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El boom de las carreras temáticas

Es generalmente aceptado que el primer boom del Running como lo conocemos comenzó con la entrada victoriosa del americano Frank Shorter en el Olympiastadium de Munich en la maratón olímpica de 1972. La mayoría de americanos en aquella época desconocía completamente lo que era una maratón. La victoria de Shorter inspiró a 25 millones de americanos que comenzaron a correr en esa década y tomaron el Running como un hábito de vida sana.

Aumentó el número de carreras, los inscritos, la participación femenina, las multinacionales del deporte crecieron espectacularmente, llegan los patrocinadores comerciales, el Running se popularizó. Es el mismo camino que ahora recorremos en España, sólo que con algunos años de diferencia.

Y un buen día, alguien copia la tradición hindú del Holi o Festival de Primavera donde devotos agradecidos se lanzan colorante por encima, y la traslada al Running. Automáticamente se convierte en un éxito, comienza la era de las carreras temáticas.

A las carreras de colores le siguen carreras de zombies, carreras donde se come desaforadamente en los avituallamientos, carreras de chocolate caliente, de barro, carreras de 5K donde comes 12 donuts mientras corres, carreras de obstáculos, otras donde comes perritos calientes mientras corres, carreras de luces de neón, las archifamosas carreras de todo tipo de Disney Run, la Pizza Run, carreras de disfraces, etc. Sólo tienes que pensar en algo ridículo y alguien ya lo habrá convertido en carrera.

Dentro de las carreras temáticas, las de barro, obstáculos y pintura se llevan la palma con casi un 75% de toda la oferta.

Se estima que en 2013 participaron en carreras temáticas un total de 4 millones de americanos, una auténtica barbaridad. Si lo dividimos entre una media de 5.000 participantes saldrían 800 carreras temáticas en un año.  El gráfico de abajo de Running USA es demoledor, el crecimiento de las carreras temáticas de los últimos tres años es espectacular y aún somos incapaces de adivinar donde está el tope. Las carreras temáticas, o cuqui-carreras en la jerga runner popular, están aquí para quedarse.

Este boom sin control de carreras ridículas ha atraído al Running a muchos organizadores sin conocimiento suficiente de este mundo. Si lo piensas, ¿qué conocimiento deportivo necesitas para organizar un 5K donde se reparte pizza en los avituallamientos como gran aliciente?  Estas “carreras” no necesitan homologación de la federación de Atletismo de cada zona, no necesitan estar bien medidas, no hay premios en metálico, ni chips, ni clasificaciones oficiales, ni tiempos netos. Todo eso es innecesario. Llamarle carrera en muchos casos es sobredimensionar el evento. Palabras como parodia o cabalgata quizás definirían mejor la naturaleza de estos eventos.

Esta llegada de organizadores provenientes de otros mundos ajenos al Running viene de la mano del aumento de denuncias en las organizaciones de consumidores americanas como la Better Business Bureau. Ir a pasar un buen rato está bien, pero ir a que te tomen el pelo no es algo que satisfaga a la mayor parte de runners. Y algunas de estas carreras se están convirtiendo en auténticas tomaduras de pelo.

Antes de inscribirte en alguna de estas carreras, y aceptando que cada uno es libre de hacer lo que quiera con su tiempo y dinero, es conveniente que leas bien la letra pequeña que debería aparecer en la web del evento. Apartados como los seguros o cancelación de la carrera deberían mirarse muy bien antes de inscribirse.

Estas carreras son mucho más caras de organizar que una carrera tradicional. Un organizador profano llegado al mundo del Running festivo siguiendo el olor del dinero puede estrellarse económicamente de forma muy fácil. Prometes un servicio, pero para darlo necesitas un volumen alto de corredores o acabarás poniendo zombies de cartón para asustar a los corredores. Tirar de marcas conocidas de ropa es un buen recurso para conseguir masa crítica y que puedas llegar a repartir perritos calientes en carrera entre todos los participantes.

Las cuqui-carreras vienen siempre a precio Premium. Detrás de la fiesta hay una maquinaria cuyo principal objetivo es hacer dinero. Un truco barato es el de poner el nombre “solidario” al lado del nombre de estas carreras. Donar 1€ por participante cuando la inscripción cuesta 40€ es algo que llega al corazón del runner. “Carrera de zombies solidaria” siempre sonará mejor que simplemente “carrera de zombies”.

No todo es seguir planes de entrenamiento exigentes, competir a ritmos endiablados e intentar hacer marca constantemente. El aspecto más lúdico del Running existe y debe existir siempre. Hay muchas formas de desintoxicarse de la presión de la pista o del asfalto, como correr en la montaña o pasar una temporada sin mirar el GPS. Las carreras temáticas son otra opción que han llegado para quedarse, simplemente actúa como consumidor responsable y evita que te timen.


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