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Dos locos, frente a frente

Uno, Sergio, lo ganó todo en veteranos tras 40 años corriendo y llegó a doblar los 7 días de la semana. El otro, Juan Antonio, es subcampeón del mundo de 100 km en su categoría. “He descubierto que se puede recuperar corriendo”, coinciden en esta conversación. 

 El escenario es lo de menos. Lo que importan son las cabezas. Quizá también las piernas que es lo que posibilita que haya un punto en común entre Juan Antonio Ramos (1969) y Sergio Fernández Infestas (1955): el amor supremo por el atletismo concentrado en miles de kilómetros. La felicidad de vivir corriendo. La posibilidad acaso de morir corriendo. Así que para esta vez he imaginado algo más valioso que preguntarles: escucharles como si se tratasen de dos Premios Planeta. “Un mes antes de la competición no me tomo ni una cerveza”, dice Juan Antonio mientras Sergio, a los 63, recuerda tiempos que parecen muy viejos. “Hasta los 58 años doblaba todos los días de lunes a jueves”. Los datos sirven en bandeja la nostalgia: “Llegué a correr 1.530 días seguidos”. Hoy, hace más frío pero todavía no anocheció en su caso. “Si tuviera que operarme para seguir compitiendo no lo haría pero si fuese para seguir corriendo, sí”, explica.

SERGIO FDEZ INFESTAS: “Yo he llegado a correr 80 kilómetros en un día. Fue un domingo que teníamos 40 por la mañana y 40 por la tarde en la que me quedé en 37, porque no pude más, pues por la tarde ya fuimos a 3’40″/km. Es más, recuerdo que acabé tan mal que nada más terminar fui a una pastelería, al lado de El Retiro, y me compré ocho napolitanas que me las tomé seguidas. Pero mi hermano y Postigo sí terminaron el entreno”.

JUAN ANTONIO RAMOS: “Uff… A veces, el cuerpo…, y, mira, que yo siempre he pensado que la larga distancia no es un disparate. En mi caso tengo comprobado que, a un ritmo de 4’08”, voy por debajo de 140 pulsaciones… Siempre voy con pulsómetro. Pero sí recuerdo que en unos 100 km de Santander me llegué a poner a 180, porque no me llegaba el oxígeno al corazón. No tenía dolor, no tenía lesión, no tenía nada, pero no tenía combustible y me dio una rabia…. ‘¿Qué hago?’, me dije y me contesté a mí mismo, ‘¿cómo vas a parar si tú no te has retirado nunca de una carrera?’ Esa idea es parte de mí”.

S.F.I:  “Creo que los corredores tenemos ese factor diferencial que no nos hace ni mejores ni peores, sólo diferentes, y es lo que nos permite hacer cosas que el resto de la población ni se plantea. En el año 87 yo llegué a doblar los siete días de la semana y, claro, lo dices ahora….”

J.A.R.: “Para preparar las pruebas de 100 kilómetros, yo no paso de los 140 a la semana por norma descansando un día. A lo máximo que llegué fue a 210 o 220 en 2016 doblando dos días… Pero eso fue excepcional porque no necesito más”. 

S.F.I.: “Fíjate. Yo hacía una media de 150 o 160 kilómetros preparando medias maratones. Quizá porque siempre he realizado mucho volumen. Estoy marcado por la escuela de los años ochenta en los que se hacía así pero tampoco a unos ritmos excesivos. El año en el que bajé de 2horas 25m en maratón las series de 1.000, como máximo, las hacía a 3’20”, no más”.

J.A.R.: “Porque no hace falta entrenar tan rápido. A mí la larga distancia me ha convencido de eso. Es más, me ha enseñado que se puede recuperar corriendo. Te puedo decir que, preparando los 100, uno de los entrenos, que más me gusta, son 10×1.000 a 3’30” terminando con otros 10 km seguidos a 3’55” y, para mí, eso es un día de recuperación…, y no, no me he vuelto loco. Sólo es lo que me ha enseñado mi cuerpo, porque del cuerpo nunca dejas de aprender”.

S.F.I.: “Sinceramente, no me puedo poner ahí: yo soy incapaz de imaginar una prueba de 100 kilómetros… Sólo de pensar en lo que puedo pensar en el kilómetro 61, en el 62…. ¡Aún queda un maratón hasta la meta!”

