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Balance energético: qué es y qué relación tiene con el sobrepeso y la obsesidad

balance energético

El balance energético es uno de los factores clave para mantener un buen estado de salud. Este indicador señala la relación existente entre la energía que incorporamos al cuerpo a través de los alimentos y bebidas que consumimos y la energía que gasta el organismo en sus funciones vitales.

Su control es muy importante, hasta el punto de que la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) tiene activa una campaña de sensibilización sobre los peligros de la obesidad, donde insiste a través de vídeos cortos en que el sobrepeso excesivo no es una cuestión estética, sino de salud.

En España, la prevalencia de esta patología se sitúa en torno al 23% de la población. Eso significa que un amplio grupo de ciudadanos padece una enfermedad metabólica, crónica y multifactorial que requiere una actuación dirigida y multidisciplinar para alcanzar el peso ideal, que es el que va a permitir conseguir una mejor calidad de vida y sensación de bienestar.

Qué es el balance energético

Los seres humanos somos heterótrofos, a diferencia de las plantas, que son autótrofos. Los organismos autótrofos obtienen la energía directamente del aire y del sol, pero los heterótrofos hemos de acudir a los alimentos.

Ser heterótrofo significa ser dependiente nutricionalmente de los alimentos, que son las fuentes que nos abastecen de energía para poder cumplir con funciones vitales como la respiración, la circulación o el trabajo físico, entre otras.

El balance energético es la relación existente entre esa energía que se ingiere en forma de calorías y la que se gasta como consecuencia de las propias actividades vitales. Cuando una persona alcanza su equilibrio energético, es capaz de mantener su peso y con ello, siempre que se den otros factores, desarrollar un buen estado de salud física.

Sin embargo, es importante señalar que este indicador varía en función de aspectos como la edad, el nivel de actividad física, el sexo o la composición corporal. En el caso de las mujeres, el ciclo menstrual, el embarazo y la lactancia también influyen.

¿Cómo consume y gasta energía el organismo?

El cuerpo humano solo recibe energía a través de la ingesta de alimentos y bebidas, pero el gasto de calorías sí depende de varios parámetros. La más importante es el metabolismo basal, que es la cantidad necesaria para el funcionamiento de los procesos corporales. Esta partida se corresponde con el 60-70% de la energía consumida. El restante 30% se reparte en el trabajo de digestión, en torno a un 10%; y la actividad física completa el total con un 20%.

La digestión se conoce también como efecto térmico de los alimentos y es el fenómeno que transforma estos productos en nutrientes asimilables por el organismo. El ejercicio físico no es solo hacer deporte, sino que cualquier actividad cuenta, pero es indudable que a mayor nivel de esfuerzo físico, más energía se consumirá.

¿Cómo se calcula el balance energético?

Cada organismo requiere consumir alimentos y bebidas que se transformen en nutrientes para alcanzar el total de energía que consume el cuerpo humano. Si se ingieren más calorías de las que se gastan, el organismo responde con un aumento de peso. Si esto se mantiene de forma continua hasta convertirse en un hábito, el resultado es la aparición del sobrepeso y la obesidad y, por extensión, mayor riesgo de padecer enfermedades crónicas.

El balance energético es ese equilibrio entre energía consumida y energía que se gasta. En cada persona este indicador es distinto, pues depende de los factores previamente comentados, como señala la nutricionista Romina F. Díaz en su estudio “Alimentación y balance energético”.

En este mismo estudio se indican varias fórmulas para establecer el balance energético en función del requerimiento energético total, es decir, el gasto de energía basal sumado al proceso de digestión y el nivel de actividad física.

Una de las fórmulas más utilizadas para calcular el gasto energético total consiste en utilizar como indicador básico la fórmula Harris – Benedict, diseñada por los fisiólogos-nutricionistas J. Arthur Harris y Francis G. Benedict y que ha sido revisada en varias ocasiones.

Esta ecuación integra la talla en centímetros, el peso en kilogramos y la edad en años, lo que aporta la cantidad de calorías necesarias para calcular el metabolismo basal.

MB Hombre = 66,5 + (13,75 x peso en kg) + (5 x estatura en cm) – (6,75 x edad en años)

MB Mujer = 65,5 x (9,46 x  peso en kg) + (1,8 x estatura en cm) – (4,68 x edad en años)

A partir de ahí, este resultado hay que multiplicarlo por un determinado factor en función del nivel de actividad.

  • Poco o ningún ejercicio -> Calorías necesarias = TMB x 1.2
  • Ejercicio leve o ligero (caminar de uno a tres días por semana) -> Calorías necesarias = TMB x 1,375
  • Ejercicio intenso (practicar deporte de seis a siete veces por semana) -> Calorías necesarias = TMB x 1,725
  • Ejercicio muy intenso (varias sesiones de entrenamiento al día) -> Calorías necesarias = TMB x 1,9

La fórmula de Harris – Benedict es solo una más para calcular el requerimiento energético que necesita una persona en su día a día, pero existen otras. Esta tiene como principal inconveniente el hecho de que aumenta mucho su margen de error en aquellas personas que padecen obesidad.


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Regulación del balance energético

A priori, alcanzar un equilibrio entre la energía que se consume y la que se gasta parecería bastante sencillo, pues únicamente habría que calcular el total de calorías a consumir en función de factores como la edad, el peso, la estatura y el nivel de actividad física, entre otras.

Sin embargo, no siempre es así. Si se come menos y se proyecta un nivel de vida más activo se acaba perdiendo peso, eso dice la teoría. Pero la realidad es que cuando ingerimos menos comida, también aportamos al organismo menos energía, y con ello se acaba adelgazando a costa de disminuir las necesidades energéticas.

El balance energético se reajusta con un menor metabolismo basal, lo que se traduce en que si se continúa con esa dinámica, el organismo puede volver a la etapa inicial, con sobrepeso. Eso ocurre con las llamadas dietas yoyó.

A su vez, el estudio “Regulación de la Ingesta y del balance energético: factores y mecanismos implicados” indica que existe una relación completa entre la regulación del consumo de alimentos y el equilibrio energético. Los sistemas endocrino, gastrointestinal y nervioso habilitan las sensaciones de saciedad y hambre en el organismo.

Con todo, un buen  balance energético se alcanza cuando la cantidad de calorías que se ingieren son suficientes para satisfacer la demanda energética del organismo, tanto a nivel basal como el asociado al estilo de vida, la edad y otros condicionantes. Este proceso es importante porque explica en gran medida la prevalencia de sobrepeso y la obesidad en la población, y cómo se puede prevenir.


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