El atletismo tiene algunas caras que muchas veces nos gustaría hacer las maletas y dejarlo todo, solo seguir su versión más amateur y dar la espalda a esos tramposos que cada dos por tres salpican a sus otros compañeros que sacrifican todo y entran de forma ‘limpia’ para conseguir sus retos y sueños. Hace poco salió a la palestra el enésimo positivo por dopaje de los últimos tiempos (sí, sumado a los de Kiptum, Fsiah, Bahta…). Fue el de la bahreiní de origen keniano Ruth Jebet, campeona olímpica de 3.000 en Río de Janeiro. No volverá (salvo sorpresa) a competir hasta febrero de 2022 tras confirmarse el positivo por EPO de finales de 2017.
Campeona olímpica…aún
Se da el caso de que Jebet no pierde ni la medalla ni los emolumentos de aquel oro en la capital brasileña al ‘cazarla’ por un positivo año y medio después, pero muchas sombras planean ahora por la ‘veracidad’ y limpieza de ese registro en Brasil y del Récord del Mundo que estableció poco después en París de 3.000 obstáculos (se lo arrebató en 2018 la keniata Chepkoech.
Coburn, tercera en Río
Jebet, como comentábamos, fue primera en aquella final de Río. Emma Coburn acabó tercera. La estadounidense recientemente expresó su idignación y estimó en unos 100.000 dólares lo que los ‘exitos’ sucios de Jebet le habían reportado en pérdidas. “La medalla de oro está cumpliendo una sanción por EPO. Yo gané el bronce ese día. Mi bronce brillará más que su oro”, escribió en sus redes.
Además, Coburn añade que “en los 18 meses previos a su oro olímpico Jebet me costó 100.000 dólares en bonos y premios en metálico. Estableció el récord del mundo dos veces, ganó el oro olímpico y fue quinta en el Campeonato del Mundo de 2017″.
