18 meses de lesión y una retirada fueron suficientes para enterrar 29 años de leyenda viva y un palmarés único en la historia del fondo. Invicto en la distancia se encontraba a una carrera de conseguir el quinto título mundial consecutivo, hazaña que Gebrselassie ya intentó en Edmonton 2001 y vio frustrada a manos del keniata Kamathi. Pero Bekele había estado ausente, demasiado tiempo en el banquillo catapultaban como favorito al británico-somalí Mo Farah que en los últimos meses había tomado su lugar con fuerza dominante.
Y es que la dinámica acelerada en la que vivimos cuestiona las trayectorias de largo recorrido, y en este caso amenazaba la hegemonía ejercida con mano de hierro en el fondo mundial. Sin tiempo para la nostalgia, destronar al hombre nacido en Bekoji, en Etiopía, era una gesta que Mo Farah se había comprometido a ofrecer . Y es que Mo es fuego, se muestra intratable desde que decidió cruzar el atlántico para ponerse bajo las órdenes de Alberto Salazar, entrenador que se resiste a sucumbir a las diferencias genéticas y/o medioambientales existentes con los corredores africanos, poniendo la tecnología al servicio de la mejora del rendimiento deportivo.
A sus 53 años el prestigio y carisma de Salazar es inconcebible. Representa un mito, un puente viviente entre el presente y el pasado del legendario Oregon Runners Club: Steve Prefontaine, Frank Shorter, Bill Bowerman, Mary Decker…Su padre, un disidente cubano, huyó de la isla una hora antes de que lo detuviera la policía política de Fidel Castro. Salazar fue un corredor sensacional, ganando tres veces consecutivas la maratón de Nueva York en la década de los 80, cuya carrera terminó prematuramente cuando se rompió un tendón. Se retiró de la competición en 1994.”Quería ganarlo todo. El maratón era un duelo donde alguien tenía que ceder antes o después. No iba a ser yo“. Como entrenador es fiel a su filosofia, periodización inversa, acumulando el máximo de kilómetros pero sin cometer el error que él mismo cometió como atleta. Siempre cerca de las nuevas tecnologías como una forma de minimizar las lesiones. El arsenal de artilugios que usa y promociona, unido a la mejora fugaz y exponencial de su cuadra, ha centrando la atención del atletismo mundial en los últimos años. La eclosión de grandes figuras en esas latitudes no se detiene: Ritzenhein, Hall, Webb, Rupp, Solinsky, Flannagan, Tegenkam, Manzano, Goucher, Centrowitz, Wheating…etc,
Para Farah el cambio había jugado un papel importante en su trayectoria que, hasta la fecha, acreditaba un sexto y séptimo puesto en los dos últimos campeonatos en Osaka y Berlin y un cómodo doblete en la cita europea de Barcelona. Era el hombre llamado a forzar la abdicación.
Ambos llegaron al mundial de Daegu como protagonistas de una prueba que corredores y entrenadores temen y atrae a los aficionados. Demasiados gallos en el mismo corral. Pero como ya sucedió en Berlín apareció Tadesse e impuso un incesante sacacorchos a ritmo de 2m 42s el kilómetro frustrando las opciones de Bekele, que sufrió su primera derrota en la distancia y acabó retirándose. Aun así el cetro mundial siguió en manos de un corredor de Etiopía. En una sensacional definición Ibrahim Jeilan desplazó a un Mo Farah obstinado en no abandonar la cabeza en las últimas vueltas.
Días más tarde Bekele reapareció sobre sus propias cenizas. En Bruselas, el mismo escenario donde hace seis años establecía el actual récord mundial de los 10000 metros (26:17.53), hizo lo que se espera de los genios. Era el momento de demostrar al mundo que aún estaba en liza . En el Memorial Van Damme , Kenenisa Bekele sorprendió a la mayoría mediante la carrera más rápida de 10.000 m de la temporada- 26:43.16-.
Ahora, empujado por el orgullo, está deseando enfrentarse al británico Mo Farah para hacer de la final olímpica de Londres “una de las carreras más grandes de los Juegos Olímpicos”. “Él tiene confianza de nuevo”, afirma su su agente, Jos Hermens, a Associated Press. En caso de victoria sería el primer hombre en conseguir el triplete olímpico en la prueba de los 10000 metros.
El envite de las casas de apuestas es claramente favorable a Farah (2.25 contra 4 ), sin olvidar al resto de candidatos, los Gebremarian, Tariku, Karoki, Kipsiro, Masai, el outsider Galen Rupp y por supuesto el gran Tadese que viene de estrellarse en maratón. ¿Cuál es tu pronóstico?
Final de 10.000 metros masculinos, sábado 4, 22.15 horas
