La derrota frente a Argentina abrió una herida profunda en el seno de la CBF. Nunca es plato de buen gusto salir humillado ante el eterno rival, más si las sensaciones que dejó la 'Verdeamarela' en el Monumental fueron de un combinado sin alma ni liderazgo, con un Vinicius y un Raphinha, los supuestos jefes del vestuario, más pendientes del 'chau-chau' previo que de mostrar su valía sobre el césped.

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