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Habitación de Airbnb y comida de supermercado. El training camp de un profesional en el paro

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LBDC
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El “boom” comercial de la bicicleta contrasta completamente con la dura y delicada situación que atraviesan muchos ciclistas y equipos profesionales.

La precariedad de un sector, que ha sido denunciada en reiteradas ocasiones por sus integrantes, parece no tener fin y es que cada vez son más las complicaciones económicas y financieras para unos deportistas que están muy lejos de recibir las comodidades propias de otros deportes profesionales como el fútbol o el baloncesto.

Salarios negociados a la baja, contratos World Tour más propios de tercera división e incluso ciclistas que llegan a pagar dinero a un equipo por correr en un determinado calendario.

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El circo del ciclismo profesional está más alocado que nunca y buen ejemplo de ello son los últimos meses que ha vivo nuestro protagonista.

A pocos lectores les sonará probablemente el nombre de Julien Vermote, y es que el ciclista belga, pese a acumular 9 temporadas en el World Tour siempre ha quedado eclipsado bajo la figura del tan infravalorado gregario.

Un ciclista que, pese a que en categorías inferiores apuntaba grandes cosas, llegando a ser campeón belga Sub-23 tanto de ruta como de contrarreloj, asumió con su llegada al profesionalismo un rol “secundario” como corredor de equipo.

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Vermote, quien cuenta con 4 participaciones en el Tour de Francia y 3 en la Vuelta a España, se encuentra desde el pasado 1 de enero sin equipo, sin contrato y sin trabajo después de que expirará su último contrato con el equipo Cofidis.

El contrato con el equipo Cofidis expiró el pasado 31 de Diciembre

A sus 31 años, Vermote se encuentra ante una situación totalmente atípica para él. Ningún equipo quiere hacerse con los servicios de un ciclista que en su día llegó a ser reclamado como fichaje de primera necesidad por el mismísimo Mark Cavendish.

Ninguna estructura se ha interesado seriamente por él y es que en muchas ocasiones los equipos y los directores deportivos priorizan en exceso los ciclistas ganadores, olvidándose por completo de la excelente labor que realizan los gregarios.

Vermote es uno de ellos. Uno de los mejores en su trabajo. Un ciclista capaz de tirar del pelotón durante kilómetros y kilómetros con el único, pero complicado objetivo, de llevar controlada la escapada de la jornada. Una auténtica locomotora en el terreno más llano y un devorador nato de kilómetros.

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El ex corredor de Cofidis, reconocía recientemente en una entrevista a Cyclingnews, que la situación era especialmente delicada y que si las cosas no mejoraban en un intervalo racional de tiempo, tendría que plantearse seriamente la posibilidad de dejar el ciclismo.

De momento Vermote sigue preparándose para lo que pueda venir. “Estoy haciendo lo mismo que cada año y tengo que estar preparado por si aparece una nueva oportunidad”

Un Julien Vermote que se encuentra, como prácticamente la totalidad del pelotón internacional, haciendo un training camp en la Costa Blanca.

Sin embargo, en su caso, las cosas son totalmente distintas a como lo han sido los últimos 9 años.

El buffet del hotel, el material nuevo, los masajes y todas las comodidades que ofrecen los equipos a sus corredores han dejado paso a la soledad, a una habitación de Airbnb y a la comida de supermercado.

Vermote tiene que costearse todo el Training Camp, y sin ningún ingreso inminente le toca ser prudente.

“Vine aquí en diciembre dos semanas, y ahora he vuelto con la intención de realizar otro bloque de volumen”. “Afortunadamente prácticamente todos los días encuentro a algún grupo de ciclistas profesionales con los que entrenar”

La situación que ya de por si era delicada se ha agravado considerablemente con la pandemia del Covid 19, y es que algunos equipos como el CCC han desaparecido y otros muchos han reducido sus plantillas.

El buffet del hotel, el material nuevo, los masajes y todas las comodidades que ofrecen los equipos a sus corredores han dejado paso a la soledad, a una habitación de Airbnb y a la comida de supermercado.

Vermote quien afirma sentir preocupación y ansiedad por su situación personal, reconoce que la motivación es clave para superar estos momentos.

“Con 31 años siento que todavía puedo aportar cosas al ciclismo y a los equipos. Me encuentro bien físicamente y sigo amando el ciclismo”.

En cualquier caso, Vermote tiene claro que todo esto es temporal y que, si la situación no mejora, pronto tendrá que dejar el profesionalismo para centrarse en otras cosas.

Una situación que ya han padecido otros jóvenes y prometedores ciclistas que tuvieron que abandonar el profesionalismo antes de tiempo por la falta de oportunidades y de solidez económica.  

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