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Analizamos la patología del tibial posterior

El tibial posterior puede tener múltiples afectaciones
El tibial posterior puede tener múltiples afectaciones

Lesiones, por desgracia, hay de muchos tipos. Que afecten a los corredores, también, pero quizás nos resultará más familiar citar los nombres de fascitis plantar o cintilla ilio tibial. Estas dos dolencias son, seguramente, los dos fantasmas más oscuros del ‘running’. Pero no los únicos. Con el Doctor Alejandro Bayo, especialista en podología deportiva, tratamos otra dolencia también extendida y que debemos de saber detectar cuando sufrimos los primeros síntomas. La patología del tibial posterior puede derivar en un desgaste de nuestro tendón, en pie plano adquirido o en hiperpronación. De sus consecuencias, de cómo se puede desarrollar en caso de no detectarla a tiempo y de muchas cosas más hablamos con el Doctor Bayo.

¿Qué es el tibial posterior y cuáles son los síntomas?

“El tibial posterior es un tendón que va por la parte interna de la pierna. Desde lo que sería la rodilla pegadito a la tibia, pasa por dentro del tobillo y va a hacer su inserción en la zona del arco plantar, donde el arco es más alto. Va a tener mucha repercusión en la marcha y sobre todo en el despegue”.

“El paciente cuando consulta dice que le duele el tobillo por la parte de dentro y un poquito hacia abajo. En la palpación es un dolor tipo pinchacito. “Cuando estoy corriendo me noto que me va dando pinchazos muy levemente, sobre todo cuando estoy terminando el entrenamiento o cuando me he enfriado”. Esa sería una primera fase de lesión que la concentraríamos más en la parte de inserción, donde el tendón se engancha al hueso. Es la patología conocida en la zona de inserción del tendón”.

El tibial posterior, un dolor gradual

“El tibial posterior va a tener un factor predisponente que va a ser un pie plano, un pie hiperpronador, una persona con sobrepeso o muy grande, muy corpulenta. El dolor va a ser gradual, no va a venir un gran dolor de golpe. Un pinchacito, una pequeña molestia. La persona va tirando, va haciendo ejercicios, va yendo al fisio a descargar, pero si esta fase no queda controlada puede pasar a una tendinitis mayor y puede afectar al cuerpo del tendón”.

“Es un tendón que nos va a dar una función de soporte del puente del arco plantar. Si empieza a fallar el tendón, el puente se va a ir perdiendo y el pie se nos irá deformando. Es una de las dolencias del pie que cuestan más de tratar. Si una fascia plantar tiene múltiples tratamientos y conseguimos mejorarla, si para el tendón de Aquiles tenemos múltiples tratamientos y conseguimos mejorarlo, incluso con cirugía, el tibial postertior podríamos decir que es una patología grave del tobillo”.

El pie plano adquirido y su relación con el tibial posterior:

“Cuando comentamos el pie plano adquirido del adulto, lo va adquiriendo precisamente por falta de función de los tendones que llegan al pie, el más importante el tibial posterior. Puede haber una persona que tenga un pie plano de pequeñito y que ha llevado plantillas y en algún momento se las ha quitado por comodidad y haga deporte, incremente las cargas, haga ultras, etc, y puede ser que se forme ese pie plano adquirido del adulto. Se da más en las chicas porque son más flexibles que los chicos, de entrada. Y, además, hay un componente de mujeres que tienen bebés. Durante el embarazo tenemos un parto, en el momento del parto se segregan unas hormonas para relajar la pelvis y dar a luz y esa segregación va a condicionar que haya más afectación de ligamentos y se deterioren más. No es de extrañar que a una chica después de dar a luz y con el aumento hormonal le hayan empezado a salir juanetes en el pie y se le vaya aplanando”.

¿Qué grados o fases puede tener el tibial posterior?

“La disfunción del tibial posterior tiene cuatro grados fundamentales:

  1. Por un lado, dolor. No hay afectación funcional, el pie se levanta sin problema, algo de dolor al elevar  pero nos permite hacer un entrenamiento normal, ponernos a correr y hacer deporte con normalidad.
  2. cuando nos referimos a un grado 2, el tendón ya empieza a tener una degeneración a nivel estructural cuando hacemos ecografía, ya no está tan alineado. Entre la fase 1 y 2 es en la que debemos estar más encima  y más en cuidado porque si no curamos esta tendinopatía ya pasamos a un grado 3.
  3. El tendón ya pasa a tener una tendinopatía crónica, las fibras se desprenden, empiezan a haber roturitas del tendón por dentro y ya cuando hacemos una prueba muy sencilla de poner al paciente de puntillas con los dos pies vemos que al talón le cuesta un poco meterse para dentro y cuando lo hacemos solo con el pie afectado vemos que la persona prácticamente no puede levantar el pie porque el tibial posterior no está funcionando. Ahí tenemos un grado tres y si el pie está ya muy deformado y si vemos que el talón va para un lado ya estamos en un grado 4.
  4. El tendón ha perdido del todo la función y ya generalmente estamos hablando de cirugías e incluso de fijaciones a nivel de tobillo.

¿De qué manera trataremos cada fase?

