La triste noticia del fallecimiento de la atleta Gabriele Grunewald nos ha cogido desprevenidos. No porque su estado fuera el mejor (su marido llevaba varios días informando en las redes de que había empeorado), sino porque las fuentes de inspiración, las ‘leyendas’, parecen inmortales, nos gustaría que lo fueran. Y Gabe lo era. Aparte de una de las mejores atletas de media distancia de Estados Unidos, Grunewald se había convertido en un símbolo de la lucha contra el cáncer.
Todo comienza en 2009
En 2009 sintió un pequeño quiste debajo de su oreja izquierda, que su médico diagnosticó como un carcinoma adenoide quístico, “un cáncer raro”. Por supuesto que sintió miedo, como ha declarado en algunas ocasiones “soy una joven adulta con cáncer, no es una película de la televisión, es algo real, y da miedo”. Sin embargo, cuando ya por entonces su entrenador le dijo que no realizase la siguiente carrera ella se negó rotundamente e hizo una de sus mejores marcas personales corriendo los 1.500 metros.
Grunewald pasó por cirugía y por radiación, pero tres meses después volvió a correr, y lejos de ver disminuida su fuerza física, consiguió seguir mejorando sus tiempos. El problema se recrudeció en 2011, cuando se le diagnosticó un cáncer de tiroides. Correr se convirtió en algo aún más elemental para Gabe, que encontró además el apoyo de su entonces pareja y ahora marido Justin Grunewald (el apellido original de Gabe es Anderson). En 2016, precisamente su marido detectó una masa extraña en el estómago. Esta vez el carcinoma adenoide era más grande, y supuso que le tuvieran que extirpar la mitad del hígado.
A pesar de los reveses, nunca ha perdido la buena cara ni ha dejado de alentar a los más jóvenes para que superen todos los reveses que la vida les pone por delante. Hizo marca personal en el 1.500 en Mónaco en 2013 (4:01:48), cuando ya había entrado en todo este espiral.
Este 11 de junio se fue con la misma calma y serenidad que mostró en sus últimos años. En su casa, en Mineápolis. Lo anunció su marido, su acompañante, su apoyo, en Instagram. Descansa en paz, Gabe.
