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El entrenamiento “Oh my God”

 

Dicen que es en la competición donde hay que darlo todo. Estoy de acuerdo. Todos los entrenamientos que hemos hecho en las semanas o meses anteriores tienen que tener un reflejo el día de la carrera. Levantarse pronto, acostarse tarde, series, tirada larga, etc. Todo eso sólo tiene sentido si nos lleva a hacer una buena carrera. Para eso entrenamos, eso es lo que diferencia a un runner de un jogger, que da sentido a lo que hace cada día.

Pero hay un factor que no debemos olvidar y que se llama confianza. Creer que puedes hacerlo es básico, tienes que salir el día de tu carrera con el convencimiento de que eres capaz de conseguir la marca que te propones. Te puedes tirar a la piscina a ver si sale, pero corres el riesgo de morir en el intento. Es preferible que durante los entrenamientos previos hayas recibido sensaciones que te hagan intuir que realmente puedes hacerlo.

Atendiendo a las sensaciones recibidas me gusta dividir los entrenamientos en tres categorías: “Oh”, “Oh My” y “Oh My God”. Ya sean rodajes largos, cortos, sostenidos, cuestas, llámalo como quieras, todos los entrenamientos pueden estar en una de estas tres categorías.

El entrenamiento “Oh”

Es ese tipo de entreno que hacemos porque toca. No logramos conseguir ritmos envidiables ni nos deja ningún recuerdo permanente. Una vez llegamos a casa y lo apuntamos en nuestra tabla de Excel de entrenamientos, ya lo hemos olvidado. Aquí incluimos esos días de rodaje cochinero, días de una horilla por sensaciones que pasan sin pena ni gloria, etc. Pero también podemos incluir aquí rodajes largos con ritmos que no son ni buenos ni malos, o series en esos días donde el cuerpo no responde. Dentro de un plan serio de entrenamiento para un corredor popular, los entrenamientos “Oh” son los que más abundan, especialmente al principio del plan y en planes de mucha carga de kilómetros como los de maratón.

El entrenamiento “Oh My”

Aquí ya empezamos a sentirnos poderosos aunque sabemos que lo podemos hacer mejor. Clavamos los ritmos que nos manda el plan sin demasiada dificultad. El paso de las semanas hace que cada vez nos sea más fácil clavar lo que nos toca. Son entrenos que nos dejan buen sabor de boca, pero no son ritmos tan asesinos como para que se lo contemos a los compañeros de trabajo en el café al día siguiente. Nos sentimos bien y hacemos un entrenamiento cojonudo, aunque luego volvamos a hacer un “Oh” que nos sale de puta pena. Este tipo de entrenamiento “Oh My” nos da confianza y nos muestra que vamos por el camino correcto. Pero no debemos pensar que todos van a salir así.

El entrenamiento “Oh My God”

A veces, a pesar de nuestra conciliación de vida familiar y trabajo, somos capaces de dar más de lo que pensamos en un entrenamiento. Ese día todo funciona, la cabeza está a tope de motivación y las semanas de entrenamiento nos están dejando finos. Ese día vamos tan sobrados que nos permitimos ir más rápido de lo que nos recomienda el plan, cosa nada recomendable. Pero a pesar de no ser muy recomendable, sabemos que es bueno para nuestra autoestima, que nos dará confianza.

Si podemos hacer eso en un entreno, ¿qué no vamos a hacer el día de la carrera?. Vemos a uno de los cracks locales haciendo un rodaje sostenido y lo seguimos, dándonos cuenta de que podemos mantener ese ritmo durante muchos kilómetros. No teníamos ni idea de que podíamos hacer eso, pero lo hacemos. Estos entrenamientos sólo se dan de vez en cuando, en planes con mucha carga de kilómetros es difícil de conseguir. Aquí incluimos esa tirada larga de 30 kilómetros a ritmo de maratón que nos sale mucho más rápida de lo que pensábamos, esa serie de 8.000 metros que nos sale a ritmo criminal y acabando pidiendo más, o esas series de 8×1000 que nos salen todas por debajo de 4 min/km. Cuando acabamos este entrenamiento nos sentimos los amos del planeta, volvemos a casa sonriendo con cara de tontos, somos unos superhéroes. Yo aún recuerdo entrenamientos de este tipo que hice hace años.

Puede ser que no te salga un entrenamiento “Oh my God” en todo un plan de entrenamiento, va a depender de cómo estés de motivación y de las ganas que tengas de machacarte e ir más allá de lo que tu cerebro te indica. A veces sólo te sale un entrenamiento de estos en todo el plan, pero cuando te sale en el momento justo, ten por seguro que va a llenar a tope tu ego y tu autoconfianza para que el día de la carrera salgas ahí fuera con el convencimiento de que puedes hacerlo. De vez en cuando sáltate las reglas y sal a darlo todo en un entrenamiento, pero sólo de vez en cuando no sea que el entrenador se enfade.

Sosaku runner

Foto: Alessandro Pautasso

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