Inicio Entrevistas La sinceridad de Mariano García: "Siempre estoy muy nervioso en carrera "

La sinceridad de Mariano García: "Siempre estoy muy nervioso en carrera "

Una semana después de caer a su manera en el Europeo de Polonia, Mariano García está en Sierra Nevada. Acepta su manera de ser. “Tengo asumido que estoy un poco loco. Y a veces se me cruzan los cables. Pero no soy un chulo”. 

Joder, Mariano, joder.

– Bueno, sí, pero….

Ha pasado una semana desde que Mariano García cayó en el Europeo de Torun (Polonia) como un valiente o como un suicida. 

Quién sabe.

Hay interpretaciones para todo pero él acepta que yo le diga que a mí, personalmente, me dio rabia lo que pasó.

– Y a mí también -añade él.

– Imagino.

– Siempre me pongo nervioso pero esta vez me puse más nervioso aún porque cuando me golpearon en la carrera pensé que me iba al suelo y tuve que tomar una decisión de golpe. Y entonces decidí empezar a correr como un loco.

– ¿Se le cruzaron los cables entonces?

– Se me cruzan a veces, tengo que reconocerlo. Pero esta vez no me puedo arrepentir porque tiré para adelante y lo hice sin miedo y llegué hasta donde llegué y me faltó tan poco. Pero, claro, eso no vale.

Su entrenador Gabi Lorente le echó la bronca.

“Pero es que Mariano es muy impulsivo”, razonó, “y es lo que intento inculcarle,  que en el 800 hay que tener calma. Pero aunque se lo repita mil veces, cuando tiene ese impulso…”

– Bueno, sí, es que lleva razón -admite Mariano-. Sé que fallé, sé que hice la táctica contraria de la que mi entrenador me había dicho, pero cuando uno cambia el chip de repente hay cosas que no se pueden sujetar y en Polonia…

– Hay a quien le pareció una chulería por su parte.

– Tengo asumido que estoy un poco loco pero no soy un chulo; un chulo no, nunca. 

– ¿Y cómo es su locura?

– Sé que a veces se me va la cabeza, que la de Polonia no es la primera vez que se me va la cabeza y que quizá no sea la última. Pero no puedo renunciar a lo que soy. Es lo que me ha permitido enfrentarme a los mejores. No creo que tenga que pedir perdón.

Mariano García está en Sierra Nevada para volver a empezar, para preparar el verano.

– Lo pasado pasado está -dice.

– Claro.

– Pero es que para ganar también hay que hacer locuras. Hay campeones olímpicos que las han hecho y han ganado. De hecho, en Polonia, si no me hubiese quedado sin fuerzas en la última recta, me hubiese clasificado. Por eso ese punto de locura que tengo no me da miedo. Creo que me seguirá ayudando en el futuro.

– Habla como si fuese un grande.

– No lo soy pero para llegar a serlo tengo que pensar como un grande. No puedes pensar, ‘es que este es mejor que yo’, porque entonces no llegarás lejos y yo creo que puedo llegar, que tengo que llegar.

– ¿Y cómo se llega?

– Es lo que quiero descubrir.

– ¿Qué descubrió en Polonia?

– Que el 800 es como un ‘sálvese quien pueda’, sobre todo en pista cubierta. Somos tantos y las rectas son tan pequeñas y en las curvas apenas puedes adelantar… Si no te colocas bien, si no te colocas arriba, puedes no tener nada que hacer.

– ¿Qué hará usted en los JJOO?

– Bueno, primero tengo que lograr la plaza.

– Debería lograrla.

– Está claro que si no crees en ello no lo vas a lograr. Pero también está la opción de no conseguirlo. Hay que saber que puede pasar de todo. Por eso para mí lo importante es llegar a casa y que mis padres me digan ‘no te preocupes, Mariano, lo has hecho bien’.

– ¿Se presiona usted mucho?

– No, ¿por qué? En la competición no se trata de presionarte sino de demostrar lo que has entrenado. Por eso yo la presión se la dejo a los demás. ¿Quién me iba a decir de niño que iba a estar ahora donde estoy? He tenido la suerte de llegar a ser atleta practicamente profesional. Aunque no descuidaré nunca los estudios ahora el atletismo es lo primero.

– Es el momento.

– Mi única misión es dar lo mejor de mí hasta el último centímetro, qué le digo, hasta el último milímetro.

– ¿Y no tiene miedo?

– No, no tengo miedo.

– ¿Y no tiene miedo a decepcionar como en Polonia?

– Es que tampoco decepcioné a nadie. Me decepcioné, decepcioné a mi entrenador y cuando llegué al hotel y le llamé me preguntó qué tal estaba le pedí disculpas, “sí, lo sé, Gabi, sé que la he liado”. 

– Bueno, si le parece, no vamos a insistir más en eso que nos van a llamar la atención.

– Sí, sí.

– Además, es muy joven.

– No tanto ya. Ya no soy el chico de 20 años. Ahora soy el de 23 y ya tengo una edad para el 800. Pero quiero creer tanto en mí. Quiero pensar que puedo lograrlo y para hacerlo lo que me interesa es mejorar en cada entrenamiento, buscar lo mejor de mí mismo, disfrutarlo. Si mejoro entrenando mejoraré compitiendo.

– ¿Y ha mejorado entrenando?

– No se crea que tanto. Me gustaría hacer las series de 400 en 52 o, a lo sumo, en 53 segundos. Pero hacer 54 en los entrenamientos me cuesta la vida. Y, sin embargo, en competición paso el 400 en 50 o 51 y voy sin problema, casi silbando, no lo entiendo.

– El padre de Sebastián Coe nos hizo saber que “una mala competición siempre es un buen entrenamiento”.

– Será eso entonces.

– ¿Qué pasará en su próxima competición?

– Quiero quitarme el sabor amargo que me dejó lo de Polonia. Pero a la vez fue una lección para toda la vida. Por marcas tenía que haber llegado a la final. Justo todo lo contrario de lo que ocurrió en Glasgow hace dos años, donde nadie me conocía y fui cuarto de Europa. Por eso al 800 hay que respetarlo tanto. El que tiene la peor marca puede ser el primero en la meta.

 


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