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Ganar también puede ser muy desagradable

Publicado por
Alfredo Varona
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Hay poca gente que haya experimentado esa sensación como Ilias Fifa este fin de semana.

El “pregunta lo que quieras, yo respondo” no fue suficiente esta vez. Y no por culpa del periodista. Al contrario. Hacen falta periodistas como Javier Sánchez que saben preguntar y que están especializados en buscar historias diferentes en un periódico como EL MUNDO. Lo que no hace falta son atletas con el pasado de Ilias Fifa.

Se ha vuelto a comprobar este fin de semana en el que Ilias Fifa ha ganado el campeonato de España de 10.000 y ha sido un triunfo bastante desagradable. Yo no he visto un solo aplauso en las redes sociales. Al contrario. Y he pensado que tanta gente como ha lamentado su triunfo no puede estar equivocada. En su momento aprendimos que las mayorías casi siempre tienen razón. Y esa idea nos acompaña de por vida.

Ilias Fifa es un atleta de 33 años que, por lo visto, vino a España desde Marruecos en los bajos de un camión. Él nos correspondió con su nacionalización. Ganó hasta el Campeonato de Europa de 5.000 en Ámsterdam. Parecía una perfecta historia de amor.

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No mucho tiempo después, descubrimos que ése triunfo no valía la pena. Y lo secuestramos en la memoria. Fifa fue sancionado cuatro años por presunto tráfico de dopaje. Y aunque él diga que es inocente y no haya pedido perdón a nadie, la gente, por lo general, condena para siempre a esta clase de atletas.

Hay entrenadores a los que les disgusta hablar de dopaje. Pero los que escribimos debemos hacerlo porque es un tema que interesa a la gente. Y por desgracia no está todo contado.

La cosa es si un tipo como Fifa, después de haber cumplido cuatro años de sanción en los que dice que trabajó de mozo de almacén, merece el perdón de los demás. Yo no lo sé, pero después de lo que he visto este fin de semana, tengo la seguridad de que la gente no se lo ha concedido. Es más, la mayoría no le quiere ver ni en pintura en una pista de atletismo.

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Así que no la hagas y no la temas. Es una cuestión de valores. Yo lo aprendí en el colegio la primera vez que suspendí matemáticas. Me dio por falsificar el resultado de las notas. “Si quieres que no vuelva a confiar en ti sigue mintiendo”, me dijo mi madre. Me dio hasta miedo.

No conozco a Fifa de nada. Pero sí sé que España es un país que le acogió con generosidad y hasta le convirtió en un profesional del atletismo. Un país que, obviamente, también celebró sus éxitos e imagino que repercutiría en su cuenta de ingresos. Un país, en definitiva, que no estaba preparado para lo que pasó.

La única vez que me han abroncado en Twitter (si la memoria no me falla) fue cuando defendí la longevidad de un atleta como Justin Gatlin, cuya trayectoria también está obstruida por el dopaje.

Y al contrario que Fifa, que se ha declarado como una víctima total (“montaron una película en mi contra”), Gatlin es un atleta que ha pedido perdón. Pero da igual. Por lo general, la gente, terca o no terca, no perdona estos asuntos de dopaje. Ya nada vuelve a ser como fue. De ahí que, si no quieres arriesgarte a perder el cariño popular, no la hagas. Los triunfos podrán volver como se demostró con Gatlin o se ha demostrado ahora con Fifa. Pero el cariño con el que se te recordará eso ya no vuelve jamás, eso queda enterrado en las profundidades del océano Pacífico. ¿Merece la pena?

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Para mí, no. Entre la honestidad y el dinero yo tengo claro qué es lo más importante. No sé lo que pensará Fifa porque va de víctima. Pero tiene que ser muy desagradable ganar como lo hizo él el sábado, lo más parecido a celebrar un cumpleaños y que no venga ni uno de los invitados.

Este artículo estará bien invertido si nadie vuelve a arriesgarse a que le pase eso. No le pido otra cosa a estas líneas. A Fifa pues no sé qué decirle. Javier Sánchez nos contaba que en Santa Coloma de Gramanet lo tratan como “un ídolo “. Y a lo mejor los árboles le impiden ver el bosque.

La gente ya se sabe que aboga por el atletismo más limpio posible. No nos podemos conformar presintiendo que hay grandes atletas a los que nunca se les ha pillado y debería haberseles pillado. Porque esa es una explicación para perdedores. Y la sociedad no se mejora con perdedores.

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Alfredo Varona