Se habla mucho, muchísimo, de los ‘training camp’ de Iten, en Kenia. De la cuna del enorme éxito que los atletas keniatas han tenido en el fondo mundial las últimas dos décadas. Allí se han forjado (y continúan haciéndolo) estrellas como Kipchoge, Kamworor, Kipruto, Chelimo, Kiplagat, Kosgei, etc. Un lugar que hemos podido en la Bolsa del Corredor descubrir gracias a Marc Roig (uno de los fisioterapeutas de Eliud y residente desde hace años en Kenia, donde ha formado una familia) o Totti Corbalan, otro español que está entrenando en este paraíso que proporciona altura y las condiciones necesarias (paz, descanso, una dedicación exclusiva a entrenar) para forjar a campeones.
También la vecina Etiopía reúne esas condiciones y ha dado atletas de primerísimo nivel. Léase Kenenisa Bekele, Desisa, Legese, Alayew, Dibaba…Otra de las cunas conocidas a nivel mundial y (quizás no al nivel de Kenia) donde acuden atletas de todas las nacionalidades para vivir unas semanas, meses, la rutina ‘monacal’ de los autóctonos y aprovechar estas condiciones favorables.
La factoría silenciosa
Pero en estos últimos tiempos ha irrumpido un país más pequeño, vecino de Kenia y de Etiopía, y sin hacer demasiado ruido ha colocado a varios de sus atletas en la primera línea a nivel internacional. Cheptegei, Kiplimo, Kissa, Kibet, Chemutai, Chesang…Uganda deslumbró en el último Mundial de Medio Maratón disputado en Polonia, donde Kiplimo se llevó el triunfo y el equipo fue tercero a apenas unos segundos de las potencias keniata y etíope.
Por su lado, Cheptegei, candidato a mejor atleta del año 2020 (también Jacob), ha sido el gran nombre propio de esta atípica temporada con sus récords del mundo de 5.000 y 10.000, ambos arrebatados a Bekele. El periodista especializado en el continente africano Xavier Aldekoa ha viajado hasta la pequeña localidad de Kapchorwa, en las faldas del monte Elgon del este de Uganda, y ha descubierto el cuartel general de esta nueva hornada de atletas que están subiendo a una velocidad de vértigo. Lo ha hecho en un reportaje para ‘La Vanguardia’.
Un paraíso perfecto
Las colinas de la región, por encima de los 2.000 metros de altitud, se llenan cada día de corredores. Sencillez, apenas calles asfaltadas y, sobre todo, mucha paz y calma. “¿El secreto de Kapchorwa? Se sabe muy poco sobre Kapchorwa como un lugar de corredores. Pero se lo puedo decir al mundo: este es un lugar perfecto, es un destino ideal para entrenarse. Tenemos la altitud perfecta para correr, muchas colinas, un clima suave, la mejor comida y no hay contaminación”, asegura Cheptegei a Aldekoa. Kapchorwa está varios pasos por detrás de los ‘training camp’ de Kenia y Etiopía. No hay centros de fisioterapia ni gimnasios. Ni siquiera una pista para entrenar (está en construcción).
Genética
Pero la genética (los sabiny o sebei son una ramificación de los kalenjin kenianos) y la ilusión por el reconocimiento y por ascender socialmente (los corredores son los que mejores casas tienen en esta humilde zona rural según Aldekoa). En las tiradas mañaneras pueden llegar a coincidir ‘recordman’ y campeones mundiales como Kiplimo y Cheptegei con chicos de 12 años y corredores amateurs. Aquí todos son bienvenidos, luego competimos para ganar pero cuando nos estamos entrenando, nos ayudamos”, le confiesa Kiplimo a Aldekoa. Una vez termina la sesión un grupo enorme de corredores se reúne ya de vuelta en la aldea para charlar mientras estiran y hacen ejercicios que les van mandando sus preparadores y fisios.
El gobierno ugandés quiere aprovechar el tirón de Cheptegei para promover el turismo deportivo y que se convierta en un reclamo para atletas y curiosos. Agradecer a Xavier sin duda esta joya que nos ha regalado.
