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Cómo cambiar los hábitos alimentarios

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Nuestra alimentación se basa principalmente en conductas que llevamos años realizando, y nos resulta muy complicado cambiar estos comportamientos debido a que se han convertido en nuestros hábitos. Es muy probable que las conductas que realizas día a día sean el resultado de conductas que haces sin pensar, comportamientos que en ti son automáticos y, debido a esto, te es difícil dejar de hacer. ¡Pero conseguir cambiar tus hábitos alimenticios para alcanzar unos más saludables es posible! Te explicamos cómo.

¿Qué es un hábito alimentario? Definición

La FAO (Food and Agriculture Organization of the United Nations) define los hábitos alimentarios como: “conjunto de costumbres que condicionan la forma como los individuos o grupos seleccionan, preparan y consumen los alimentos, influidos por la disponibilidad de estos, el nivel de educación alimentaria y el acceso a los mismos”.

Los hábitos alimentarios los vamos adquiriendo a lo largo de nuestra vida y con los años vamos modificando o introduciendo nuevos hábitos, pero estos no son siempre saludables o útiles para nuestra salud.

Seguramente a lo largo de los años has pensado en los malos hábitos que es posible que tengas y que quieras cambiar. Y, si no lo has pensado, la mejor manera para conseguir unos hábitos alimentarios saludables es pensar en los que tienes actualmente y qué quieres cambiar.

Cambiar un hábito que tenemos adquirido desde hace tantos años es complicado, ya que son conductas que realizamos muchas veces sin pensar, que para nosotros son casi automáticas.

Para conseguir cambiar un hábito, es interesante conocer cómo se forma este y la manera en que lo podemos romper. Podemos considerar que un hábito se caracteriza por la siguiente secuencia de sucesos: señal-conducta-recompensa. A su vez, como ya se ha comentado, esta secuencia se activa automáticamente.

Ejemplos de hábitos alimentarios 

Para entenderlo mejor vamos a poner un ejemplo. Llegas a casa de trabajar, es muy tarde y estás agotada (señal), entras en la cocina y abres el cajón donde sabes que estarán las galletas rellenas de chocolate que tanto te gustan y te las comes (conducta), esto hace que te relajes y que se te quite el hambre hasta la cena (recompensa).

Esta secuencia que he descrito es una secuencia de un hábito que muchas personas tienen incorporado en sus vidas y que no es saludable, pero muchas veces se produce sin que tú tengas conciencia de ello. ¿Cuántas veces te has encontrado de repente con que te has comido casi un paquete entero de galletas o una bolsa de patatas?

Por lo tanto, es muy importante el papel que juega la señal en la activación de la conducta, ya que, sin la señal, no hay la conducta. Es posible que ahora mismo estés pensando que tus hábitos te dominan y que tú no puedes tener control sobre estas conductas, pero no es así, puedes convertirte en el dueño de tus hábitos.

Lo primero que tienes que hacer es aceptar la responsabilidad de que sí que tienes control sobre ti mismo y sobre tus conductas. Una vez asumido el control ya puedes ser capaz de romper tus antiguos hábitos y cambiarlos por los deseados. Pero ¿cómo lo puedes hacer?

Cómo cambiar un hábito de alimentación

Te invito a que busques un momento en el que puedas estar tranquila, te preparas un té o una infusión, quizás te pongas aromaterapia, un poco de música relajante y te acomodes en el sofá junto con una libreta y un bolígrafo. A continuación, piensa en todos aquellos hábitos alimentarios que tienes actualmente, tanto los que consideras que son saludables como los que no, y ve escribiéndolos uno a uno en la libreta.

Una vez escritos, decide cuales de ellos te gusta tener y cuáles querrías cambiar. De los hábitos que quieres cambiar, medita y escribe cuándo se producen estos hábitos, cuáles son las señales que activan las conductas y también en cómo te sientes cuando realizas estas conductas.

Luego de haber encontrado las señales, decide por cuál de los objetivos quieres empezar el cambio y, una vez decidido, el primer objetivo a seguir para conseguirlo va ha ser evitar el contacto con la señal que activa la conducta. Por ejemplo, en el caso anterior en que nos comíamos el paquete de galletas de chocolate, una opción para evitar esta conducta sería no comprar las galletas y, al no tenerlas a mano, no las comeremos.

Lo más importante es recordar que para hacer un cambio en tus hábitos alimentarios tienes que tener el convencimiento de que quieres hacerlo, ya que si únicamente los estás intentando modificar por algo externo y no por tu propia convicción, te va a ser más complicado conseguirlo, el éxito va a ser mayor cuanta más motivación tengas en ti.

Por lo tanto, para decidir por cuál de los hábitos vas a empezar a cambiar tienes que preguntarte por cuál de ellos estás más motivada a empezar y si los motivos que te empujan a hacer este cambio son suficientemente importantes para ti.

Tu entorno tiene que ver con que comas mejor o peor, por lo tanto, a la hora de cambiar tus hábitos, se trata de adecuar tu ambiente para que te sea más fácil conseguir el cambio que quieres ver, ya que es mucho más fácil cambiar el entorno antes que cambiarte a ti. De modo que tienes que observar a tu alrededor, valorar los cambios que te serían útiles en tu camino a conseguir hábitos más saludables.

Toma decisiones sobre tu entorno que te puedan facilitar las cosas. Por ejemplo, si te gusta la fruta, pero normalmente no la comes porque se te olvida. Algo en tu entorno que te ayudaría a comer más fruta podría ser tener un bol de frutas a la vista, por ejemplo, en la mesa donde normalmente desayunas, así por las mañanas te acordarás de que debes comer una pieza de fruta.

Es importante que seas consciente de tus hábitos porque muchas veces algunos de los hábitos que tenemos nos producen infelicidad. Por eso sería muy útil que trabajases la identificación y modificación de hábitos, observa las conductas que tienes, cómo y cuándo se producen, y la recompensa que obtienes con ellas. Finalmente piensa qué podrías hacer para cambiar la conducta.

Una vez decidida la conducta alternativa, toca repetirla muchas veces, ya que la generación de un nuevo hábito se basa en la repetición, tienes que repetir la conducta que asocies a la señal escogida y obtener una recompensa final. De este modo vas a crear nuevas rutinas más saludables y que supondrán una mejora en tu estilo de vida.

Aunque tengas muchos hábitos que quieras cambiar, no te preocupes. Empieza por uno y ve poco a poco, el primer paso en todo cambio es reconocer que tienes algún mal hábito. ¡El camino puede ser largo, pero la recompensa es mayor!


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