A Primoz Roglic poco le importa parecer simpático con los medios. Es privado: sus sonrisas las guarda para el interior, como lo dijo tras coronarse campeón. Quizá sea por la molesta que le genere saber que en tantos años de ostracismo nadie le reconoció y ahora, de la noche a la mañana, es el más solicitado.

Madrid encumbra a Roglic, el campeón más privado (leer noticia)