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El after-christmas, de titanio a plomo

El after-christmas o resacón navideño. ¿Dónde fueron todos los kilómetros de nuestras piernas? ¿Dónde quedó nuestra figura? ¿Acaso entró durante la noche de forma furtiva un socorrista y me colocó un flotador? La máquina de la Navidad es imparable y no atiende a razones, y por eso no encontramos freno en la mesa; venga, un langostino más, ponme un poco más de lechón, sí sí, echa ahí un poco más de salsita, trae que pruebe ese canapé, venga un rosco de vino y ya está, bueno vale un poco de turrón pero del blando… vaaaale un bomboncito de licor. Y así hasta el infinito y más allá, sin mesura y con descaro.

Sin embargo nuestro cuerpo con su memoria calórica nos deja a remojo en un baño de realidad al arrancar de nuevo con nuestra rutina. La fluidez de antaño se torna hormigón para hacernos sentir cual volquete de zahorra; de gacela a paquidermo; de titanio a plomo; de fibra a sebo. Mas no debemos desesperar porque hay solución, y recuperar nuestro pasado reciente no es tan complicado, sólo hay que correr… mucho.

Suerte con vuestras resacas amigos, que empecéis bien el año y soltéis pronto el lastre.


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