Cuando parecía que el Celta despegaba y comenzaba a dejar lejos el descenso, una dolorosa goleado encajada en feudo de un rival directo como el Mallorca ha vuelto a encender las luces de alarma en Balaídos. El contundente 5-1 que le endosó el cuadro balear a los de Òscar García ha sentado como un jarro de agua fría.

"Ese penalti no se lo pito ni yo a mi hija en casa" (leer noticia)