¿Alguna vez te has preguntado cuál es el mejor momento del día para entrenar? La mayoría de nosotros nos limitamos a entrenar cuando podemos y tenemos tiempo libre. ¿Pero si pudieras elegir, lo harías por la mañana o por la tarde? ¿Bendito dilema verdad?
Lo cierto es que no hay ninguna ley universal que determine el horario idóneo para la práctica deportiva. Cada persona es un mundo y cada organismo tiene un biorritmo distinto que se adapta mejor o peor a los horarios diurnos o vespertinos.
A continuación, voy a analizar las ventajas y los inconvenientes de entrenar por la mañana y de hacerlo por la tarde.
Pilas cargadas: si has dormido las 8 horas necesarias que recomienda la organización mundial de la salud (OMS) estarás con los depósitos de energía a tope para afrontar una nueva jornada de entrenamiento. Si entrenas a primera hora de la mañana te estarás asegurando captar el máximo nivel de energía.
Aunque no te lo parezca el trabajo, tanto de pie como sentado, desgasta y con el paso de las horas tus niveles de energía se verán significativamente reducidos. El tanque de energía esta siempre a tope cuando nos levantamos.
Desayuno: cuidado con este aspecto. La ciencia recomienda desayunar mínimo 2 horas antes de la competición ya que, de hacerlo con menos tiempo, el organismo no habrá tenido tiempo de finalizar la digestión, y en consecuencia la absorción de nutrientes no se habrá podido completar al 100%. Los profesionales desayunan siempre unas tres horas antes de la carrera ya que los equipos consideran que 180 minutos de antelación son suficientes para hacer una buena carga de hidratos de carbono. Si no eres del selecto grupo de “pros” y sales a rodar o te tiras a la piscina a las 8 de la mañana lo tendrás más complicado para desayunar 3 horas antes. En esta situación lo mejor es que desayunes una cantidad prudente de alimentos de fácil digestión y que empieces a comer un poco antes durante la práctica deportiva.
Si quieres saber un poco más acerca de hidratación y nutrición durante el ejercicio puedes visitar la siguiente publicación.
Frescura mental: más allá del tema físico conviene no olvidar que lo de cumplir con el entrenamiento se convierte muchas veces en un tema mental. La pereza es el gran enemigo del deportista y por las tardes el cuerpo acostumbra a estar más perezoso. Por las mañanas estarás fresco físicamente pero también mentalmente. Si llevas un plan de entrenamiento estructurado y acostumbras a realizar trabajo específico es importante que estés motivado para aguantar psicológicamente los momentos de sufrimiento.
Prisas: entrenar por las mañanas seguramente implica que tengas los minutos contados para poder hacerlo. El 95% de la gente que entrena por la mañana lo hace antes de entrar al trabajo, así que ya te puedes ir olvidando de darte una ducha más larga o de disfrutar de una buena cerveza post entreno con los compañeros del club.
Sueño: algunas personas se levantan especialmente activas mientras que a otras (debo confesar que es mi caso) les cuesta más tiempo activar el organismo. Si eres de los que se levanta con buen pie y con ganas de comerse el mundo es probable que el entrenamiento mañanero sea especialmente efectivo, mientras que si eres de los que les cuesta salir de la cama me da a mí que vas a necesitar de mucha disciplina y de un par de tazas de café para calzarte las zapatillas a primera hora.
Compañía: los deportistas amateurs entrenamos en la mayoría de ocasiones por la tarde así que te será más fácil encontrar compañía para tu si te decantas por el turno vespertino. Entrenar solo es aburrido y psicológicamente se convierte en una tarea bastante exigente. Para entrenar solo tienes que tener la motivación muy alta para cumplir con lo establecido día tras día.
Climatología: Al mediodía la temperatura sube y durante el invierno todo lo que sea entrenar a partir de esa hora será en beneficio de una mayor comodidad. Por las mañanas es cuando más fuerte es el frio, de modo que si entrenas por la tarde seguramente lo podrás hacer con una climatología ligeramente más favorable.
Recuperación: entrenar por la tarde implica que por lo general después de hacerlo tendrás más tiempo para dedicar al post entrenamiento. No hay que olvidar que tan importante es el entrenamiento como la recuperación. No hay nada más placentero que disfrutar con calma de un batido recuperador antes de entrar en la ducha. Si entrenas por la tarde también podrás dedicar el tiempo necesario a los estiramientos. Parte fundamental en la preparación física de cualquier deportista. Recuerda que entrenar más no se traduce siempre en un incremento de rendimiento. Cada vez es más habitual encontrar a entrenadores que priorizan la calidad frente a la cantidad.