Que el Girona nunca se da por vencido es algo que se conoce. Lo dijo Míchel tras el duelo de ida, que eran "tres veces inmortales", como la ciudad misma. Y los rojiblancos llegaron a Ipurua para demostrar que aún tenían vida. Un golazo de Borja García y la aparición en la prórroga del de siempre, Christian Stuani, sirvió para dar la vuelta a la serie ante el Eibar y meterse en la final del playoff de ascenso. Ahora espera el Tenerife.

El Girona nunca se rinde y ya está en la final (leer noticia)