“De primero, prevención. Como no podría ser de otra manera. Un pie plano, un pie que prona, una persona que desgasta más el calzado por la parte interna, es más candidata a hacerse un estudio de la marcha. A lo mejor en ese momento el pie no duele, pero el hecho de que el pie no duela no quiere decir que esté haciendo una función correcta. Ahí la prevención es lo más importante de todo. Cuando estamos en una fase de inicio de dolor, que afecta a la inserción, la fisioterapia, antiinflamatorio, trabajo, propiocepción, todo esto nos va a llevar a que el tendón coja fuerza”.

“Deberemos parar un poquito las cargas de entrenamiento y con el fisio podremos hacer un trabajo de pies para que el tendón deja de doler. Si hay un problema de caída de arco, porque el pie es así, evidentemente tendremos que poner una plantilla de soporte. No nos va a servir en estos casos una zapatilla para pronador o una zapatilla estabilizadora porque el pie dentro va a pronar igualmente. Lo que va a hacer la zapatilla es sujetar que el talón no  se vaya más para adentro, pero el arco lo va a perder igualmente. Es importante, incluso si es un caso de hiperpronación, acompañar con una zapatilla estabilizadora y una plantilla que me soporte el arco, porque es lo más importante, que el arco no descienda”.

“Cuando entramos en una fase 2, que ya el tendón empieza a estar con una tendinitis, un poco inflamado, aquí va bien la fisioterapia y la readaptación deportiva; podemos introducir un tratamiento con una aguja de acupuntura que da impulsos eléctricos para rebajar la inflamación. Si además hay alguna pequeña calcificación o la persona no quiere agujas, podemos tratar esa región con las ondas de choque. Son como una pistola de aire comprimido que da una especie de golpes sobre la zona del tendón, la inserción, etc, que genera un efecto de cambio de estructura del tendón, el colágeno se redistribuye, etc. Siempre que haya un problema de factor mecánico tendremos que corregir con plantillas. Es algo paralelo. A veces los pacientes creen que con la plantilla basta, pero no siempre es así y hay que hacer tratamiento”.

“En cuanto a la fase 3 que el tendón ya está más tocadito, la plantilla nos va a tener que sujetar, vamos a tener que dejar de correr una temporada y aquí utilizaríamos como tratamiento los factores de crecimiento. El plasma rico en plaquetas a través de una extracción de sangre del paciente se centrifuga y se separa el plasma del glóbulo rojo/blanco. Dentro de las plaquetas están los factores de crecimiento. Tienen un gran poder antiinflamatorio y regenerador. Sería una herramienta con la cual podríamos ayudar pinchando dentro del tendón en las zonas más lesionadas. Por ejemplo, el tendón de Aquiles tiene unas grandes evidencias científicas de recuperación total. Tratamos deportistas profesionales con factores de crecimiento con resultados excelentes”.

“Cuando pasamos a un grado 4, una fase avanzada de destrucción del tendón, posiblemente vamos a tener que hacer trabajo analgésico que no sea demasiado agresivo, con una buena plantilla y si no lo superamos será el traumatólogo el que deba realinear todo el bloque del tobillo y hacer seguramente una triple artrodesis para que ese pie no pierda más su función y reducir el dolor”.

La hiperpronación como consecuencia del tibial posterior

“Hay mucho pie que a priori estructuralmente es normal, que tiene una elasticidad muy grande, sobre todo en el antepie (por ejemplo, cuando el primer metatarsiano es muy corto o muy flexible y hacemos el momento de la carga para hacer la elevación del pie esa carga no tiene suficiente fuerza y el pie vence y ahí es cuando se generan las pronaciones). Parece ser que en el calzado deportivo eso se empieza a tener en cuenta y va compensando las zonas del antepie con unas cuñas invertidas por si voy de medio pie o de antepie, que sería una cosa a mejorar en cuanto a técnica de carrera, parece que algún modelo de zapatilla de Asics que sí que trabaja un poco este aspecto (seguramente también en otras marcas). Ahí el técnico de la tienda de zapatillas deberá hacernos un estudio de pronación y hacer un diagnóstico y recomendarnos”.

¿Como actuaremos en los casos de pie plano adquirido?

“En función de cada grado de pie plano tendremos el tratamiento más adecuado, pero el primordial será controlar biomecánicamente ese pie y trabajar mucho la musculatura interna del pie, ejercicios de fisioterapia, etc. En la clínica, por ejemplo, tenemos toda una estructura de trabajo (hay podólogos, osteópatas, fisios, etc) y cada uno hace su parte de trabajo dentro del proceso. No solo va a ser una plantilla, sino que entrará mucho más en juego. Como hemos dicho, en cualquier patología de pie la prevención es superimportante. Debemos evitar como sea que llegue a fase de lesión”.

¿Qué está en nuestras manos como corredores para evitar que aparezca la patología del tibial posterior?

“Cabe decir que en toda la patología del pie puede haber un componente biomecánico, pero puede haber un componente de sobrecarga de entreno también. Yo puedo tener un tendón de Aquiles perfecto y en un entrenamiento de subida, de fuerza, sufrir una rotura espontánea del tendón. Eso puede pasarnos, no tenemos que tener miedo. Eso no lo podemos saber. En la fascia plantar nos puede pasar lo mismo. Hace poco un chico que estaba perfectamente fue a cruzar un paso de cebra, aceleró de golpe y se rompió la fascia plantar. En el caso del tibial posterior el factor mecánico es el principal, por lo tanto, estudio de la marcha, propiocepción (trabajos de equilibrio y de fuerza indispensables para dar estabilidad al pie) un par de veces a la semana (10-15’, no más)”.


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