El duelo directo entre Osasuna y Valladolid se saldó con un empate que era casi inevitable. Con dos ocasiones muy claras para cada uno y la falta de puntería como pecado mútuo. No en vano, los rojillos no habían ganado en sus últimos cuatro partidos, siete en el caso de los blanquivioletas. Los de Jagoba Arrasate apretaron las tuercas del Pucela en el tramo final, peor antes sufrieron para resistir ante el equipo de Sergio González, incapaz de vencer a domicilio desde septiembre lejos del José Zorrilla.

Asedio con la pólvora mojada de Osasuna y Valladolid (leer noticia)