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El marchador que lleva el Código Civil en la maleta

Álvaro Martín Uriol puede ser el atleta más valiente de nuestra época. Un tipo de 28 años, graduado en Políticas que ahora estudia Derecho y al que muchos ven algún día como presidente de la RFEA.

La pasada Navidad pidió voluntariamente ir a dar una charla a la cárcel de Badajoz.

– Yo entré en la cárcel para hablar con presos y acabé estando con personas. Con sus fallos y errores, pero son personas.

Le dieron una paliza jugando al ajedrez. Pero lo importante (sintió él) es que su presencia logró que durante un momento hubiese “luz” en un lugar “lleno de oscuridad”.

A los demás nos hizo recordar que la vida también es eso.

De hecho, Álvaro Martín Uriol, doble campeón de Europa de los 20 km marcha, les contó a los presos que sus éxitos vinieron después de múltiples fracasos.

Y quién sabe si les convenció, si les hizo pensar.

Porque Álvaro Martin es un tipo programado para hacerte pensar.

Una de esas personas capaces de poner de acuerdo a todo el mundo excepto a los dirigentes con los que es incómodo, valiente, reivindicativo. Dicho de otra manera, si yo mañana fundase un sindicato de deportistas, lo elegiría a él para encabezar la lista electoral.

No debo ser el único porque hay mucha gente que ya ha pensado en él como futuro presidente de la Federación Española de Atletismo. Su formación también acompaña. Graduado en Ciencias Políticas, ahora estudia Derecho en la UNED. Lleva los libros y apuntes en los viajes y recuerda algo que a los padres les haría muchísima ilusión. Las competiciones son importantes, sí, pero los exámenes también. En definitiva, que no se trata de dividir a un hombre en dos sino de complementarlo, de rentabilizar los ratos libres en los que la fe también mueve montañas.

Porque, después de entrenar, también se puede estudiar el Código Civil.

Y la realidad es que él, a los 28 años, ya es un histórico de la marcha. Su currículum imparte justicia. Pero aquí les voy a reconocer que yo empecé a fijarme de verdad en él este último verano cuando fue séptimo en los 20 km marcha del Mundial de Portland y escribió en sus redes sociales que bajo ningún concepto podía estar contento con ese puesto de finalista.

– No es un fracaso pero sí muy mejorable.

Y añadió:

– Esperábamos más porque habíamos entrenado para más -lamentó.

Y a mí me gusta Álvaro Martín porque es un atleta que tampoco se deja invadir por esa oleada de buenismo ni embaucar por ese escudo, ‘Pasión por competir’, que ha fabricado la Federación y al que no siempre se le puede dar la razón.

Álvaro es un autónomo que llama a las cosas por su nombre. Chapado sabe que con él tiene un hueso y que nunca le regalará un abrazo que no se merezca. Pero ni siquiera así creo que eso sea un problema para Chapado.

Es más, diría que Chapado necesita rodearse por gente así. Que haga debate sin remordimientos. Que no permita que muera la autocrítica en la Federación, que es la casa de los atletas. Y, sobre todo, que no tenga miedo a decir lo que piensa porque no es pecado decir lo que uno piensa.

En ese sentido Álvaro Martín es una inspiración permanente. No es un francotirador, sino un tipo que elige bien sus mensajes.

Álvaro no ha esperado a decir ‘estamos jodidos’ tras la canallada que la World Atlhetics le ha hecho a los 35 km marcha.

Álvaro es un atleta que lleva años diciendo lo que piensa. Por eso es natural escribir de él, protestar de que no se le conozca lo suficiente. Y hasta lamentar que tenga más prestigio en su deporte que popularidad en la calle. Porque gente así es muy aprovechable para cambiar o mejorar las cosas.

Álvaro Martín va infinitamente más allá del marchador que nos alegra el mes de agosto o del atleta que, a los 28 años, no tiene límite (acaba de batir el récord de España de los 35 km marcha).

Álvaro es ese tipo que corrigió en Twitter a José Luis Terrazos, director de la Comisión Española de la Lucha Antidopaje, cuando escribió que “a día de hoy es altamente improbable que los deportistas se dopen en España”.

– Discrepo -le contestó-. Esa maldita lacra es difícil de erradicar.

Dicho de otra forma, si yo fuese Chapado, le llamaría a mi despacho y tendría una conversación con él.

No sé si en algún momento la conversación se pondría tensa. Pero quién sabe si de ahí saldría un presidente mejor.

Yo, por lo menos, prefiero escuchar a los valientes, a los que no te dan la razón por sistema, a los que te ponen en aprietos y a los que no sólo te preguntan:

– ¿Qué hay de lo mío?

Se da la condición, además, de que Álvaro Martín es un atleta que tiene resultados.

Hasta en los JJOO de Tokio se quedó a una escalera de la medalla (cuarto clasificado).

Pero, más allá de ganar o perder, es un tipo que siempre te dejará claro que NO VALE TODO.

Y eso es lo más importante de cara al día de mañana.


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