J.A.R.: “Pero luego, en realidad, los 100 son una prueba como cualquier otra en la que uno disputa hasta el último metro. Si buscas marca es así: tiene que ser así. Mira, Sergio, yo llegué a ella porque me había aburrido del maratón… Recuerdo que en 2014 llegué a hacer cuatro maratones…, Sevilla, Madrid, Chicago y San Sebastián… Sentí que necesitaba otra cosa y entonces vi un reportaje con Requejo en televisión, con el uniforme de la selección española, en el que hablaba de los 100 kilómetros… Yo no sabía ni lo que era, pero le escuché decir que decidió pasar a esta distancia porque vio que entre un maratón y otro recuperaba muy bien… Y eso era justo lo que me pasaba a mí… Y entonces me puse a pensar…”

S.F.I.: “Yo me acuerdo que a los 42 años, cuando ya había dejado el maratón, Navas, que era el responsable de la Federación, me quiso tentar para los 100… Pero, como te he dicho antes, era incapaz de imaginar algo así y mira que hubo un año que llegué a hacer cinco maratones sino es porque en uno de ellos me retiré en el kilómetro 37… Pero los 100 no, nunca, ni pensarlo”

J.A.R.: “Hasta los 41 años, cuando empecé en octubre de 2009, yo nunca había corrido. Pero entonces tuve un pique con mi hermano, que había dejado de fumar e iba a hacer una media maratón y le dije, ‘eso lo hago yo sin entrenar’, y es verdad que fui a Granada e hice esa media por debajo de 1h30m. Creo que fue 1h27m y, a partir de ahí….”

S.F.I.: “Claro, tu historia no tiene nada que ver.  Yo empecé a correr con 21 o 22 años en 1977. Llevábamos, incluso, zapatillas de tenis. Aquello, si lo piensas fríamente, era el colmo. No había ninguna información y recuerdo que hice mi primer maratón sin parar en 4 horas y 4 minutos… Y recuerdo que, a partir de los 26 años, ya empecé a entrenar a saco, porque el entrenador Antonio Postigo me inculcó un amor supremo hacia el atletismo y ahora, a los 63, todavía siento devoción por esto”.

J.A.R.: “Yo también lo quiero con locura”.

S.F.I.: “Bueno, es que tú caso tiene algo de increíble… Con nueve años de atletismo has llegado a ser internacional… ¿te das cuenta de lo que significa eso? ¿Qué ha sido en una prueba como los 100 donde no hay tanta gente? Sí vale, pero es que ser internacional no es fácil en ninguna categoría”.

J.A.R.: “Supongo que he tenido esa capacidad. Sobre todo, la capacidad de intentarlo. Me he demostrado a mí mismo que podía tenerla, ¿cómo?, pues no lo sé pero yo soy un hombre que no cree en las casualidades de la vida. No puede ser casualidad que yo llegase a primera carrera de 100 kilómetros y la ganase. Supongo que eso me creó un vínculo con esta distancia que ya no sé ni como definir”.

S.F.I.: “Lo siento, pero, para mí, la lógica acaba en el maratón. A partir de ahí es como si a uno le lanzan al mar y se pierde. No sabría ni por donde ir ni que camino coger. No me da la imaginación. No consigo ni concebirlo…”.

J.A.R.: “En mi caso, quizá sea porque el hecho de que una cosa sea complicada automáticamente me atrae más. Mira, Sergio, ahora que he sido subcampeón del mundo con 7h,08m,25seg en mi categoría en Croacia ya tengo un objetivo: volver a hacerlo, volver a lograrlo, volver a intentarlo. Juego a dos años vista. Sé que es mucho a nuestras edades. Tendré ya 52 años y será más complicado, pero ¿quién dice que no pueda volver a vestir el uniforme de la selección?”

S.F.I.:  “Son más de siete horas corriendo, amigo….”

J.A.R.: “Sin embargo, fíjate lo que te digo, para mí un 10.000 a tope es lo que resulta realmente afixiante”.

S.F.I.: “Porque te has adaptado a la larga distancia. Has tenido esa suerte o esa capacidad, porque no te creas que es fácil. Sobre todo, a medida que subes cada vez es más difícil. El paso del 10.000 al medio maratón es relativamente fácil. Pero, a partir de ahí, hay gente muy buena en media que no vale para el maratón, gente muy buena en maratón que tampoco se imagina los 100 y no puede como la vez que lo ha intentado Roncero…, ¿por qué? No lo sé”.

J.A.R.: “Al final, la cabeza es la que te lo dice todo. ¿Que si es duro? Sí, claro, porque si dejas el entreno para la tarde sabes que no puedes acabar muy tarde porque a la mañana siguiente uno se levanta a las 7 de la mañana para ir a trabajar… Y este verano, preparando el Mundial de Croacia, me levantaba a las cinco y media de la madrugada… Pero si uno se planifica, si uno cree en esa planificación, si uno cree en lo que está haciendo… Yo casi todas las pruebas las he preparado solo. A veces, no pienso en nada y otras veces pienso en mil cosas. He llegado a entrenar 50 kilómetros seguidos yo solo, porque mis amigos no quieren competir ya, apelan al deporte salud”. 

S.F.I.: “Es que el tiempo hace mella. Yo empecé a los 22 y a los 26 ya estaba entrenando en serio… De esa época no queda nadie. Es más, hay gente de mi quinta que lo ha dejado y algunos han tomado derroteros que entonces ni se imaginaban. Están irreconocibles, pesan treinta kilos más, fuman, incluso, y hasta me critican a mí por seguir haciendo lo mismo después de tanto tiempo“. 

J.A.R.: “Son 40 años corriendo”.

