No es habitual que un atleta admita los cargos y la sanción después de haber sido suspendido por dopaje. Normalmente intentan llegar hasta el final y buscar cualquier resquicio legal que pueda ‘liberarles’ o por lo menos recortar algo al tiempo de inactividad impuesto por la AIU (Athletics Integrity Unit).
En el caso del keniata Elijah Manangoi, que esta semana conoció el veredicto definitivo sobre el tiempo de sanción (dos años y es efectiva desde diciembre de 2019, por lo que en principio en enero de 2021 podrá volver a competir). El atleta ha publicado en sus redes sociales un mensaje en el que reconoce el error, entona el ‘mea culpa’ y asegura que está limpio y que volverá a ganar pronto y ya está pensando en su regreso.
La surrealista justificación
Antes, eso sí, el informe de la AIU detalla lo que sucedió en el tercer control que el africano se saltó (bueno, los vampiros no lo encontraron donde aseguró que iba a estar), el pasado 22 de diciembre de 2019. “El atleta explicó en su apelación a la no comparecencia del control que la lesión que sufría había influido en su salud mental, que estaba más irritable y a veces sufría pérdidas de memoria. Para apoyar esa teoría la AIU recibió cartas del entrenador del atleta, del representante y del delegado de esa región. El delegado dijo que él era el responsable de la dirección y la ubicación que dio del atleta para esos días. Incluso asegura que cometió un error al informar de su paradero en ese mes de diciembre”.
