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“He sido campeona de España y he vuelto a casa conduciendo yo sola 400 kilómetros escuchando ‘Los 40 Principales'”

Irene Pelayo, la nueva campeona de España de maratón, es una mujer de 43 años que representa la normalidad. “Abascal me enseñó a saber estar en las victorias y en las derrotas”

“La enhorabuena ya me la doy yo”, explica Irene Pelayo, que ayer fue campeona de España de maratón. Una mujer de 43 años que después cogió el coche y fue conduciendo ella sola desde Zaragoza a Polanco (Cantabria), donde vive. Más de 400 kilómetros en la carretera en los que le dio tiempo a pensar de todo. “Pero, en especial, en la carrera que salió tal y como pensaba con el viento que hacía”, explica. “Y estoy feliz, no lo puedo ocultar”.

43 años. Ha detenido el tiempo
Hay gente que dice que ya estoy mayor. Pero a mí ésa me parece una palabra un poco fea. Creo que hay palabras mejores para describir mi edad.

Pero es una edad sorprendente para la élite.
Bueno, yo no sé cómo explicarlo. No hay edad para correr. Mientras te respeten las lesiones, siempre puedes estar ahí. Al final, lo fundamental es poner ganas y decir ‘yo quiero seguir aquí’.

¿Y usted le pone más ganas que los demás?
Sí, pero porque me gusta. Llevo desde los diez años en este deporte. Comencé en el Pryca Vega de Pas con José Manuel Abascal, que había sido medallista olímpico y que me enseñó a saber estar en la victoria y la derrotada.

¿Siempre fue tan bonita su vida deportiva?
He sido constante. Pero, sobre todo, por la disciplina en mí misma que tengo desde niña cuando veía a mi padre, que era ganadero y que le veía trabajar más de diez horas al día. De eso aprendes y se te queda para toda la vida.

¿Y el maratón es más duro que la ganadería?
No sé qué decir. Supongo que depende del ritmo. Cuando quieres hacer récord de España o una mínima olímpica entonces es muy muy duro. He vivido esa agonía. Todavía recuerdo cuando sufrí aquella pájara en el kilómetro 35 en el maratón del aeropuerto de Twente en el que corría Kipchoge. Un gel de cafeína me sentó mal en el kilómetro 35 y allí perdí la mínima olímpica para los Juegos de Tokio. Me quedé a 30 segundos.

Lo recuerdo.
Pero hay que seguir. Hay que asimilar las derrotas y las victorias. Nunca eres más que nadie. Mire hoy he sido campeona de España. Me he duchado. He comido en el hotel y he cogido el coche yo sola y he venido conduciendo cuatro horas hasta Santander. He parado en Altube a tomar un café.

¿Y qué venía pensando en el coche?
Mientras escuchaba ‘Los 40 principales’, reflexionaba de la carrera y estoy contenta. Tenía este objetivo y lo he logrado. Es la primera vez que soy campeona de España de maratón. Para mí, por encima de todo, es una satisfacción.

Y las satisfacciones también importan.
Claro. No todos los días se corren 42 kilómetros. Yo iba el sábado en el coche y me decía a mí misma: ‘mañana dos horas y media corriendo, qué paliza’, porque un maratón es muy exigente y no sabes lo que puede pasar.

Tiene edad de estar retirada.
Sí. Pero hay que preguntarse el por qué y si podría haber más. Seguramente hay gente de mi edad que lo ha dejado porque ha decidido formar una familia y ya no puede dedicarse al cien por cien a este deporte.

¿Y usted?
No, yo no he sentido la llamada de formar una familia. No hay que buscar otra explicación y soy feliz así. Vivo con mi pareja, me gusta mi vida, tengo tiempo para ir a entrenar y para recuperar.

¿Y recupera como antes?
Yo creo que sí, porque sino no me saldrían las cosas. Tengo un entrenador Carlos Diez que es una maravilla. Sabe toda mi vida, sabe cual es mi día a día y gestiona bien los entrenos para que yo rinda al máximo.

¿Y cómo es su día a día?
Me levanto, voy a trabajar, doy clases extraescolares como monitora de atletismo. Pero, sobre todo, es un trabajo que me gusta. Me gusta trabajar con niños y formarles en este deporte. Ante todo, les digo que disfruten y que se lo pasen bien.

¿Realmente usted disfruta corriendo, compitiendo?
No, no disfrutas. Disfrutar no es la palabra, porque sufres. Pero a la vez estás haciendo lo que te gusta. Yo le diría que disfrutas del día, no del sufrimiento, porque disfrutar, disfrutar, como tal, mientras compites… Yo disfruto cuando voy a la playa, cuando voy de comida, cuando voy al cine, pero en una competición a ritmos fuertes…

Da para un buen debate.
Abascal siempre nos decía cuando íbamos a las carreras que disfrutásemos. Quizá por eso yo estoy aquí, porque nos formó muy bien.

¿Y hasta cuándo?
Qué pregunta más mala

¿Por qué?
Hasta que me respeten las lesiones y me rompan la continuidad. Entonces habrá que pensar en el deporte salud y en otras cosas de la vida. De momento, voy en el día a día. A veces, cuando te pones metas a corto plazo, sale todo mal. En el día a día salen mejor las cosas.

¿Hoy va a entrenar?
Sí. Haré diez o quince minutos en el campo de fútbol del Sniace de Torrelavega. No quiero que me pase lo de Münich. Me tiré casi un mes sin entrenar y para recuperar las piernas fue peor. No quiero que me vuelva a pasar.


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