Inicio Noticias & Blog 'Ley de Maratoniano': La tensa espera antes del Maratón

'Ley de Maratoniano': La tensa espera antes del Maratón

Imagen del Maratón de Donostia
Imagen del Maratón de Donostia

La preparación para el maratón pasa por varias etapas, que a su vez conllevan cambios en nuestro estado de ánimo. Podríamos decir que el primer ‘pico’ fuerte llega en el momento en el que nos envalentonamos y decidimos inscribirnos en alguna prueba. Ese instante, esa fracción de segundo en la que estampamos nuestra firma y rellenamos el formulario pertinente por internet, representa que debería llegar previa sopesada decisión, pero lo curioso es que gran parte de las veces aparece más fruto de un arrebato o de una acción de gallardía que por otros motivos más razonados y consensuados.

Primera fase: ‘subidón’

En cualquier caso, es entonces cuando se produce como decíamos el primer gran pico en nuestro estado de ánimo. Típicos síntomas: pulsaciones aceleradas y esa sensación de cosquilleo y de nervios que suele invadirnos en momentos puntuales y que al mismo tiempo amamos y tememos por igual. El contexto, además, suele sernos favorable. Quedan meses por delante para prepararnos, andamos sobrados de ilusión y energía y a pesar de que ahora quizás ya sufrimos para terminar las medias, añadir 21 kilómetros tampoco se nos antoja tan dramático.

Segunda fase: Baño de realidad

Pasan las semanas y vamos añadiendo carga a nuestros entrenamientos. La dureza y el desgaste van haciendo mella en nosotros y es entonces cuando pasamos a una segunda fase en la que los índices de energía e ilusión disminuyen y se incrementa el de preocupación y desánimo. Sabemos que debemos ser capaces de mantener nuestro planning de forma casi de forma militar y habituar el resto de nuestros hábitos a ello. Toca hacer sacrificios, muchos, y eso a veces nos pone de mal humor porque significa privarnos de cosas que nos encantan y que debemos aparcar durante una larga temporada.

Tercera fase: ‘Repunte’ y frutos del trabajo

Pero con el paso del tiempo y a medida que se acerca la fecha también nos damos cuenta de que el entrenamiento va dando sus frutos. Ya no sufrimos tanto para hacer tiradas largas que al principio eran un suplicio. Estamos en la tercera fase, la de “quizás no voy tan mal y ya no veo una utopía finalizar el recorrido de una pieza y con la cabeza alta”. Notamos la carga en todos y cada uno de nuestros músculos, pero resulta que podemos ‘pegarnos’ una tirada de 30 kilómetros y al día siguiente ser capaces de bajar las escaleras de casa sin tener ganas de morirnos. Buena señal.

Cuarta fase: ‘Obsesión’ y omnipresencia del maratón en el día a día

A partir de las 2/3 semanas previas al gran día vamos bajando progresivamente la dureza de nuestros entrenamientos. Hay que llegar al Día-D con las piernas frescas. Lo que es difícil sin duda es llegar con la mente descansada y desconectar de alguna forma sin obsesionarnos con lo que está por venir. Porque a medida que se acerca el momento el maratón está omnipresente en nuestro día a día. No sabemos cómo, pero en las conversaciones en el trabajo, en casa, en los establecimientos, aparece el maratón. “No, prefiero no salir a tomar una copa el sábado, porque esto ya se acerca y no vale la pena jugársela para lo que queda ya”. “Voy a comer algo ligero porque necesito hacer bien la digestión para el rodaje de después de trabajar. La hora se acerca”.

Sin siquiera controlarlo el maratón pasa a tener un papel protagonista, estrella diría yo, en nuestra rutina. Y los días pasan, más rápidos o más lentos, y nos asomamos al ‘abismo’. Es curioso, pero los meses previos han transcurrido con rapidez, entre la dureza y la penitencia del entrenamiento. Una rapidez que se esfuma en las dos semanas anteriores a la prueba. El tiempo se detiene. El reloj de arena no deja que sus granos circulen de un compartimento a otro como suelen hacer. Y eso acrecenta nuestro temor y dificulta nuestra ‘armonía’.

Quieres aparentar normalidad, naturalidad, como que no te afecta lo que está por venir, pero por dentro ardes en deseos de que llegue ya. No estás seguro de estar 100% preparado, pero tampoco quieres alargar la ‘agonía’ ni esa angustia que te ha invadido. En ese momento nos encontramos los que afrontamos, por ejemplo, el Maratón de Sevilla. Y dentro de poco el de Barcelona. Y así sucesivamente. ‘Ley de Maratoniano’, como la ley de vida…


Suscríbete a nuestro newsletter

Recibe en tu correo lo mejor y más destacado de LBDC

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí