Era una final. Otra final. La enésima final. Un nuevo partido decisivo que el FC Barcelona no podía perder. “Tenemos que ganar. No nos queda otra”, había vuelto a decir Xavi Hernández en la previa. El Deportivo Alavés y Mendizorroza esperaban a un equipo culé que, tras las dolorosas eliminaciones de la Supercopa de España y la Copa del Rey, estaba obligado a reaccionar. A dar a su afición ni que fuera un motivo para ilusionarse. En términos de juego, el cumplimiento de la misión fue dudoso. Las buenas sensaciones volvieron a brillar por su ausencia. Frenkie de Jong, como mínimo, evitó con un gol en el minuto 87 que el resultado volviera a ser negativo y se vistió de héroe para marcar diferencias tal como le había pedido su entrenador en rueda de prensa. Tal como le pedía, desde hacía mucho tiempo, el barcelonismo.

Frenkie 'descongela' al Barça en Mendizorroza (leer noticia)