No para quieto. Kilian Jornet vive la vida al límite y no deja de sorprendernos con cada actividad que hace. Y la verdad que últimamente nos está dejando mucho mucho contenido. Será que tenía muchas ganas de volver un poco a la normalidad después de esta época complicada de confinamiento. No olvidemos que recientemente corrió un medio maratón (10,5 kilómetros que tuvo que repetir dos veces) y antes colgó un espectacular entrenamiento en pista.
El corredor de montaña vive en un entorno privilegiado entre los fiordos noruegos y tan solo debe moverse algunos kilómetros para poder correr y esquiar por valles preciosos y sumar desnivel positivo a esas piernas que han surcado todo el planeta disputando las pruebas más exigentes y peligrosas.
Noruega, un país lleno de magia
El último ‘regalo’ con el que nos obsequia Jornet es un descenso esquiando que quita el hipo. Por una ladera aún con bastante nieve en Trollstigen (bien cerquita de donde reside), Kilian se tira sin pensárselo dos veces junto con el escalador y esquiador David Lindgren por una pendiente que a cualquiera le haría reventar el marcapasos. “No son malas condiciones para estar a mediados de junio. Hoy con David Lindgren fuimos a un sendero de bajada escondido que teníamos visto durante un descenso este pasado invierno. Las temperaturas no eran las ideales, pero aún es posible esquiar bien”.
