Cuando se enfrentan dos equipos como estos, el factor campo, el público propio y el hecho de que haya ida y vuelta no genera mucha ventaja. Los jugadores de estos dos equipos están acostumbrados a jugar en este tipo de escenarios, con mucha presión, exigencia y estrés. Esto requiere mucha concentración, personalidad, velocidad mental en las ejecuciones y, sobre todo, calidad en la creación. La efectividad y la influencia de la grada afectan poco al rendimiento. Ayudan, pero no son determinantes.

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