cualquier localidad una carrera popular es un activo pero en ocasiones se les escapa de la mano, tanto que a veces se deja de lado la voluntad de los vecinos (una carrera, guste o no, es un evento de magnitud que provoca ciertas molestias, al final se trata de saber negociarlo), la necesidad de repartir el presupuesto en quizá otras partidas más importantes, la simple estabilidad del entorno o algo tan sencillo como supervisar el orden y legalidad de todas esas carreras populares. Por lo demás, tanto en lo bueno como en lo malo, todos somos actores con un papel protagonista para que la situación actual sea la que es.
Salud.
Lo de las carreras en ciudades también depende del modelo de ciudad del gobernante de turno, en barcelona por ejemplo se había limitado mucho los permisos a las nuevas (sobretodo las llamadas ciudad, que ocupan varios distritos) pero en cambio en estos últimos años ha habido barra libre total (ahora la ciudad ya está saturada y hasta se pisan grandes carreras). Y si, exacto, todos tenemos nuestro papel, no se escapa nadie de eso. 😉
¡Bravo! El artículo me parece excelente y coincido con lo que dices. En muchos puntos además me ha recordado al triatlón, que a día de hoy está pasando por la misma situación. No sé cómo irán evolucionando estas burbujas, pero a mí me da que nos van a estallar en la cara a todos.
¡Un abrazo!
Muchas gracias Ricardo! jugando a predecir el futuro creo que no habrá tal explosión, parece ser que hemos tocado techo en muchas cosas y ahora simplemente habrá una selección -digámosle natural- de todo…
Saludos!
Este artículo me lleva también a seis reflexiones que espero contribuyan a un necesario debate sobre “a donde vamos?” y “de donde venimos?”.
La primera reflexión es sobre el elevado número de competiciones del calendario actual. Son realmente necesarias?. No hay localidad que se precie que no cuente con una carrera popular y si es posible con una media maratón, Esto provoca que sea fácil encontrar en una misma fecha la celebración de dos medias maratones en localidades cercanas (por ejemplo El Prat y Santa Coloma de Gramenet) y 3 o 4 carreras populares de 10km. Pero realmente es necesaria tanta proliferación de competiciones?
Por que esto nos lleva a nuestra segunda reflexión: son realmente sostenibles económicamente este tipo de competiciones?. Toda carrera que se precie deberá contar con un sistema de cronometraje y chips, avituallamientos con botellines de agua (que la mayoría de corredores lanzaremos a las aceras solo bebiendo un par de sorbos), una camiseta técnica, dorsal, seguros,… Todo un sinfín de gastos que implicará un precio de inscripción considerable y una aportación importante de dinero público en forma de subvención. Quien querría correr hoy en día en una carrera sin cronometro?
Y esta aportación nos lleva a nuestra tercera reflexión: cual ha de ser el papel de las administraciones públicas en este tipo de eventos?. dado que casi todas estas competiciones se celebran en espacios de titularidad pública (avenidas y calles, caminos rurales,..) las administraciones locales, titulares de estos espacios públicos suelen tener también la “titularidad” del acto, todo y que este sea organizado por entidades deportivas o por empresas privadas. Mas allá de la pertinente subvención económica a los organizadores, las administraciones públicas han de sumar un conjunto de gastos secundarios importantes: policía local, servicios de limpieza, costes derivados de las restricciones de tráfico, trasporte urbano,…. En definitiva un conjunto de gastos que suportamos todos los ciudadanos, incluidos los que protestan por no poder circular por las calles cortadas el día de la carrera. Pero repercute esta “inversión” pública en la mejora de la calidad de vida de sus ciudadanos? O en la promoción de hábitos saludables?, o dicho de otra manera, quien se beneficia de este gasto que pagamos entre todos?
Y por eso enlazamos con nuestra cuarta reflexión: se deben subvencionar con dinero público todos estos eventos y hasta que punto esta subvención está condicionada a la existencia de pérdidas?. Nadie duda del esfuerzo que supone para entidades deportivas organizar un acontecimiento de este tipo, tanto humano como técnico y económico, pero hasta que punto estas subvenciones están condicionadas a la existencia real de perdidas económicas?. Podemos asegurar que no se están subvencionando públicamente competiciones organizadas por entidades privadas, en espacios públicos y con beneficios en sus cuentas de explotación?.
Y de aquí a nuestra sexta y última reflexión. Hasta que punto es ético que empresas lucrativas gestionen competiciones deportivas que se celebran en espacios públicos?. En estos últimos cinco años se ha intensificado por parte de las entidades sociales la lucha por conseguir una contratación pública socialmente responsable, que priorice para la prestación de servicios públicos, la contratación de entidades de iniciativa social pero a pesar de estas reclamaciones observamos como se cede la gestión de carreras emblemáticas a empresas privadas de finalidad lucrativa, que además no dudan en aplicar unos precios de inscripción elevados para cuadrar la cuenta de resultados. No sería mas ético fomentar la organización por parte de clubs de atletismo que puedan destinar los posibles beneficios a la promoción de este deporte?
Estas son solo 6 reflexiones de las muchas mas que podemos plantearnos ante esta burbuja del neorunning que actualmente estamos viviendo y que esperemos que como la inmobiliaria o la financiera no explote. Por que sobre todo no olvidemos que todos somos responsables e la deriva actual de este deporte, tanto los poderes públicos como las entidades deportivas o lucrativas y como no, nosotros humildes neorunners que con nuestro dinero acabamos marcando las tendencias a seguir