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La todavía misteriosa relación entre ejercicio y bienestar psicológico

Sabemos que hacer ejercicio nos hace sentir bien. Nuestro cerebro responde positivamente a sesiones sostenidas de trabajo físico —quizá una herencia de nuestro pasado como cazadores— pero todavía no sabemos exactamente cómo funciona el proceso. La corriente más extendida relaciona un aumento en la concentración de endorfinas, pero esta se está convirtiendo más en una teoría popular que en una evidencia científica. Nuevas líneas de investigación se centran ahora en la norepinefrina neuromoduladora, sospechosa de facilitar la gestión del estrés a nuestro cerebro.

¿Por qué asumimos que correr nos genera un torrente de endorfinas? Su descubrimiento, a mediados de los años setenta, revolucionó la comunidad científica; esto, junto con la popularización de los ejercicios aeróbicos, que generó una corriente mediática en la que se alababa el bienestar que reporta el ejercicio, nos llevó a esta asociación entre liberación de endorfinas y deporte. No obstante, diversas investigaciones apuntan la correlación entre ejercicio y endorfinas como una verdad falsamente asumida por el estamento médico.

El ejercicio funciona, pero ¿cómo?

El doctor Solomon Snyder, de la Universidad Johns Hopkins, apunta que “el que se encuentren altos niveles de endorfinas en la sangre de la gente tras hacer ejercicio no nos dice nada sobre el cerebro. Las endorfinas no pasan de la sangre directamente al cerebro, luego no se sabe si existe una alta actividad de ellas en el cerebro. Tendríamos que analizar la materia gris durante o inmediatamente después del ejercicio, algo que, por el momento, no ha sido posible, ya que las técnicas de medición actuales son muy invasivas”.

Pero si no son las endorfinas, ¿cómo se explica la satisfacción que causa el ejercicio? Nuevas líneas de investigación apuntan a los mecanismos de respuesta al estrés. Ya sabíamos, gracias a los estudios con animales, que el deporte aumenta la concentración de norepinefrina en aquellas regiones de nuestro cerebro más relacionadas con el estrés. Pese a desconocerse la naturaleza exacta de su funcionamiento, se cree que está relacionada con la modulación de otros neurotransmisores más comunes y cuyos mecanismos de actuación y sus relaciones con la respuesta al estrés son más conocidos. Además, se sabe que la mayoría de los antidepresivos aumentan la concentración de norepinefrina en el cerebro.

¿Es esta la respuesta definitiva? No, o todavía no. No todos los grupos de investigación están de acuerdo en que más norepinefrina equivale a menos estrés. No se trata de que la ansiedad se reduzca; por el contrario, centran el foco en un aumento de la capacidad de nuestro cuerpo para responder al estrés.

No reduces el estrés; preparas a tu cuerpo para soportarlo

Deportes como el ‘running’ parecen ayudar al cuerpo a gestionar mejor los síntomas del estrés. Los sistemas cardiovasculares, renales, etcétera están controlados por el sistema nervioso central y simpático, también comunicados entre sí. El ejercicio activa estos sistemas de comunicación corporal, y muchos sospechan que esta puede ser la clave: “cuanto más sedentarios somos, menos eficiente es nuestro cuerpo para responder al estrés”.

Es curioso cómo la relación “cuerpo-psique” choca con la imagen que arrastrábamos, hasta no hace mucho, de que un individuo preocupado por el físico tenía por obligación que descuidar la faceta intelectual. La ciencia está demostrando que esta idea es falsa. Doblemente falsa. Era algo que ya se intuía: en el caso de profesionales de deportes mentales como el póker y el ajedrez, poco sospechosos de requerir una intensa actividad física, es habitual que incluyan una preparación física intensa en su rutina de entrenamiento diaria. Estudios realizados en laboratorios corroboraron que los procesos bioquímicos asociados con la memoria se activan tras haber realizado un esfuerzo físico moderado de forma sostenida. La revista Neuroscience fue una de las primeras en hacerse eco de estos datos obtenidos por un grupo de investigadores de California.

La clave aquí parece estar en la activación de una molécula conocida como BDNF, que aparece tras ejercitar nuestro cuerpo. Muy interesante resulta que su activación se produce también en personas de avanzada edad, lo que confirma al ejercicio como una parte clave en la terapia paliativa de la degeneración neurológica en la población adulta. Cuenta con una doble utilidad: prevenir el declive neuronal y mantener las funciones cerebrales.

¿Qué pasa si me paso?

Realizar una actividad física de forma regular genera cambios en nuestro organismo, pero ¿qué pasa cuando llevamos nuestra pasión por el deporte al extremo? Nos sobreentrenamos. Se ha demostrado la correspondencia entre sobreentrenamiento y la relación cortisol/testosterona. La proporción entre estas dos hormonas es la responsable de mantener el equilibrio entre los procesos catabólicos (de destrucción) y anabólicos (de creación). Se cree que la relación cortisol/testosterona se incrementa, lo que provocaría un desorden en los procesos de destrucción celular, pero esta es una línea todavía en desarrollo.

La conclusión: cuidar tu cuerpo también es cuidar tu mente. Incluye un poco de ejercicio moderado en tu día a día, proponte un plan en el medio plazo y huye de los excesos para tener un cuerpo sano, pero también una mente ágil.


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