Con la resaca de la carrera del siglo, los 10000 femeninos, continuaban las disciplinas atléticas en la segunda jornada de Río de Janeiro. Empeñados, desde la organización, en clavar una final cada mañana, hoy le tocó turno al lanzamiento de disco. Los alemanes, en posesión del récord del mundo desde 1996, honor que recae en un lanzamiento de 74.08 m a manos de Jürgen Schult, dominan el oro olímpico también. Los hermanos Harting se han relevado en el cajón número uno del podio, y si en Londres fue Robert, esta vez le ha tocado a su hermano Christoph. El pequeño de los Harting necesitó aplicarse en el último lanzamiento con 68.37 m para superar al polaco Piotr Malachowski, finalmente plata, que dominó el concurso casi hasta el final, con 67.55 m. Un dominio germano rematado por el bronce de Jasinski.
Pero el estadio carioca (al grito de ¡Bolt, Bolt!), que con entradas a 230 euros difícilmente se llenará, también quiere inmortalizar cada gesto del jamaicano. El devorador de Nuggets de McDonald’s en Pekín 2008, anduvo risueño y relajado por el tartán, como sin querer dar demasiada importancia a lo que le queda por vivir deportivamente. Sabe que es el más grande fuera de un ring pero flota como una mariposa, especialmente en los últimos 50 metros donde explota hasta romper lo irrompible, más allá del sonido de los gritos del estadio; 10.07 y sin prisas, en su primera misión, de las tres, que ha venido a cumplir a Brasil.
Eran las series de 100 m más esperadas de las Olimpiadas, donde los tiempos de los ganadores dejaban claro lo que se avecina. En la serie uno Kemarley Brown hacia 10.13, en la dos Justin Gatlin sacaba músculo con 10.01 y cruzaba andando la meta, el chino Zie en la serie tres detuvo el crono en 10.08, De Grasse hizo 10.04 en la cuatro, Meite 10.03 en la suya, el compatriota de Bolt, Blake, 10.11 y el sudafricano Simbine 10.14 cerró en la octava serie una exhibición de velocidad en la que Bruno Hortelano, que renunció a semejante fiesta, habría quedado algo rezagado.
Los 100 femeninos, algo más de un segundo por debajo, también dejaron botones de genialidad. Dafne Shcippers, con 11.16 no quiso forzar demasiado, dominó su serie y se limitó a mirar de reojo el marcador de la campeona olímpica de Londres, Shelly-Ann Fraser-Pryce, que se paseaba por su serie con 10.96, la única que bajo de los 11 segundos.
Segunda jornada de los españoles
Tras el paseo de los jamaicanos y sus rivales, los españoles intentaban cumplir con su papel y les llegaba el turno a las chicas de triple salto (Patricia Sarrapio), 3000 obstáculos (Diana Martín) y 800 (Aauri Lorena Bookesa). Para ellas llegar a Río ya era una línea importante en su currículum, por lo que trataron de hacerlo tan bien como sus entrenadores les habían aconsejado.
Sarrapio, lejos de los 14.15 logrados esta temporada en Sierra Nevada, quedó fuera tras un salto de 13.35 m y dos nulos. El corte del concurso establecido en 14 metros, fue indicativo claro de la gran rivalidad que habrá en la final. La colombiana Ibarguen, plata en Londres, dominó a sus rivales y se clasificó con 14.52 por delante de Rypakova, defensora del oro olímpico.
En 3000 obstáculos, la keniana bajo bandera de Bahréin, Ruth Jabet impuso un ritmo vivo y venció la carrera (9.12.62). Diana Martín, con 9.44:07 finalizó duodécima. Chepkoech (9:17.55) y Coburn (9:18.12), también marcaron los mejores cronos de sus series.
Bokesa acabó sexta en su serie, con un buen arranque inicial, que acabó pasándole factura al paso de la última curva, cerrando su participación en Río con 53.51. La prueba fue dominada por Francis (50.58) seguida de Adekoya (50.72) y Eid Naser (51.06).
Una segunda jornada donde el fugaz show de los más rápidos del mundo dejó una estela con aroma a récord y espectáculo, que quisiera hacer barato el precio de la entrada, pero desgraciadamente la crisis del país impide que el estadio solo pueda animar a Bolt a media voz.
