A falta de cuatro jornadas para el final de Liga y a solo cinco días de un duelo trascendental ante el Atlético de Madrid, el Barça tiene un problema: la sangría de goles encajados. Lo admitió Piqué tras la victoria en Mestalla y también Alfred Schreuder: el equipo debe defender mejor si quiere acabar cantando el alirón. No hay tiempo ya para progresar adecuadamente; la mejora tiene que ser sensible e instantánea.

El Barça, obligado a frenar la hemorragia de goles en contra (leer noticia)