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El hombre que ha levantado a Bruno Hortelano

Pedro Jiménez es un entrenador de Jaén, de 41 años, que fue velocista y que tiene una filosofía innegociable. “No se trata de entrenar más, sino mejor”.

 

-Pedro Jiménez

De la boca de Bruno Hortelano salió ese nombre nada más proclamarse campeón de España de 400 metros con una adhesión, con una pasión.

Le dio las gracias, le adoró, le vanaglorió en un momento.

Pedro estaba en la grada de Ourense, “con el corazón a mil”.

Pedro es un hombre de 41 años, un profesor de metodología del entrenamiento deportivo en la universidad Rey Juan Carlos.

Un hombre de Jaén, el tercero de cuatro hermanos, que fue un velocista que empezó en el 100 y acabó en el 400 (49 segundos) hasta que comprobó que era imposible resolver el problema:

– Me lesionaba mucho lo que impidió que apenas pudiese competir y un día me dije: “Si yo no puedo y puedo ayudar a otros, genial”.

Y entonces se enamoró de esa idea.

-Sí, para siempre. Es lo que digo siempre a los alumnos. Intenta formarte, intenta estar a la última. Si alguien deposita toda tu confianza en ti y no estás a la altura no te quedarás con la conciencia tranquila.

¿Y usted siempre responde?

-Creo que sí. Al menos, lo intento.

Un día Mark Ujakpor le habló a Bruno Hortelano de este hombre: Pedro Jiménez.

-Bruno entonces me envió un whattssap -recuerda Pedro-. Me dijo que quería tener una videollamada conmigo en la que nos pasamos más de una hora al teléfono. Él quería saber cómo veo yo el atletismo, la pasión que siento yo por esto.

Y entonces comprobó que Pedro es un tipo interesante. O, al menos, eso me parece a mí. Un hombre que viajó hasta a Nueva Zelanda para aprender.

-Allí estuve viendo entrenar a los All Blacks, a la selección de rugby, para comprobar que sucede en el deportista cuando está en fatiga, como repercute eso en su fuerza y como se podría extrapolar al atleta de velocidad. Y no sólo me metí en el laboratorio, sino que también lo estudiado en la pista.

Y Pedro le contó todas estas cosas a Bruno Hortelano.

“Hubo que empezar casi de cero, porque él decía que había estado a punto de dejar el atletismo”

Y llegó el día en el que Hortelano le dijo que sí, “que quiero que me entrenes”, y empezaron en el mes de septiembre.

-Hubo que empezar casi de cero, porque él decía que había estado a punto de dejar el atletismo y que necesitaba tener un grupo para entrenar como el nuestro.

Y no es que Pedro sintiese vértigo.

-Pero sabía que lo mediático iba a ser importante y que iba a haber gente que evaluaría desde fuera. Pero a la vez era un desafío.  Y, aunque sea difícil, siempre he pensado que la bienvenida sea la dificultad. La dificultad te hace mejor como he comprobado desde que empecé a correr en Jaén.

-No conocía nada de él -añade Pedro-. No sabía cómo asimilaba las cargas, cómo iba a responder ante al entreno de fuerza o ante los multisaltos. Pero, una vez que vi que sus articulaciones responden y que recupera entre las sesiones, me adapté a lo que necesitaba y, a partir de ahí, tomé decisiones.

Tomar decisiones es lo más difícil.

Nuestra idea siempre ha sido la de entrenar poco. Le podría decir que hay semanas que no llega ni a un km en series. Pero es que el objeto es ése: hacer poco volumen para preservar. Guardar para cuando más se necesite que será en verano. Dicho de otro modo: llegar al mismo punto con el menor trabajo posible.

Pedro lo explica en la pista.

-Mido el lactato en la serie y ajusto a lo que necesita. Hay un entreno para los atletas de 400 muy habitual que son 6×300 a 40 segundos. Hay gente que habla de la psicología de acabarlo pero cuando llevan 4 les salen a 41 o 42. El quinto sale a 44 y el sexto a 48. Y no vale de nada. Sólo suma más tiempo de contacto con el suelo. Y, para mí, no es eso. Llega a un punto en el que lo que queremos ya lo hemos logrado haciendo 4×300. Es lo máximo que he hecho con él.

El tiempo se ha portado a su favor.

-Yo le he visto a Bruno siempre bien de cabeza. Creo que tengo un buen trato con él y que ayuda al resto del grupo. Incluso, en los viajes alquilamos una casa a la que vamos todos juntos. Cenamos y hablamos y merece mucho la pena. Y Bruno tiene mucho que aportar. Al final todos aportan. Todos te enseñan algo. Y, en el caso de Bruno, es el coraje de insistir.

Y ahora los resultados han llegado.

-Los resultados dan equilibrio, claro. Pero los datos casi siempre reafirman lo que ves. Al final es mucho tiempo. Le dedico a esto casi las 24 horas del día. Llevo un proyecto del Ministerio. Me apasiona la carrera del sprint, la aplicación de fuerza. Mi trabajo es casi mi afición. Mi forma de vida.

Una forma de vida en la que “si los atletas logran sus resultados, el esfuerzo diario compensa, vaya si compensa. He visto a Natalia Romero en unas semifinales de unos JJOO por poner un ejemplo. Nuestro entorno es exigente pero disfrutamos de la exigencia. Queremos conseguir algo grande. Nos ilusiona volver a una cita internacional. Son muchos años. Al final, se trata de seguir aprendiendo, de seguir sumando para afrontar el aire libre.

Y ése es mañana, el día de mañana en el que Pedro Jiménez no quiere ir de listo (“faltaría más”), pero sí seguir aprendiendo.

Sí a seguir disfrutando de su pasión.

Sí a seguir teniendo la conciencia tranquila.

Y sí a ayudar a los demás.

 


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