La gente del Villamarín se marchó enfadada. Muy enfadada. No por el espectáculo que habían visto sobre el cesped sino por el desenlace del loco partido. Un empate más, una jornada más sin ganar. Un 3-3 que tampoco contentó a un Mallorca que vio como en dos ocasiones estaban por delante en el marcador. Dos penaltis en la primera mitad les condenaron.

Loco empate en el Benito Villamarín (leer noticia)