Hay días en los que salir a correr se convierte en algo más -no solo entrenar- si no en una búsqueda de respuestas a algo de lo que ni si quiera tienes muy claro que forma, color o sonido tiene, pero que te va susurrando en tu interior una y otra vez hasta que lo inunda absolutamente todo y te ves en la necesidad de atarte las zapatillas haga frío, llueva o juegue el Barça.
Ayer fué uno de esos días, y gran parte de la culpa la tiene un artículo de Contador de Km que me ha dejado con una sensación que aún no me he podido quitar de encima, una mezcla de tristeza y esperanza a partes iguales (debería existir una palabra-concepto que definiera este estado de ánimo, algo parecido a lo que se ha conseguido con la miedanza) si existiera, debería ser el hashtag de los capítulos de The Leftovers ya que una vez más me sentí como la mayoría de sus protagonistas, deambulando entre la búsqueda del significado de la pérdida en sus vidas y del miedo a perder -lo que aún- no han perdido.
Conozco muy poco de Contador de Km, pero me da la sensación de que es un optimista y que es de los que hasta en los momentos duros no pierde su sentido del humor. Un ejemplo de ello, es su artículo ‘Historia de un bidón’, un canto runner a la esperanza.
Motivado por su escrito salí a correr una vez más (ignorando contracturas de gemelos) pero no encontré el tipo de respuestas que se puedan verbalizar, pero sí expresar en forma de imágenes, gracias a mi teléfono móvil.
Le dedico este pequeño vídeo a lo imposible, es decir, a su Martina y como no, a mi Guillem.
