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Un estudio detecta un microbio que mejora el rendimiento de los atletas

Unn estudio publicado en la revista ‘Nature Medicine’ realizado con corredores de élite ha identificado un grupo de bacterias que son más comunes en los atletas, especialmente después del ejercicio, y que pueden desempeñar un papel en la mejora del rendimiento deportivo. Los investigadores aislaron este microbio, lo extrajeron de los atletas y lo experimentaron con ratones de laboratorio, llegando a la conclusión que estas bacterias derivadas de los seres humanos aumentaron el rendimiento del ratón en una prueba de esfuerzo en cinta rodante en un 13%.

“Este es un estudio realmente impresionante”, dice Morgan Langille, un investigador de microbiomas en la Universidad Dalhousie en Nueva Escocia que no participó en la investigación. Los científicos ya sabían que el ejercicio cambia sutilmente la composición de nuestro microbioma. Ciertas cepas florecen en el intestino post-entrenamiento. Pero no habían demostrado si alguno de estos microbios amantes del ejercicio afecta a nuestra salud o rendimiento. 

“Si pudiéramos identificar los microbios que contribuyen a la salud y el rendimiento de las personas súpersanas, tal vez podríamos desarrollar un probiótico para ayudar a las personas de ‘a pie’ a rendir mejor”, dice Jonathan Scheiman, actualmente co-fundador y CEO de FitBiomics, quien dirigió este estudio mientras ejercía como investigador postdoctoral en la Escuela de Medicina de Harvard. 

Recoger heces en la Maratón de Boston

Para la investigación, Scheiman necesitaba un buen conjunto de datos de los microbios intestinales de los atletas. Así que solicitó a los corredores del Maratón de Boston si podía recolectar sus heces. “Pasé dos buenas semanas de mi vida recorriendo Boston con un Zipcar recolectando muestras de heces de los atletas”, comenta Scheiman, que quería comprobar los microbios antes y después de la prueba y compararlos con los microbiomas de los no corredores. 

Scheiman entregó las muestras de heces a su colega Aleksandar Kostic, microbiólogo del Centro de Diabetes Joslin de Harvard Medical School (Kostic también es cofundador y asesor científico de FitBiomics). Kostic secuenció el ADN bacteriano en las muestras de heces y buscó diferencias, ya sea en los tipos de bacterias presentes o en su número relativo, entre los grupos.

Veillonella, la bacteria de la discordia

Las diferencias eran sutiles. “No es como si el microbioma de los corredores se viera completamente diferente de los no corredores”, dice. “Pero un grupo de bacterias se destacó en los corredores. Veillonella”. La bacteria Veillonella parecía ser un poco más común en los corredores que en los no corredores, y se hizo mucho más común después de correr la maratón. “Estábamos intrigados, pero no sabía nada de la Veillonella”, dice Scheiman. “Así que lo busqué en Google”. 

Aprendió que Veillonella tiene una forma bastante inusual de ganarse la vida: come lactato, un subproducto químico del ejercicio intenso que se asocia con la fatiga (aunque, contrariamente a la creencia popular, en realidad no daña los músculos). La intriga de Scheiman creció. “¿No es interesante que después de correr una carrera tengas un aumento en un tipo de bacteria que come un subproducto metabólico de correr una carrera? … Ese fue un gran momento de iluminación”, dice. 

Así que hicieron un experimento. Scheiman aisló la Veillonella de las heces de uno de los maratonistas y la transfirió a las entrañas de los ratones de laboratorio normales. Como control, inoculó a otro grupo de ratones con una cepa diferente de bacterias que no comen lactato. 

Luego, los dos grupos se enfrentaron en una serie de carreras hasta el agotamiento. Los ratones tratados con Veillonella ganaron. En promedio, duraron un 13% más (18 minutos frente a 16 minutos en todos los ensayos) que los ratones de control. “Nos sorprendió mucho ver el gran efecto de una bacteria (derivada de los humanos)”, dice Scheiman. “Imagine que le dice a un corredor de maratón que podría mejorar su rendimiento en un 13%. Sería enorme”. 

Por supuesto, un aumento del 13% en ratones no se aplica directamente a los humanos. Pero los investigadores querían saber cómo las bacterias que viven en el intestino (no en los músculos o los pulmones, los tejidos directamente involucrados en el ejercicio) mejoraron el rendimiento en los ratones de manera tan significativa. El equipo de investigación pensó que podría tener algo que ver con la forma en que Veillonella descompone el lactato.

Esperanza de poder beneficiarse algún día

Nuestro hígado procesa el exceso de lactato al convertirlo en glucosa, pero Veillonella hace algo diferente. Se traga el lactato y lo convierte en una molécula llamada propionato, un ácido graso de cadena corta que se ha demostrado que afecta a la frecuencia cardíaca y a la absorción de oxígeno en los ratones. Teniendo esto en cuenta, los investigadores transfirieron propionato puro a las entrañas de los ratones y realizaron la misma prueba en una cinta de correr. “El propionato produjo el mismo impulso de resistencia que Veillonella”, dice Scheiman.

Los investigadores encontraron el mecanismo. Veillonella mejora el rendimiento de su huésped al convertir el lactato en propionato. Pero por qué las bacterias hacen esto es una pregunta difícil de responder. “Los atletas que hacen ejercicio a menudo pueden estar simplemente creando un intestino con niveles más altos de lactato que permiten que la Veillonella florezca”, dice Scheiman.

La Veillonella incluso podría estar bombeando propionato para mejorar el rendimiento de su anfitrión en un combate simbólico, según Scheiman, aunque eso no está claro. De cualquier manera, Scheiman espera que los atletas puedan algún día beneficiarse de su relación con nuestras tripas.


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