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El triatleta que persigue a los políticos

Fernando Valls, de 36 años, es un periodista de política que ha terminado tres Ironamns. “Antes las exclusivas se conseguían tomando copas hasta altas horas; ahora se pueden lograr corriendo por El Retiro con los diputados”

Fernando Valls

Un  día me quedé con este nombre tras leer un reportaje de política suyo en lainformacion.com en el que se veía algo distinto: horas, tiempo, periodismo.

Busqué su nombre en Twitter y en su cuenta de usuario vi que Fernando Valls ha terminado tres Ironmans.

Hoy estoy hablando con él.

– Necesito el deporte porque me endurece el carácter.

Hay días en los que incluso hace doble sesión.

-Me levanto temprano a correr 8 o 10 km y luego, si tengo tiempo, voy a nadar y, por supuesto, las tiradas largas, sea corriendo o en bicicleta de los domingos. Esa es mi principal medicina.

Fernando Valls es un tipo de Vallecas de 36 años que hoy vive a 800 metros de El Retiro y que en su juventud fue una promesa de la natación.

–  A los 20 o 22 años me di cuenta de que había envejecido, de que ya no podía alcanzar los ritmos que había alcanzado en la natación.

– A veces, en el deporte la juventud se pierde en un segundo -le digo.

– Ahora lo que necesito es que el deporte me canse y por eso nado, corro y hago bicicleta -contesta Fernando Valls, un periodista incómodo, como se dice de los buenos periodistas.

Un tipo acostumbrado a discutir a diario consigo mismo para llegar a la meta.

– Sí.

En su caso llegar a la meta tal vez consista en perseguir a los políticos a la salida del Congreso para buscar la intimidad porque en la intimidad está la diferencia que marca la diferencia.

– A veces, tengo que ir corriendo detrás de ellos, sí claro.

– Y eso cansa.

– Por eso creo tanto en el relevo generacional en esta profesión. A una determinada edad ya no puedes hacer esto.

– Pero usted tiene 36 años.

– Tengo 36 años, sí.

Y es periodista.

Y hace poco, en su último día de vacaciones en el Teide, de repente, le llamaron de su periódico a las doce de la mañana:

– Fernando, Pablo Iglesias ha dejado el Gobierno.

Y ahí se acabaron sus vacaciones.

Y se puso manos a la obra al teléfono.

Y, al final, logró escribir una historia que no escribieron los demás en la que explicó “con quien había madurado Pablo Iglesias la idea de dejar el Gobierno”.

Y la escribió en el móvil porque no se había llevado el portátil.

– Pero esto también es el periodismo – me dice.

Porque hoy estamos hablando de periodismo. Quizá más que de deporte (perdonen).

– Pero me gusta esa palabra: periodismo -le digo a él.

– A mí también. Pero esa palabra se ha degradado mucho últimamente. El periodismo ha sufrido mucho. Antes un periodista era respetado. Pero ahora la primera palabra a la que te enfrentas es la precariedad.

– Ya.

– A veces la calidad no tiene el resultado que merece. Hay noticias elaboradas que no tienen el rendimiento en visitas que se espera. Pero a la larga eso se premia. Soy de una familia humilde de Vallecas y mis padres me convencieron de que hacer las cosas bien, al final, siempre tiene premio.

– El periodismo es como el Ironman. En realidad, es una carrera de larga distancia.

– Sí, exactamente, porque requiere un tiempo de adaptación hasta que encuentras tu marca, hasta que se hacen las fuentes.

– ¿Pero siguen existiendo las fuentes?

– Sí, claro.

– ¿Y no hay gente que se las inventa?

-Ese es el problema. Por eso creo que es tan importante que existan periodistas serios en una época como ésta en la que cualquier imagen en redes sociales parece noticia. Y no: no todo es noticia.

– ¿Qué diferencia existe entre el finisher y el periodista?

– Quizá no haya tantas, porque, al final, todo es constancia. Siempre he pensado que, si yo he sido capaz de hacer un Ironman, ¿quién no lo va a poder hacer? Sólo hace falta adaptarte a nadar en aguas abiertas, que eso sí que quizá sea un poco más difícil, pero el resto…

– Hace falta mucha paciencia.

– Bueno, es que mi día a día es la paciencia. Cada día debo sacar una noticia y hay días en los que no hay manera y son días que últimamente se repiten mucho, porque la gente cada vez es más desconfiada. Pero hay que  buscar las noticias. Es la única manera de encontrarlas.

En un mundo como el del periodismo, en el que se pasan muchas horas sentado, en el que cada vez se sale menos a la calle y en el que cada vez se lleva más ‘editar’, ‘copiar’ y ‘pegar’, insisto en que Fernando Valls es un elemento muy interesante.

– Hay que salir a la calle -replica él-. Las noticias todavía están en la calle.

– O en el teléfono.

– Mi teléfono no tiene horarios. Por suerte mi pareja también es periodista y lo entiende mejor que nadie porque como yo digo siempre el teléfono es para el periodista como las gafas de un nadador, las zapatillas para el atleta o la bicicleta para el ciclista.

– Y luego se va a usted a correr para desconectar.

– Es una parte más de mi vida, sí.

– Y le ayuda.

– Me ayuda hasta para trabajar. Mire, antes las exclusivas se conseguían tomando copas hasta altas horas de la madrugada. Ahora yo las he conseguido corriendo porque hay un grupo de diputados runners los que les gusta correr y con los que a veces coincido a primera hora en El Retiro.  Hay un grupo amplio que vienen de provincias, están aquí solos y utilizan el tiempo libre para salir a correr.

– La magia de correr.

– En 2018, antes de que saliese la moción de censura, estaba a punto de realizar un reportaje de Pedro Sánchez entrenando por la Casa de Campo. Pero salió presidente y no pudo ser.

-Fue un tiro al poste entonces.

– Fue un tiro al poste, sí. Pero es que esta profesión, tal y como yo la practico, es así, representa todo menos cumplir un horario. Máxime con lo mal que nos tratan los políticos y más los que gobiernan. Se trata de gente que escoge con quien quiere hablar y que en general a los periodistas nos tratan mal.

– ¿Y eso se puede aguantar toda la vida?

– Yo creo que no y que pasado un tiempo uno tendrá que pasar al análisis… Sé que hay profesiones muy duras, pero buscar, encontrar y contrastar es una profesión muy dura.

– Luchamos en todas las partes de la vida frente al hombre del mazo.  No sólo en el maratón o el Ironman.

– A diario. Siempre hay presiones para que publiques o no publique lo que ellos quieren. Pero uno ha de ser fuerte a las presiones. La clave es la honestidad. No conozco otro camino mejor.

– ¿Y no le intentaron comprar?

– No. A mí no. Eso es a otro nivel. Pero presiones a diario.

Mientras las recibe, Fernando Valls ya está pensando en el día que pueda hacer su próximo Ironamn.

Frankurt o Roth.

Quién sabe.

Y quién sabe si esta vez bajará de 11 horas.


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