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Adam Maijó, en la habitación 305 del CAR de Sant Cugat: "Le doy la misma importancia a ser atleta que ingeniero"

Publicado por
Alfredo Varona
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Tiene 20 años y correrá el próximo domingo el Europeo de cross de Dublin sub-23. A los 16 años dejó Batea, en la terra alta de Tarragona, para ser atleta profesional. Se llama Adam Maijó que, además, estudia ingeniería agrónoma. “Me encantan las series lácticas que me dejan mareado”.

 

¿Y cómo es su habitación en el CAR de Sant Cugat?

Bueno, es una habitación doble que comparto con David Delgado que hace 400 vallas en la que tenemos nuestro escritorio, la ducha…. No nos sobra espacio, pero tampoco nos falta

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¿Y compensa vivir ahí?

A mí sí, ya lo creo. Vivo a dos horas y media y me ahorro ese tiempo de desplazamiento que se convierte en tiempo para entrenar. Estar aquí me ahorra sobre todo eso: tiempo. No me tengo que hacer la comida y en dos minutos caminando tengo la pista aquí al lado. 

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¿Y estas facilidades le hacen mejor atleta?

No, mejor atleta como tal, no. Pero le puedo dedicar más tiempo al deporte y eso es lo que te hace mejor. El tiempo es lo que debe hacerme mejor y aquí se lo puedo dedicar. Aquí lo tengo.

 

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El tiempo es lo más importante.  

Me doy cuenta cuando llego de clase a las ocho de la tarde y a lo mejor ese día me toca doblar. Solo me tengo que cambiar y bajar a entrenar. Si estuviese en Barcelona tendría que correr por la calle o ir la pista que me quedaría mínimo a 20 minutos. Estoy de acuerdo: el tiempo es nuestro mejor valor.  

 

¿Y es tan importante ser atleta? 

No es importante como tal. O quizá sí. Si te gusta, sí es importante. Todo lo que te gusta es importante y a mí el atletismo me apasiona. Necesito correr. Necesito hacer atletismo. A veces me he planteado como sería mi vida si no hiciese atletismo. Soy incapaz de responder a esa pregunta. 

 

¿Sería mejor estudiante quizá?

Igual sí o igual no. Ahora tengo el tiempo justo y lo aprovecho de veras. Pero si tuviese más no sé si sabría organizar el tiempo libre. Es una pregunta difícil. Al final, a todos nos gusta tener tiempo libre. Pero en mi caso no sé si sabría como organizarlo.  

 

¿Qué es más importante ser atleta o ingeniero?

Ahora le doy la misma importancia a las dos cosas. A corto plazo me interesa ser atleta. Pero a largo plazo ser ingeniero. Si ahora alargo mi carrera académica no pasa nada. Si necesito seis años para terminar la universidad no me importa. No me interesa agobiarme en terminar cuatro años. Pero todo el tiempo que ahora no le dedique al atletismo no volverá.

 

¿Y qué le dicen sus padres?

Su apoyo es brutal y eso me motiva hasta el infinito.

 

La motivación lo es todo.

A mí me motiva lo que hago. Me motiva el atletismo y me motiva la ingeniería agrónoma porque lo he vivido siempre. Mi hermano, que me saca ocho años, tiene una empresa de aceite y mi padre de maquinaria agrícola. Me he criado en un pueblo característico por su aceite y por su vino. Al final, la ingeniería a la que me quiero especializar está relacionada con vinicultura para gestionar los viñedos, los olivos, como cuidarlos para mejorar la cosecha.

 

¿Y cómo se cuida usted? 

En cuanto a la alimentación los menús son de una nutricionista. Aquí, en el CAR, no puedes comer mal y en cuanto a horas de sueño me voy sobre las doce a la cama y me levanto a las ocho. Intento no madrugar y cuando hay una competición trato de dormir más como ahora para el Europeo de cross. De hecho, me voy a quedar en el puente en el CAR.

 

¿Cuándo estudia?

Buena pregunta. Por las mañanas antes de entrenar y por las tardes trato de sacar una hora antes de ir a dormir. Son asignaturas básicas, química, biología, dibujo… No son fáciles. Pero si le dedicas tiempo las puedes sacar.

 

¿Y en qué se parece estudiar a entrenar? 

Hay que dedicar horas. De lo contrario, no habrá buenos resultados. Y por eso le dedico horas. Debes gestionar cada día tu tiempo y eso te hace madurar. Llevo desde los 16 años fuera de casa. Me fui al Centro de Tecnificación de Amposta y a los 17 vine al CAR de Sant Cugat.

 

¿Quiere volver a casa?

En un futuro, sí. Mi futuro está en el pueblo. Pero antes quiero ser atleta profesional y debo estar aquí. Aprendí a echar de menos a mi pueblo. Es difícil porque somos menos de 2.000 habitantes. Nos conocemos todos y el ambiente es brutal. Para mí, volver al pueblo es energía, es desconectar, es estar con los de siempre.

 

¿Tiene dinero?

No tengo prisa en ganar dinero. Al final, hacemos atletismo porque nos gusta. Si va bien iré para adelante. Y sino nadie me puede quitar el placer de intentarlo desde el campeonato escolar de Catalunya de cross. Aquel día entendí que esto es lo mío: yo jugaba al fútbol.   

 

¿De quién aprendió más?

De mi entrenador: Carlos Castillejo. Recuerdo el día que hice 13’55”. Le dije, ‘no creo que sea capaz de correr por debajo de 14’ y él me contestó: ‘te he visto entrenar y ya verás como sí, tú dedícate a correr’. Y salió.

 

¿Sabe tanto Castillejo?

Para mí, sí. Su capacidad para improvisar en los entrenos es increíble. En mitad de un entreno si no salen las cosas es capaz de modificar para terminarlo. Recuerdo hace año y medio con el covid: yo llegaba del pueblo y tenía 4×800 y alguna serie corta a ritmos rápidos. Hice los dos primeros. Me vio la cara y me dijo: “se te ve cansado, vamos a hacer otra cosa”, y sin problema.

 

¿Qué entreno prefiere?

Las series lácticas rápidas, fuertes, en las que terminas mareado y te duelen las piernas. Para mí, son 4×500 haciendo un 300 a ritmo a 49 y un 200 a muerte a 26 segundos. Es lo que más fuerte me pone. 

 

¿Ganará el Europeo de cross sub-23 en Dublín?

No creo. Me gustaría pero no creo. Es mi primer año sub 23. Tengo dos años más en la categoría. Me veo bien pero no sabría decir una posición. Pero me gustaría estar entre los 15 primeros. 

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