Bekele y Kipchoge, en una imagen de archivo
Seguramente es la frase con la que muchos llevamos tiempo soñando. Un duelo Bekele-Kipchoge, teniendo en cuenta las barbaridades que uno y otro han logrado este 2019, es puro caviar, canela en rama, un sueño húmedo o todas las expresiones que quieran usar al respecto.
El etíope volvía este año a la mismísima puerta de Brandenburgo para desplegar toda su sabiduría, que es mucha, tras 3 meses escasos de preparación. Y vaya si se mostró. Con su incesante sacacorchos en forma de molinillo reescribió la historia del maratón alcanzando un registro de 2:01:41, tan sólo a dos segundos del récord del mundo, consolidando – por si quedaban dudas – el reinado del fondo mundial. Muchos lo daban por consumido. La mayoría ni siquiera había llegado a imaginar que, a sus 37 años y tras los últimos tres en semidesaparición/decadencia, volvería a ver a Kenenisa volviendo a disfrutar y a brillar en la distancia de Filípides.
“Estoy listo para correr contra Kipchoge”, ha comentado recientemente de forma abierta, contundente y clara el atleta nacido en Bekoji. El mediodía del 29 de septiembre Bekele volvía al primer plano con ese marcón en Berlín, en la ‘meca’. 14 días después, Kipchoge se convertía en el primer ser humano en bajar de las dos horas en maratón. Dos hazañas que nos hacen soñar con que ese reto del etíope se haga realidad y ambos terminen citándose donde sea, en los Juegos de Tokio (el maratón se correrá en Sapporo), en Londres, de nuevo en Berlín, donde les dé la gana.