S.F.I.: “Exacto. Pero quizá por eso ahora no me das envidia. Te lo digo como lo siento. A los 63 años, creo que ya he hecho lo que tenía que hacer y, ojo, sigo entrenando y me levanto a las cinco para salir a entrenar. He cogido esa costumbre. Pero, mira, desde mayo, cuando terminé el campeonato de Europa en Alicante, no he podido hacer más de dos días de series, porque cada vez voy perdiendo más fuerza, impulso menos…, no hay manera… Y, pese a todo, no lo llevo mal. Y no me importa ir a competiciones y sólo ir para ver a amigos correr, porque me alegra. Sus éxitos son los míos, porque esto no sólo es atletismo. También es amistad. De hecho, si me dijeses mañana que tendría que pasar por el quirófano para seguir compitiendo diría que no. Otra cosa es si me dices de operarme para seguir corriendo. Entonces diría abiertamente que sí”.

Juan Antonio Ramos

J.A.R.: “Uno tiene que prepararse para el futuro, pero mientras tanto…En mi caso creo que todavía puedo mejorar, que aún puedo bajar de 2horas 35 minutos en maratón y lo voy a intentar este invierno en Tokio. He logrado dorsal porque sacaron una promoción para subelite y quiero intentarlo, porque la marca es la superación. Todavía puedo hacerlo. No sé en unos años, pero, a día de hoy, es así y no es que me obsesione la marca. Pero sí es una fijación natural que te acompaña”.

S.F.I.: “Te ha pillado a una edad madura…, porque no creas que es tan fácil no obsesionarse. Todos conocemos casos… Mira, yo te puedo contar que la primera lesión importante que tuve fue a los 32 años. Me hizo mucho daño. No quería ni salir de casa. Me llamaban los amigos para ir a tomar algo y decía que no, porque no tenía ese ánimo, y todo era por no poder hacer algo que deseaba hacer como correr. Sin embargo, ahora uno está lesionado y es diferente, puedo hacer elíptica, ir al gimnasio, no sé…., ya no es esa obsesión. Me molesta pero es diferente. Aquello ya pasó”.

J.A.R.: “Mira, yo te digo que un mes antes de la competición no pruebo ni una cerveza, me llevo la comida de casa y no acepto ni un solo experimento, porque, para mí, esto es importante.  Tiene mucho valor en mi vida o, al menos, yo le doy ese valor. Pero otra cosa es que me obsesione. Hasta ahí ya no, porque entonces las cosas saldrían peor. Sin ir más lejos, hoy domingo por la mañana ya estaba vestido para salir a entrenar, porque el próximo domingo hago el  maratón de Alcalá. Tenía hasta las zapatillas puestas y de pronto me digo, ‘si es que no te apetece’, y, al final, no he salido”.

S.F.I.: “¿Y no has salido?”

J.A.R.: “No, me fui con mi mujer a dar una vuelta y tan feliz”.

S.F.I.: “A veces, sí, claro, pero cuando quieres alcanzar unos objetivos no podemos engañar a nadie. Mira, yo hasta los 58 años doblaba de lunes a jueves cuatro días a la semana. Tuve, incluso, épocas en las que llegué a doblar los siete días. Es más, he llegado a correr 1.530 días seguidos. Pero, claro, eran tiempos en los que todavía podía entrenar a saco y, ¿de qué me ha valido?, pues he sido muy feliz por lo que he hecho, por lo que he compartido y por la gente que he conocido”.

J.A.R.: “Esa es la grandeza, Sergio, ¿quién sabe lo que puede hacer hasta que no lo prueba? Tú lo has probado, yo lo estoy probando”

S.F.I.: “Antonio Postigo me inculcó ese amor supremo hacia el atletismo. Nunca se lo agradeceré lo suficiente. Para mí, ha sido una forma de vida de la que ya no puedo prescindir. También es verdad que yo empecé a correr tarde, al salir del servicio militar. Hasta entonces jugaba al tenis. Pero en 1977 empecé a correr y desde entonces no he dejado de hacerlo. Son más de 40 años haciendo lo mismo. Son demasiados recuerdos. Y claro que cambié. Antes, me planteaba objetivos y si no los cumplía parecía que se acababa el mundo y, si lo piensas fríamente, vivir así no tenía ningún sentido. Otra cosa es tener un grado de fijación en lo que haces, que es lo que me pasa ya. Me gusta pelear, pero si no logro lo que pretendo ya no pasa nada”.

J.A.R.: “Por eso valoro tanto poder, querer, intentarlo, lucharlo, emocionarme con esto y que para preparar el Mundial de Croacia en mi trabajo me concediesen tres semanas libres y los compañeros, en vez de protestar, me diesen la enhorabuena… A veces, pienso que esto es un sueño y tengo una edad…”

S.F.I.: “Porque no podemos dejar de soñar, amigo Juan Antonio… Aunque queramos, no podemos. No sabemos hacerlo y correr nos ha ayudado a entenderlo….”  

@AlfredoVaronaA 


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