Inicio Entrevistas El hermano de Fernando Carro: “Sufrí una crisis existencial”

El hermano de Fernando Carro: “Sufrí una crisis existencial”

Vallecana

Le saca 15 años a Fernando y fue su espejo en la infancia. Se llama Isidro David y es profesor de Ciencias Sociales en un colegio concertado de Carabanchel y, tras superar la enfermedad, ha vuelto a correr en 32’28” en la Internacional.

Tiene 45 años, vive en Brunete y, por encima de todo, es un maestro vocacional. “Es una profesión maravillosa. Creces enormemente con los chavales. Siempre estás aprendiendo algo. Parece que no envejeces hasta que te miras al espejo, que te lo recuerda”. Pero por suerte el atletismo ha vuelto a rejuvenecer a Isidro David Carro (Madrid, 1977). “Para mí correr es como un regalo. Tener salud es lo importante”, insiste.

Sin usted no hubiese existido Fernando Carro (el atleta). 
No lo sé. Sin mí también se podía haber generado en él ese amor por el atletismo. Pero al estar yo en el club Suanzes, y subir conmigo muchos días a la pista desde que tenía tres años, fue más fácil, sí, claro.

¿Quién es Isidro David Carro?
Soy un muchacho de barrio que utilicé el atletismo para adelgazar. Me sobraban kilos por la ansiedad. Mis padres habían tenido un accidente. Se había matado mi hermano. No lo estaba pasando bien y opté por el deporte. La pista estaba enfrente de mi colegió. Me enganché al atletismo y empecé a echar kilómetros.

¿Y adónde llegó?
Muy poco. Campeonatos de España por equipos de cross o aquellos viajes a Elgoibar. Nada más. No tenía calidad en la pista. Pero siempre me quedarán esos recuerdos hasta que una enfermedad de riñón lo paró en seco. Estuve diez años medicado con corticoides porque mi riñón no hacía su función.

Lo desconocía.
Un día fui a empezar la temporada, a participar en una carrera popular y me encontré con 20 kilos de más de la noche a la mañana. No podía ni orinar.

¿Y cómo fueron esos diez años?
Cuando iba a ver a mi hermano muy bien. Pero, a medida que él se hizo autónomo, me desenganché. También tuve a mis hijos y, a nivel personal, no haber podido seguir con mi proyección en el atletismo le cogí un poco de manía. Entonces me centré en el trabajo y en la familia.

¿Qué edad tienen sus hijos?
Tienen 13 y 15 años.

Los hijos son más importantes que el atletismo
Si lo hubiese podido compaginar tampoco hubiese estado mal. Pero es verdad que no hay color y que los niños están por encima de todo. Pero, ¿sabe lo que pasó?, el hecho de que una enfermedad me retirase me dejó ese sabor amargo. No pude decidir, y eso siempre es difícil. Pero descubrí que la vida sigue. Y, mire, he podido volver y a los 45 años acabo de hacer 32’28” en la San Silvestre Internacional.

¿Y cómo volvió?
Sufrí una crisis existencial. Tenía estrés en el trabajo. A nivel de pareja no funcionaba como quería y cerca de los 40 años vivía una vida que no quería del todo y, una vez hablando con un profesor de educación física, me dijo: “tienes 40 años, es muy pronto para abandonarte”, y me hizo reflexionar.

Y volvió.
Me hice la promesa de que si mi hermano iba a los JJOO de Río me reenganchaba al atletismo. Tuve la suerte de acompañarle. Pude ir a ver la semifinal y luego cumplí con mi promesa. Hice la nocturna de Canillejas, mi carrera popular, y a partir de ahí volví a empezar con constancia. De hecho, si tenía que salir a las cinco de la mañana salía. Y le cogí gusto, porque me gusta esta vida.

Y ahora está bien.
Estoy contento. Este 32’28” de la San Silvestre, más que el tiempo, es como he competido. Cada vez mido mejor las carreras y las competiciones. Me adapto al tiempo que tengo para entrenar. He aprendido a medir mis fuerzas y el riñón no da problemas. Mi madre me recuerda que vaya a las revisiones y no se me pasa ninguna.

¿Bebe mucha agua?
Menos de la que debería. Debería hidratarme más, pero ahora en invierno, con el frío….

Pero no tiene problema.
No, no, ninguno. Meto, incluso, entrenos de más calidad. Intento ser constante y en categoría máster he logrado lo que no conseguí en junior ni promesa. El otro día Miguel del Pozo, un amigo nuestro, me decía: ‘tú tiraste de tu hermano para que se enganchase y ahora él ha tirado de ti’ y lleva razón.

¿Y hacia dónde va ahora Fernando Carro?
Casi no hablamos de atletismo. Le envío algún mensaje de ánimo y si van mal las cosas nunca le pregunto. Él es el profesional; yo soy el amateur. Si él quiere comentarlo me lo dice. Pero sino hablamos de libros, de música, de la mudanza, de montar muebles. El medallero que tengo colgado en casa me lo hizo él.

¿Y qué le queda por hacer a Fernando?
Yo espero que mucho y que la lesión no le vuelva a dar problemas. Pero necesita encontrarse porque está en esa encrucijada. Está en esa duda de si el obstáculo u otra prueba. Y eso no es fácil. Pero lo primero es que encuentre su camino, que mentalmente sea capaz de trazar un plan. Tiene calidad.

¿Entre sus alumnos hay algún Fernando Carro?
Tengo a Andrés, un chaval en primero de bachillerato que es un máquina pero prefiere el baloncesto. De hecho, juega de base en un equipo. Pero el otro día corrió con 16 años en la Internacional en 31’52” sin entrenar pasando el 5 en 15’02”. Yo le he recomendado que vaya a un club. Hablé con mi hermano para ver quien le podía llevar por el barrio de Carabanchel. Pero no le gustó y sólo sale algún día por su cuenta.

¿Y es tan buen base en baloncesto?
No lo sé pero es lo que le gusta, prefiere el deporte de equipo, prefiere ser parte del colectivo, la calidad la tiene. Yo le veo una pinta de mediofondista fantástica. No he visto a nadie correr con tanta calidad correr. Parece que es natural. Estoy deseando verle en clase y darle la enhorabuena por lo de la Internacional. Decía que iba a ganarme y me ganó.


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