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La maratón aturdida

Publicado por
LBDC
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En 2020 fue el primer megaevento deportivo cancelado a causa del coronavirus. Lo que vino después ya es historia. La incertidumbre causada por la pandemia impuso un parón de más de dos y medio hasta que se celebró de nuevo, el 7 de noviembre de 2021, donde la Zurich Marató de Barcelona más esperada llegaba a una emblemática 42 edición con un notable éxito –sin llegar a ser multitudinaria– a pesar de los desafíos sanitarios latentes por las diferentes variantes.

Y es que la negación es la clave del deseo. Si el ser humano tiene una debilidad esa es, sin duda, la negación. Basta que nos nieguen alguna cosa como para desearla con mucho más ímpetu. La negación mueve las más altas montañas, sin embargo, el reto no acababa aquí para los organizadores. Urgía posicionar de nuevo la prueba en un calendario cada vez más concurrido y aquí empezaron los problemas.

Se anunció y abrieron inscripciones para 2022, el 3 de abril, fecha previamente reservada en el calendario nacional de la Federación Española de Atletismo por el Maratón de Zaragoza. Al no poder coexistir en el mismo día, salvo pacto en contrario entre las partes que no llegó, prevaleció la más habitual en el calendario, la prueba aragonesa, obligando a Barcelona a cambiar de nuevo la fecha so pena de convertir el evento en un festejo popular a ojos de la oficialidad federativa (sin opción de participación de atletas becados y corredores extranjeros de élite, principalmente).

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Este error, que finalmente desplazó la prueba al 8 de mayo, convivía con un motivo puramente sanitario, y por extensión de propia viabilidad de la prueba ante la caída brutal del número de corredores internacionales inscritos, buscando así reducir la incertidumbre de la pandemia que favoreciera la movilidad de los/las atletas. Un movimiento que pone de manifiesto la fuerte dependencia de la prueba hacia al corredor extranjero que acumula el 50% de participación.

La consecuencia menos deseada es que el 8 de mayo, y a la vista de las temperaturas medias y humedad de los últimos años, se espera calor poco apropiado para correr un maratón, claramente por encima de los 20° C.  Y es que la relación entre la disminución del rendimiento en maratón y el aumento de la temperatura ha sido bien establecida con anterioridad, incluso hay estudios capaces de predecir en qué medida puede influir un grado de más o de menos sobre nuestro tiempo en maratón.

Por ejemplo, en una media de todos los corredores de 3h57minutos se estima que la temperatura ideal para correr maratón es de 6,24°C. Un incremento de 5°C (11,24°C) supone una pérdida cercana a los 2 minutos, con +10 °C (16,24°C) el ritmo ya decrece en 9 minutos y con +15°C (21,24°C) son 22 minutos los que perderíamos en relación al óptimo.

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Y no solo es una cuestión de ritmo. Los riesgos de salud asociados por problemas de hidratación y choque térmicos en un maratón se disparan cuando sube el termómetro. Durante el Maratón de Boston 2004 (T = 22,5°C) se atendieron 300 emergencias. En el maratón de Londres de 2007 (T = 19,1°C frente a un promedio de 11,6°C durante los nueve años anteriores analizados) hubo 73 hospitalizaciones con 6 casos de desequilibrio electrolítico grave y una muerte, donde el tiempo promedio total fue de 17 minutos más lento de lo habitual.

Otra de las derivadas, anunciada el pasado viernes, es la creación de una prueba de 10k que se llevará a cabo de forma simultanea al maratón, una acción que parece alejada de la filantropía y podría compensar el escaso número de inscritos a los que está seduciendo esta edición de la Maratón de Barcelona. Con un precio de 25€, elevado teniendo en cuenta la drástica reducción de costes marginales por atleta inscrito que supone la coexistencia de las dos pruebas, arrebata parte de la esencia en un día tan especial y exclusivo como es la maratón de la ciudad.

Algo similar sucedió en el año 2004, donde se introdujo el “Tercio” de maratón que a la postre condujo a la cancelación de las dos pruebas en 2005. Se retomó la idea en 2006 y 2007, haciéndola coincidir con un 10k que fue suprimido en 2008, ya que una prueba como es el maratón de una ciudad como Barcelona no necesita aditivos que devalúen el producto principal.

Recordemos que la Zurich Marató de Barcelona tocó techo de inscritos en 2016 con 16.885 llegados, seguido del año 2012 con 16.216 corredores en meta y que en los últimos años ha ido eliminando algunos de los elementos más emblemáticos del recorrido, haciéndolo algo más rápido, para adaptarse tímidamente a uno de los reclamos que atrae a un volumen importante de corredores: un circuito donde se obtengan buenas marcas. El resultado es un híbrido que deambula entre el encanto turístico del recorrido y un cierto atractivo competitivo.

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